Por David Monreal Ávila
· La prosperidad, de deseo a compromiso.
Esta celebración de fin de año es muy especial para mí, no sólo por terminar un ciclo más, sino porque hemos cumplido un propósito común: sentar las bases de la 4ta transformación de México.
Fueron muchos años de lucha los que culminaron con un triunfo que nos renovó de esperanza y de alegría para continuar trabajando.
Al igual que las mujeres y hombres que hicieron posible nuestra independencia, la reforma y revolución, quienes hemos tomado el estandarte de la 4T estamos dispuestos a entregar todo nuestro tiempo, dedicación, inteligencia, pasión y amor por el México que soñamos.
Debemos estar orgullosos de haber avivado la chispa de la esperanza hasta convertirla en el intenso fuego de cambio que arde en toda la república, y en especial, en la tierra de Zacatecas.
Hemos demostrado que nos asiste la razón, que es posible separar la ambición de la política y regresar el poder al pueblo.
No obstante, hoy tenemos más responsabilidad que nunca. Por una parte, debemos defender nuestra victoria de quienes vieron afectados sus intereses por el triunfo popular; tenemos también la obligación de seguir convirtiendo esa victoria política en mejores condiciones de vida para las mayorías, con énfasis en los más humildes; y por último, hacer llegar la 4T a cada rincón del país y de Zacatecas.
Ya logramos renovar al congreso del estado, con lo que dimos un gran paso en el camino correcto, dando verdadera representatividad a la ciudadanía, pero para desterrar la corrupción de nuestra tierra, hace falta perseverancia y la fuerza organizada de cada uno de nosotros.
Conozco a mis paisanos. La gente de Zacatecas es muy trabajadora, siempre que podemos le damos la mano a un amigo, cumplimos nuestras promesas, gozamos de la tranquilidad, amamos la naturaleza que nos favorece con sus bondades, siempre hacemos frente a las dificultades con fe en futuro.
A ti, que has estado en esta lucha desde hace años, que tienes vivo el recuerdo de nuestros ancestros, que has vivido y enfrentado cara a cara la injusticia, que has visto cómo un pueblo organizado es capaz de acabar con el mal gobierno, y que tienes la dignidad de tomar la historia en tus manos, te reconozco, agradezco y te digo: venceremos.
Difundamos una nueva forma de vivir en comunidad, hermanados, unidos más allá de cualquier diferencia; libres de cualquier influencia externa o ambición particular, conscientes de nuestro entorno y de nosotros mismos, comprometidos con las futuras generaciones y satisfechos de estar haciendo lo correcto.
Te agradezco llegar al final de estas líneas y me despido con un último mensaje: la prosperidad de los próximos años esta vez no es sólo un deseo, es un compromiso.