Los diputados iniciaron bien
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Zacatecas, Zac.
domingo, Mar 2, 2025
Marco Antonio Flores Zavala
Hace 200 años, el 28 de enero de 1822, se reunieron los electores de la provincia. Lo hicieron de acuerdo a la convocatoria emitida por la Junta Provisional Gubernativa, instancia que gobernaba el reino –interregno previo al imperio de Iturbide-. Primero eligieron a los diputados al Congreso Constituyente general, al día siguiente debieron elegir a los primigenios integrantes de la Diputación provincial de Zacatecas: siete diputados y a tres suplentes, más el intendente y el jefe político.
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Los electores fueron los primeros representantes políticos de una región de la provincia. Todos eran personas de “luces” y con reconocimiento en cultura y economía. Sus gastos estuvieron sufragados por la Real Hacienda; imposible la compra o la delegación de la posición.
Los diputados, cuyo título no es una novedad en el lenguaje y las prácticas electivas del régimen –estaban los diputados de los mineros-, por lo menos en una década y en otras fases del pasado republicano, significaron lo que significan: individuos elegidos para representar los intereses de un territorio, en este caso los partidos de la intendencia: Zacatecas, Sombrerete, Mazapil, Pinos, Fresnillo, Pinos, Juchipila y Aguascalientes.
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La fuerza política y legitimadora de los electores y de los diputados provenía de los ordenamientos de la Constitución de Cádiz de 1812, el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y la Convocatoria al Congreso Constituyente. Entre los rasgos que sobresalen es que la Diputación fue la primera instancia colectiva que tuvo una representación reconocida por las comunidades y los actores que integraban la provincia, misma que estaba delimitada desde el siglo XVIII.
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En el transcurrir de su trabajo, la Diputación paulatinamente ejerció facultades políticas que no le correspondían, como pronunciarse por la República y el federalismo como forma de organización nacional. Lo hizo en detrimento del jefe político y del intendente, a quienes anuló políticamente.
El intendente estaba circunscribiéndose como un área de recaudación fiscal para el gobierno general y el jefe político de la provincia lo situamos como un representante de la Junta Gubernativa y del emperador Agustín de Iturbide. No obvie, la figura de gobernador no está presente, no existe.
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La primera reunión de la Diputación fue el 24 de marzo de 1822. Sí, un bicentenario de tener, sostener y ver las teatralizaciones de los diputados. Desde marzo, hasta octubre del año siguiente, cuando se pasó al Congreso Constituyente del Estado de 1823-1825, hubo más de cien sesiones, con dos reuniones en cada semana.
De acuerdo al libro de las Actas de sesiones de la Diputación provincial, editado por Beatriz Rojas (Instituto Mora), la primera acción era la lectura en voz alta del acta de la sesión anterior. Aprobado el documento, se pasaba a la lectura de otros textos. El orden era el de la recepción, aunque hay jerarquización: primero lo que provenía de la Ciudad de México o Guadalajara y al último la correspondencia de individuos. Seguía lo remitido en Zacatecas, fuera de la ciudad o del interior de la provincia.
A la lectura puntual, sin exclusión de lo recibido, procedía la discusión para acordar, decretar, conceder y ordenar. Estos eran los verbos con los que concluían su decisión y ordenaban se respondiera en documento. Pero previo estaba la discusión. Se percibe que no hay jerarquía ni preferencia en los oradores. Se opinaba para proyectar la resolución, luego se disentía o fortificaba lo dicho.
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En su existencia, el primer cuerpo representativo de la provincia no estuvo completo en cuanto al número de sus integrantes propietarios; siempre le faltaron diputados y el jefe político titular –la ausencia fue por enfermedad-. Para allanar el quórum, se convocó varias veces a los suplentes, e incluso se habilitó a regidores del ayuntamiento de la ciudad de Zacatecas.
Las sesiones las efectuaron en dos salones, rectangulares e improvisados. Para significar su función, le colocaron los símbolos correspondientes a cada régimen: el imperial y el republicano. La primera estancia, que fue breve, estuvo en la sala del ayuntamiento (marzo-junio de 1822). La siguiente, por más de un año (junio de 1822-octubre de 1823), ocupó una habitación de la casa que rentaba el intendente. Ahí, la Diputación y su secretaría cohabitaron con el apoderado del edificio-.
Si el primer día de trabajos estuvieron entusiastas y ceremoniosos, al concluir los diputados no hallaban eco popular y posibilidades de transitar al Congreso Constituyente.