Los diputados tienen historia

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

Marco Antonio Flores Zavala

Los integrantes del Poder Legislativo hoy día son una muestra de la cultura política popular que ha renunciado a la tradición. Hoy día ser diputado es un empleo más bien remunerado. 
*
El Poder Legislativo, por sí, y ante la administración pública, es históricamente el espacio fundamental de la política regional –así es antes y después de los procesos electorales-. Aunque hoy día algunos, sin profesión política y comprensión histórica, se colocan como emisarios o delegados del Ejecutivo. 
Actualmente, al renunciar a la función histórica política, los diputados del gobierno (no de partido) hacen comedia de burocracia, por un salario.
*
En historia de la política estatal, es importante situar que el Poder Legislativo es una institución anterior al Ejecutivo, basta con leer el índice de la Constitución local. 
Los antecedentes del Legislativo no se limitan a la Constitución de Cádiz o la formación del Imperio, se remontan a las revoluciones inglesa y francesa, a las revueltas protestantes y a los mecanismos de defensa en la construcción misma del Estado.
*
Es básico saber: En México, y Zacatecas, desde los primigenios diputados (1823), además de saber leer y escribir, también debían hablar (eran doctores en Derecho, Teología o Filosofía).
No podían auxiliarse con empleados personales para saber qué decir o no al dirigir la sesión; aprendían y ensayaban los reglamentos, los manuales del parlamentarismo europeo.
*
Cuando eran elegidos, y aprobada su representación o credencial, lo primero que solicitaban eran los medios económicos para el traslado a la capital estatal. 
Separaban inmediatamente el disfrute de sus bienes de la dieta (recurso suficiente para el pago de residencia o domicilio postal, gastos de alimentos y quizá para el vestuario; en el edificio del Estado estaba una biblioteca apta para la función pública). 
El fuero estaba vinculado a la libertad de pensamiento, era una liberación de naturaleza religiosa, no a los delitos de propiedad y seguridad.
*
En la primera fase republicana, el legislativo era un poder permanente, aunque las sesiones eran martes, miércoles y ¡sábado!
La política, el sostenimiento de clientelas e intermediarios, era a través de cartas o visitas ocasionales a sus demarcaciones. 
*
Luego crearon la Diputación permanente –se introdujeron los recesos legislativos- y le atribuyeron la supletoria de la soberanía: el presidente de ese comité era el suplente del gobernador.
*
Durante el régimen porfirista y en la fase del autoritarismo priista –incluye el cardenismo- el Poder Legislativo local, como en otras entidades, los diputados eran representantes de los intereses económicos de su distrito, gestores ciudadanos y políticos que debían forjar trayectoria en el escenario público y no en el empleo asalariado; fuese trayectoria para el partido, la burocracia y obvio la ambición de la modernidad posible del sistema político mexicano. 
*
Ahora, luego de la transición democrática, algunos diputados son una muestra de la cultura política ordinaria que ha renunciado a la tradición, a la historia política. Hoy día ser diputado es un empleo bien remunerado. 
En fin, con la mayoría de los representantes no hay vocación política (por favor, no recurrir al eufemismo hipócrita de “servicio”, porque para eso están las asociaciones civiles, no los partidos políticos).

Deja un comentario