MESES DESPUÉS

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Marco Antonio Flores Zavala

Vetusta ciudad de Zacatecas. Del día de la batalla de junio, al día de hoy, han transcurrido 6 meses y media semana.

La gente del pueblo sigue como base poblacional. Los millonarios, los ricos y un grupo identificable de la clase media salieron antes de la debacle. Los que podían pagar, se fueron a bordo del ferrocarril a Aguascalientes, León y Ciudad de México.

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En los meses y años próximos innumerables vecinos también saldrán definitivamente. Se irán al no conseguir recuperar la esperanza en una comunidad que estuvo en boga.

De los 29 mil habitantes de base (censo de 1910) salieron cientos, miles no. Los que caminaron, será a los terrenos de los García Salinas: Tacoaleche y Trancoso. Y volvieran al cesar el revuelo de las balas.

Entre julio y agosto la vetusta Zacatecas fue una algarabía inédita. La suma de los revolucionarios y de los derrotados soldados federales redondeó una población 30 a 40 mil habitantes.

Fueron tantos los que ingresaron, que debieron ser despachados a las haciendas colindantes, otros a Fresnillo, Jerez, Guadalupe o devueltos al Norte del país.

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Hacer gobierno

El orden que transcurría en los meses precedentes a junio, fue reinstalado paulatinamente. La virulencia de los de La Bola fue controlada con violencia carcelaria.

El innumerable contingente de muertos sin nombre no fue registrado en los cementerios. El número de fallecimientos en la reyerta siempre será una cantidad estimada, máxime que los documentos oficiales están cancelados.

Los cadáveres no reclamados fueron incinerados, fuesen de soldados federales, de pobladores o de revolucionarios.

Los que cupieron en el panteón de El Refugio allí los situaron. Hubo otros depósitos seculares, que en los años por venir fueron descubiertos. Eran respiraderos o tiros de mina.

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La última semana de junio no existió un gobierno efectivo. El orden reinició cuando fue definido de quién y por qué era la autoridad. En el contexto del constitucionalismo Zacatecas era territorio asignado a la División del Centro, cuyo jefe era Pánfilo Natera.

            Francisco Villa reconoció el mando a Natera. Éste lo delegó a Carlos Manuel de la Vega. Entonces la estructura gubernamental que funcionó en Sombrerete, desde septiembre de 1913, se trasladó a la vetusta Zacatecas.

Aunque Villa y varias brigadas de la División del Norte permanecieron incontables días entre Morelos y Guadalupe, Natera fue el jefe político de la región.

Natera solapó indignas humillaciones a reconocidos hombres del espacio público; justificó la intervención de casas y bienes particulares; y dejó que el esparcimiento sin regla dominara un par de días.

Con De la Vega, y luego con Trinidad Cervantes, ocurrió una transición pacífica en Zacatecas. Mientras las facciones revolucionarias se enfrentaban en la Convención de Aguascalientes, en las batallas del Bajío y en la vieja capital del país. Estos maderistas zacatecanos impusieron nuevas reglas del juego público.

Estos maderistas de primera hora intervinieron selectas haciendas y propiedades urbanas. Justificaron las acciones como revancha política, porque los despojados fueron colaboradores del régimen huertista, y dijeron procurar el desarrollo económico.

El Plan de Ayala y “la tierra es de quien la trabaja” será bandera gubernamental en diciembre de 1914. Antes no.

Los primigenios gobernadores de la Revolución tienen tan marcado el sello del antirreeleccionismo, que al hacer gobierno lo proyectaron inmediatamente con la restructuración del sistema educativo y los consejos municipales. En la burocracia hubo renovación de personal, la mayoría de los individuos tuvo título del Instituto y de la Escuela Normal.

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Espacio y esparcimiento           

La avenida Hidalgo entonces era denominada calle de la Merced Nueva (entre Juárez y Portales), Calle de La Caja (entre Portales y la actual plaza de armas) y Calle de Tres Cruces (entre plaza de armas y la Juan de Tolosa).

La extensa calle estaba empedrada. Sí había banquetas. En el lado occidental estaba el tendido de las vías férreas para los tranvías. Los vehículos siguieron su marcha. La empresa que lo administraba si no boyante, sí mantenía la tranquilidad social de sus empleados. Tanto que uno de ellos contrajo matrimonio un par de días antes del 28 de diciembre de 1914.

Cada segmento de la actual avenida Hidalgo contiene edificios verticales en la calle y horizontales al fondo. Casi todos siguen en pie. Algunos están deshechos al interior, otros modificados. Son más fachadas que pervivientes construcciones del esplendor económico.

Sólo un armatoste desapareció. El 23 de junio, cuando era definitivo el triunfo de los atacantes, un federal hizo explotar el diezyochesco edificio federal. El soldado tras la acción, se refugió en el hotel Francés.

El hotel Francés era una de las tres empresas principales de hospedaje y restaurant situadas en la actual Hidalgo. Los hoteles París y de la Plaza eran los otros. París estaba en la Merced Nueva. Plaza en La Caja.

Por cierto, el 29 de diciembre de 1914, la viuda jerezana María del Refugio Borrego falleció en una de las habitaciones del hotel Plaza (sita frente al teatro Fernando Calderón). La difunta fue el fallecimiento 1230 que registró la autoridad de la vetusta ciudad de Zacatecas.

El retorno sin tensión fue paulatino. Se debía soportar a las fuerzas invasoras, a un gobierno con cabeza de parias y una generosa colaboración de jóvenes políticos positivistas, liberales y pragmáticos.

Los que quisieron y pudieron, el 28 de diciembre acudieron a la presentación de la película zacatecana Cuatro años de Revolución en México. El acto fue en el teatro Calderón. La misma noche la banda de música de la brigada del general Santos Bañuelos, ofreció un concierto en el jardín Hidalgo (sita plaza de armas).

Y no faltaban los toros. En carteles pegados en las paredes de las calles se avisó que, la empresa de Genaro Soto, uno de los jefes políticos de la era huertista, ofrecía una corrida de toros para el 1 de enero de 1915.

Imagen:

Residencia de la familia Viadero -una de las millonarias, millonarias, de la vetusta ciudad de Zacatecas. El edificio fue destruido cuando fue diseñada la avenida González Ortega. Colocamos la imagen como símbolo de la familia.

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