Al Maestro Ismael Gutiérrez, en reconocimiento por su elección como líder de los masones de México
Por Manuel Ibarra Santos
Zacatecas se convirtió en sede -los días 27,28 y 29 del mes de julio (2018)-, del XLIII Congreso Nacional de Logias Regulares de la República Mexicana y más de 400 personas de las denominadas “libre pensadoras” de todo el país hicieron de la capital de nuestro Estado su espacio de reflexión sobre los grandes temas de la Nación, desde la perspectiva del liberalismo social.
Esta ocasión resulta propicia para analizar una cosa fundamental: ¿la masonería es una secta, una mafia, una cofradía, una agencia de colocaciones o realmente es una institución republicana?
Por lo menos en México, no hay duda, la masonería se ha vinculado a través de la historia de los últimos dos siglos, a la construcción del edificio de la República, desde la perspectiva del debate de dos ejes temáticos: liberalismo y federalismo. Fue por décadas, fuente inagotable de poder público, para grupos dinastías y mafias. Esta lógica, igualmente, se ha transformado.
Durante años, también es cierto, se han tejido las más inverosímiles ideas prejuiciadas entorno a las prácticas masónicas. Lo menos que se ha extendido sobre esta es que es una organización oscura, de ciencias ocultas y de corte conspirativo.
La masonería es, sobre todo, un sistema moral, humanista, filantrópico y ético que promueve los valores de la dignidad, la libertad, la fraternidad, el respeto a la pluralidad y la diversidad, sin distinción de credos, razas e ideologías. Se opone a las prácticas atávicas del absolutismo, la intolerancia y los extremos que confrontan a la sociedad.
Sin los anteriores principios se puede pertenecer a la orden, pero jamás con autoridad moral afirmar que se es masón, porque duele mucho más ser un traidor inmoral, así como las desviaciones y los excesos conscientes de quienes los cometen perteneciendo a dicha organización.
MASONERÍA: ¿INSTITUCIÓN EN CRISIS?
En “La Masonería Frente al Mundo Contemporáneo”, libro de Alfonso Sierra Partida (1918/1981) señala que la masonería es una institución deísta, es decir, “que acepta todo aquello que es comprensible a la razón y por consecuencia es ajena al rezo, a la ofrenda y al sacrificio de persona alguna”.
Para otros, es una institución en crisis que, como León Zeldis, señala en su obra “Presencia y Evolución de la Masonería en el Siglo XXI”, que las “organizaciones liberales en muchos países enfrentan una situación desmedrada, la disminución de su capital humano y el envejecimiento de sus columnas”.
El desafío de los masones y de la masonería es hacer honor a la palabra, ser consecuentes, ética y moralmente.
LOS ORIGENES DE LA MASONERÍA:
La masonería en México se remonta a inicios del siglo XIX, año en que se organiza en 1806, hace 212 años, la primera logia. Aunque tenemos que reconocer que en 1765 llegó el primer documento con ideología liberal, a tierras de la Nueva España.
Con Benito Juárez, el más emblemático de los masones, quedó en evidencia que esta no es una cofradía cerrada, una secta o una mafia, sino una institución republicana, comprometida con la Nación.
LOS GOBERNADORES Y LA MASONERÍA:
En la etapa contemporánea de Zacatecas no todos los gobernadores han sido masones. Muchos de ellos lo fueron representantes del Opus Dei, de Los Caballeros de Colón, de los Legionarios de Cristo y de las más diversas expresiones. Algunos diciéndose liberales, lo fueron profundamente retrógradas. Hoy la masonería tiene enormes retos que cumplir frente a la sociedad.
La semana pasada se eligió al líder de los masones en México y resultó ser un zacatecano.