LOS SERVIDORES PUBLICOS NO DEBEN GOBERNAR CON OCURRENCIAS, SINO EN BASE A UN SISTEMA DE PLANEACIÓN DEMOCRÁTICA DEL DESARROLLO
Por: M. en D. Ma. de la Luz Domínguez Campos
Diputada de Convergencia en la LX Legislatura del Estado
Los Gobiernos no deben gobernar con ocurrencias y por el contrario deben sujetarse a un plan de desarrollo, es decir, ajustarse a un verdadero sistema de planeación democrática del desarrollo.
Lo anterior a propósito que al inicio de cada sexenio y trienio debe presentarse y aprobarse un Plan Estatal de Desarrollo para el caso del titular del Poder Ejecutivo y un Plan Municipal de Desarrollo para el caso de los Ayuntamientos.
Es muy importante la planeación en cualquier actividad, porque te permite trazar un camino, una ruta con objetivos precisos para alcanzar una meta; y es sumamente primordial la planeación en el ejercicio de gobierno, porque los gobernantes ejercen funciones de autoridad y recursos que provienen del pago de impuestos de todos los mexicanos. Por eso deben los gobiernos planear correctamente las acciones gubernamentales para obtener buenos resultados para los gobernados y que estos alcancen mejores condiciones de vida.
La planeación implica un orden racional y sistemático de acciones que impulsen el desarrollo integral y sustentable del Estado, a través de la regulación y promoción de las actividades económicas, sociales, políticas, culturales, de protección al ambiente y aprovechamiento racional de los recursos naturales.
Por eso resulta interesante que el Gobierno del Estado, a través de la Secretaria de Planeación y Desarrollo Regional, este realizando foros regionales y sectoriales para la conformación del Plan Estatal de Desarrollo, que de conformidad con la Ley de Planeación para el Desarrollo del Estado, deberá elaborarse, aprobarse y publicarse en el Periódico Oficial, Órgano de Gobierno del Estado.
Sin embargo, considero que es urgente una real participación ciudadana y del Poder Legislativo, no sólo en la conformación del Plan Estatal de Desarrollo, sino en el seguimiento y evaluación del mismo, por ello presentaré una iniciativa de reformas a la Ley de Planeación Estatal, en la que ciertamente corresponderá al Poder Ejecutivo la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo, pero que posteriormente dicho plan sea presentado ante la Legislatura para que sea analizado y en su caso aprobado y además que el Gobernador posteriormente a más tardar el 15 de febrero de cada año, rinda un informe de las acciones y resultados sobre la ejecución del Plan Estatal de Desarrollo y los programas que se deriven del mismo, para su análisis y aprobación;
Es decir, se requiere que la Legislatura participe en el proceso de planeación del desarrollo estatal, analizando y aprobando el Plan Estatal de Desarrollo y que posteriormente vigile que efectivamente se cumpla, además que los presupuestos de egresos se apliquen en virtud de los objetivos y prioridades fijados en los planes programas operativos anuales, programas regionales, sectoriales y especiales que se aprueben.
Por que lamentablemente hemos visto como sexenios han pasado y aunque se anuncia con bombo y platillo el famoso Plan Estatal de Desarrollo, solo se presenta un documento como mero requisito legal y después de un año nadie se acuerda de dicho plan, incluso el gobierno al final de su periodo no cumple ni con la tercera parte de los objetivos, estrategias o lineamientos plasmados en los planes de gobierno.
Asimismo que verdaderamente se conformen los Consejos Ciudadanos Sectoriales en donde participen los ciudadanos y sociedad organizada en la elaboración, seguimiento y evaluación de los planes y programas regionales, sectoriales y operativos anuales.
Urgente es entonces que Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Sociedad en su conjunto participen y ejecuten un verdadero plan de desarrollo en el cual se establezcan las prioridades, directrices, objetivos, metas, estrategias, lineamientos y políticas para impulsar el desarrollo integral y sustentable en el Estado y sus municipios.
Nunca más simular que se gobierna con ocurrencias, improvisaciones o caprichos.