La Secretaría de las Mujeres (Semujer) llamó a desnaturalizar y generar un cambio de cultura para erradicar la violencia comunitaria que enfrentan cotidianamente las zacatecanas, misma que está muy arraigada en la sociedad.
Esa modalidad de violencia en el espacio comunitario se expresa a través de tocamientos, manoseos, piropos o frases de carácter sexual que molestan u ofenden a las mujeres, lo que incluye también insultos y hasta violaciones.
Dicha clasificación de violencia contra las mujeres es un problema delicado, ya que están expuestas en lugares de convivencia común y frecuente. Una de las manifestaciones es el hostigamiento que viven en la calle de manera cotidiana.
Los comportamientos violentos de los hombres en contra de mujeres que suceden en los espacios públicos se clasifican en tres tipos: intimidación, abuso sexual y agresiones de carácter físico.
Lo anterior, con base en cifras de la última encuesta del Panorama de Violencia contra las Mujeres en Zacatecas ENDIREH, la cual indica que 25 de cada 100 zacatecanas sufrió violencia comunitaria.
El porcentaje es menor a la media nacional (que representa 32 de cada 100 mujeres que manifestó haber sufrido violencia comunitaria), pero sigue siendo preocupante, ya que esta violencia lacera la libertad, seguridad, integridad y libre tránsito de las mujeres.
La violencia comunitaria es resultado de conductas basadas en constructos de género, que promueven e invisibilizan la agresión sexista, enmascarada en el ensalzamiento de la belleza femenina o prejuicios por la forma de vestir.
Lo anterior se ve reforzado por el poder simbólico asignado culturalmente a los hombres sobre las mujeres.
Este tipo de violencia puede ser cometida por personas indistintas, mayormente desconocidos; no obstante, pueden ejercerla personas cercanas y familiares, así como individuos en posición de autoridad.
La violencia comunitaria se ubica en espacios públicos como: trabajo, instituciones educativas, centros de recreación, instancias de salud, medios de transporte y vía pública, entre otros.
Una más de las estadísticas que arroja la ENDIREH es en el sentido de que cada 100 mujeres violentadas en espacios comunitarios, 90 de ellas tuvieron situaciones de intimidación por parte de los hombres.