Los hombres del sistema político estatal

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

Marco Antonio Flores Zavala

Sumario: Mientras preparo una comunicación académica sobre las “primeras damas de Zacatecas, de Peredo a Rodríguez”, sigo redactando notas de los esposos, los ex gobernadores de Zacatecas, sus colaboradores políticos, la burocracia, los funcionarios y los amigos.

Hace tiempo el doctor Gonzalo Aréchiga Lira hizo un acto de generosidad conmigo: obsequió casi medio centenar de libros. Valoro el detalle, pero más las posibilidades de configurar las rutas que genera al mirar los diferentes tomos: noto el haber de un ilustrado universitario procedente de Jalpa, y me configura una responda interina a la pregunta ¿qué leyó un actor público en sus años de formación, preparación e intervención en el espacio público político, de las décadas 1980-2000 (por supuesto sigue con vida y activo en los sanedrines de la ciudad capital estatal)?

*

En el caudal están dos libros que mantienen calado en la historia del presente político, ambos son textos redactados por don Daniel Cosío Villegas: La sucesión presidencial (Mortiz, 1975) y El estilo personal de gobernar (Mortiz, 1976).

*

En la cuarta de forros de La sucesión presidencial señala: “El autor ha presentado sus tres ensayos sobre nuestra vida pública con una clara secuencia lógica. En El sistema político mexicano (8ª edición, 52 mil ejemplares) sostiene que la pieza fundamental de semejante sistema es un presidente de la República dotado de facultades y recursos tan grandes, que se asemeja a un emperador sexenal [recuérdese a las narrativas de Enrique Krauze]. Entonces, es inevitable que la persona del emperador colore su obra de gobierno, y por eso se examina el caso concreto del presidente Echeverría en el segundo ensayo, El estilo personal de gobernar (6ª edición, 82 mil ejemplares). Pero quedaba un misterio por despejar: ¿cómo se fabrica este ser extraordinario que durante seis años rige los destinos de un pueblo? […]”

*

Pudiese señalar las huellas de apropiación del doctor Aréchiga o el tipo de análisis empírico de Cosío Villegas —Cfr. Luis Medina Peña, Mauricio Merino, Rogelio Hernández, Luis Rubio, incluso Lorenzo Meyer—, pero estoy redactando notas sobre los ex gobernadores de Zacatecas y con quienes formaron gobierno, al mismo tiempo voy cerrando un paper sobre las “primeras damas de Zacatecas, de Peredo a Rodríguez”.

*

Por cierto, Luis Armando Rodríguez —antiguo colega en Humanidades— recién me obsequió en PDF El sistema político mexicano. Las posibilidades de cambio (Mortiz, 1974, 6ª edición).

Agradezco el hecho, que permitió completar la posesión de la trilogía de libros influyentes por ser leídos y citados en el espacio público durante las décadas 1975-1990. Para notar ello basta revisar las referencias en las actas de sesiones de las cámaras de diputados y senadores en el sexenio de don José López Portillo.

**

**

Esbozo algunas líneas sobre los ex gobernadores general Fernando Pámanes Escobedo (1974-1980) y del licenciado J. Guadalupe Cervantes (1980-1986), y de sus colaboradores, todos cuasi contemporáneos nuestros.

En los sexenios del general Fernando Pámanes y del licenciado J. Guadalupe Cervantes la burocracia y los políticos eran casi lo mismo.

Las campañas electorales depuraban y asignaban a qué jóvenes se les asignaría un futuro quinquenal casi asegurado. Lo que seguía era cosa del estilo camaleónico de cada uno.

El círculo privado del gobernador —una corte reducida de elegidos— sabía que el privilegio era de seis años.

No había privilegio de herencia. La lealtad del régimen postrevolucionario era lealtad.

*

En aquellos sexenios ingresaban un par de familiares de exgobernadores. Nada de excesos. Eran reconocimientos a su desempeño profesional o por el desempleo.

Los familiares servían, así: servían, como medios de legitimación en aquello que se designaba “familia revolucionaria”.

*

Las esposas de estos gobernadores desempeñaron dos funciones. La pública fue el DIF —aquí bosquejaron la profesionalización de las mujeres para la burocracia y la política—.

La otra labor de las señoras —permítaseme omitir, por respeto sincero, los nombres de ellas— fue el gobierno de la residencia donde pocos, muy pocos eran recibidos para las conspiraciones del poder.

*

Don Fernando, general diplomado de Estado Mayor, tuvo tres círculos de colaboradores.

La corte privada —familia y grupo de colaboradores militares—; segundo: los hombres de las campañas y del PRI —fueron funcionarios subordinados—; y, tercero, la alta burocracia —diferente al sexenio de don Pedro Ruiz González, los de aquí transitaron al segundo grupo—.

De este sexenio hay sobrevivientes biológicos. Todos personas reconocidas y distinguidas.

*

Don Guadalupe, profesor y licenciado, tuvo cuatro círculos de colaboradores.

La corte privada —familia y grupo de colaboradores—.

El segundo y tercero eran los hombres y mujeres de las campañas y del PRI —fueron dos grupos diferentes, integrado con funcionarios subordinados, que debían transitar al próximo sexenio—.

El cuarto grupo eran los secretarios de la administración, casi diferentes al sexenio del general Pámanes.

De este sexenio hay sobrevivientes biológicos. Todas personas reconocidas y distinguidas —algunos de sus vástagos colaboraron con los sexenios siguientes—.

Imagen:

Licenciado J. Guadalupe Cervantes Corona, publicidad de la campaña.

Cortesía de la familia Lara Cervantes.

Deja un comentario