Saúl Monreal
Qué tal amigas y amigos que nos siguen a través de Direccioneszac, soy su amigo Saúl Monreal, y les saludo con mucho gusto, hoy más que nada, porque además estamos ante la fecha más especial para la humanidad, cómo es la llegada de la nochebuena y la Navidad.
Son épocas, que además de la alegría de compartir con nuestros familiares y amigos, también nos hacen remontarnos a nuestra infancia, a los momentos que más alegría y felicidad vivimos al lado de nuestros familiares, nuestros primos, nuestros amigos, aquellos chicos de la cuadra con los que compartíamos estos momentos, pues era la fecha en que venían a visitarnos de todos lados, de lugares lejanos o de lugares cercanos, que, incluso había pasado mucho tiempo sin que nos pudiéramos ver.
Por muchas razones eran motivo de alegría, todos esperábamos con ansias aquel Superman de juguete o el carrito de baterías, las mujeres en mi familia, sus muñecas o una pelota, esperábamos las posadas, para que nos dieran el bolo o por el momento de adorar al niño Dios y que podíamos coger un dulce.
Además de todo, había vacaciones en la escuela y por ello la nochebuena era más especial, tanto que, incluso, presumíamos haciendo una suerte de competencia para decir quién de nosotros se desveló más, al entrar de vacaciones a la escuela llegábamos y comentábamos, yo me dormí a las cuatro de la mañana, otro decía yo a las cinco, otros decían, yo hasta las ocho, y había algunos que, aunque se dormían temprano también decían una hora simplemente para no quedar fuera de la competencia.
Esas fechas de alegría eran por el juguete o por el regalo esperado, pero también eran, porque quizá ustedes lo recuerden como yo, sentados todos ante una numerosa mesa con varios platillos, pozole tamales, pollo rostizado, ponches, buñuelos y los adultos haciendo bromas o haciendo renegar a las esposas, y otros primos jugando lotería, canicas o baraja con sus primos y lo recordamos como si fuera ayer, las carcajadas de nuestros padres, las sonrisas de nuestras hermanas y hermanos y la felicidad de poder decir hoy, a 40 años de distancia ¡Gracias Dios mío por esta familia que me diste!, en mi caso, Gracias por las dos familias que me diste, porque después de cierta edad se repetían las reuniones en un lado y en otro, y te das cuenta de lo afortunado que uno puede ser en estas navidades. Les agradezco por su atención y miren, sin querer ya hice una remembranza de mis bellas navidades con mis dos familias.
Les deseo que pasen una navidad llena de paz, armonía y felicidad, soy su amigo, Saúl Monreal.
Mtro. Saúl Monreal Ávila.
Senador de la República