Más desesperado, agresivo e intolerante

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Por Gabriela García

Es cierto que México se encuentra dividido desde antes de la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al gobierno federal, con su arribo hubo un aparente reacomodó de las clases adineradas, pero siguen desarrollando sus negocios con todas las facilidades legales que brinda el país.

            Al inicio del gobierno de la transformación se dio cierto jaloneo, pero ahora se soportan, se respetan: unos están dedicados a hacer crecer sus fortunas con ayuda del gobierno, mientras que este se dedica a repartir dinero a través de los programas sociales, pero sin afectar en nada a los ricos porque el dinero no viene de sus bolsillos, sino de los impuestos que pagamos todos y por casi todo.

            Lamentablemente el pueblo que recibe la pensión o becas se siente agradecido con López Obrador y por lo tanto está dispuesto a perdonar sus excesos y errores; saben en el fondo que el presidente ha polarizado más al país y que a la división que existía entre ricos y pobres, se suma ahora la de chairos vs fifís, y que son muchos los sectores a los que ha calumniado, perseguido y lastimado con su visión de rector de la moral pública y privada.

            Pero ¿a qué se debe que se le tolera todo? AMLO es un instrumento que le fue útil al sistema político mexicano al que no lo dominan las clases trabajadoras, sino los magnates de México y del mundo de los que hablamos al principio dejándolo hacer lo que no les perjudica; además sigue teniendo una aceptación popular alta pues las personas que se benefician con los dineros de las contribuciones así lo asumen.

            Lo anterior ha empoderado a algunos que ahora se sienten importantes, hay que aceptar que dada las difíciles condiciones económicas, a la falta de empleo y que en consecuencia no tenían una fuente de ingresos seguro, las ayudas les vinieron a resolver, en cierta medida los problemas.

            Imaginemos a los adultos mayores, muchos de ellos campesinos o a los estudiantes que no conocían una tarjeta de banco, ahora que la tienen se sienten bien; y en gran medida tienen miedo a perder el status alcanzado con el gobierno de la cuatroté y más cuando les machacan la idea de que todo se lo deben al presidente al que hay que estar agradecidos o bien porque reciben la amenaza abierta de que si no hablan bien de Morena y AMLO les retirarán el apoyo. Esta tarea  ha quedado a cargo de los siervos de la nación, que no son otra cosa más que el aparato  electoral en territorio, tema que ya hasta ha sido olvidado como violatorio de las leyes de México.

            Y cada día que pasa López Obrador se muestra más desesperado, agresivo, grosero e intolerante con quien considera sus enemigos y sigue usando la presidencia para calumniar, atacar, dividir y señalar para que sus seguidores linchen a quien él exhibe como corruptos.

            A pesar de que muchos de los beneficiarios aceptan que existe una abierta y descarada manipulación sobre ellos por los programas monetarios, están dispuestos a soportar la situación, por lo que ante los evidentes abusos dada la condición de pobreza, se requiere que la gente se eduque políticamente para descubrir que el pan está envenenado porque el dinero siempre ha sido corruptor y eso lo saben aprovechar muy bien en Morena.

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