Los gobernadores (1823-1835)

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Quiénes fueron los gobernadores de Zacatecas, los del primer oleaje decimonónico.

Marco Antonio Flores Zavala

La República como forma de gobierno obligó a usar nuevos títulos para los funcionarios, distintos a los del régimen colonial y a los del imperio. Atrás quedarán los intendentes y el jefe político superior, la novedad será el de gobernador, asignación proveniente del nuevo orden constitucional.

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El gobernador es el titular del Poder Ejecutivo de un gobierno estatal. Su autoridad, reglamentada por la legislación del Congreso local –el poder público más poderoso e importante en ese período de transición–, y se ejerció en el territorio que integraban Zacatecas y Aguascalientes –fueron separados en 1835–. Al principio -1823- a la oficina le designaban Gobernación.

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El coronel Juan Peredo fue el primer gobernador. Designado por la Diputación provincial, comenzó su gobierno el 19 de octubre de 1823, percibiendo un sueldo anual de tres mil pesos. Desde el mes de abril, Peredo estaba en la ciudad de Zacatecas, había venido con su tropa para restablecer el orden público alterado por la guarnición y por algunos particulares adheridos al Plan de Casa Mata –se exigía el restablecimiento del Congreso constituyente general de 1821–. En mayo, la misma Diputación nombró a Peredo comandante local de las armas e integrante de una junta consultiva gubernamental sobre seguridad pública, al lado del jefe político superior Domingo Velázquez, el comandante general de las armas Pedro de Iriarte, Pedro Ramírez y Manuel Abreu.

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Tras la firma de los Tratados de Lagos, mediante el cual se forzó al gobierno central para que se decidiera por la República federal y permitir que los estados organizaran su régimen interno, la Diputación provincial estableció el Congreso constituyente y eligió a Peredo como gobernador provisional.

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Peredo cesó como gobernador el 18 de marzo de 1824, cuando el Congreso constituyente aceptó su renuncia por “motivos de salud”, en su lugar designó a José María Hoyos, otro integrante de la Junta Consultiva Gubernamental sobre seguridad pública. Hoyos permaneció hasta el 31 de marzo de 1824. Ese día Pedro José López de Nava tomó posesión como gobernador provisional.
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Después de la renuncia de Peredo, se convocó mediante un decreto a los ayuntamientos para que enviaran una terna con el nombre de los individuos idóneos para el puesto, obligándolos a hacerlo en diez días. Con las propuestas de una veintena de ayuntamientos, el Congreso eligió por mayoría de votos al abogado sombreretense José María Bracho, quien no aceptó por “motivos de salud”. Entonces se nombró a López de Nava –segundo lugar–, quien, realizadas nuevamente las elecciones, sería rarificado en el puesto. Manuel González Cosío, alcalde de Jerez, fue “teniente gobernador”, o suplente del gobernador.

López de Nava provenía de la activa villa de Aguascalientes, donde su familia poseía haciendas y él era alcalde. Tiene el mérito de haber promulgado la primera Constitución política del estado. En 1825, de acuerdo al procedimiento que estipulaba el texto constitucional –los ayuntamientos proponen y el Congreso dispone– nombraron gobernador a José María García Rojas y, otra vez, como teniente gobernador a Manuel González Cosío, quien agregó a su designación el de secretario de gobierno. Domingo Velázquez suplió a García Rojas por cuatro meses, quien enfermó en 1828 y después renunció.

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Durante el gobierno de García Rojas inició el proceso de sustitución de los actores del régimen colonial por quienes dominarían en el escenario público durante la primera mitad del siglo XIX. Esto se observa en la trayectoria de los individuos que integraron las legislaturas. Igualmente, al primer gobernador constitucional le correspondió como autoridad el de suprimir instituciones del antiguo régimen, como las diputaciones territoriales de minas.

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Francisco García Salinas (Jerez, 1786–San Pedro Piedra Gorda, 1841) fue gobernador de Zacatecas entre 1829 y 1834. El Congreso local lo designó interino, para que concluyera el período gubernamental de José García Rojas; luego lo nombró gobernador constitucional por reunir “la pluralidad de votos” de los ayuntamientos del estado.

Al inicio García Salinas no aceptó, pero el Congreso casi lo obligó a hacerlo. Apenas tomó posesión (enero de 1829) cayó enfermó y su médico, Pedro Ramírez, le sugirió descanso. En su lugar quedó Manuel González Cosío, mientras regresaba de Sombrerete el teniente gobernador Domingo Velázquez, quien intentaba restablecer el orden público de esa villa, alterada por una revuelta local.

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Si aceptamos que García Salinas fue un gobernante modelo, de virtudes republicanas, aceptemos que él y su familia conformaron una familia empresaria que impulsó el crecimiento de sus haciendas, fomentó el comercio y la industria, y fundó un banco; asimismo, conformaron una familia política, pues sus integrantes, además de diputados locales, fueron gobernadores: Antonio –hermano de Francisco, de 1849 a 1850; Gabriel García Elías –hijo–, de 1870 a 1874; Genaro G. García, de 1900 a 1904, y José León García en 1912 (sobrino y nieto). Su ascenso se debió al activo básico de su capital social: ser García Salinas.

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En 1832, García Salinas volvió a ser designado gobernador constitucional por un período de dos años –por tratarse de una reelección: 1833–1835–. No obstante, el proceso no fue fácil: los ayuntamientos, facultados para proponer a los candidatos al Congreso –era el elector definitivo–, presentaron ternas donde el ejecutivo no aparecía. Los otros candidatos fuertes eran el expresidente de la República José María Bocanegra, el diputado local Valentín Gómez Farías –fue nombrado teniente gobernador– y Manuel González Cosío.

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Para relevar a Francisco García Salinas, el Congreso designó a Manuel González Cosío y teniente gobernador a Antonio García Salinas. Inició en enero de 1835. Según la Gaceta de Durango, el resultado de la elección “tenía en expectativa a la República entera por el grado de influencia política”.

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Pese a los augurios de grandeza, el gobierno estatal cesó sus actividades en mayo de 1835, cuando el ejército comandado por Antonio López de Santa Anna derrotó a las milicias cívicas que defendían el programa federalista de las autoridades zacatecanas. Fue entonces cuando se estableció la República centralista en el país.

Este texto es un fragmento del libro Los Decimonónicos. Nombres, episodios, publicaciones y díceres… publicado por la Fundación Roberto Ramos Dávila.

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