Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) obtuvieron imágenes del interior de una cámara funeraria, a la que nadie ha podido acceder desde hace 1,500 años, en la Acrópolis Sur de la Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas.
La tumba fue localizada dentro de una subestructura en 1999 bajo el Templo XX, sin embargo, su intrincada ubicación y el trabajo de consolidación del basamento habían impedido, hasta ahora, penetrar al recinto que guarda celosamente los restos mortales de un personaje muy importante de esa antigua ciudad maya, que vivió en la época más temprana del sitio, entre 431 y 550 de nuestra era.
Una diminuta cámara de video de poco más de 4×6 cm, y apenas 94 gramos de peso, descendió a cinco metros de profundidad por un orificio de 15×15 cm sobre el techo de la bóveda para hacer la exploración de sondeo, y pudo obtener las imágenes del sepulcro donde se observan paredes pintadas de rojo y figuras humanas delineadas en negro, además de 11 vasijas, y una cantidad indeterminada de piezas de jade y concha, que debieron formar parte del atuendo mortuorio del personaje.
Han transcurrido doce años desde que los arqueólogos descubrieran esta cripta que, a diferencia de hallazgos similares en el sitio, como las tumbas de Pakal II y de la Reina Roja, que datan del siglo VII d.C., no contiene un sarcófago. Según los especialistas, es muy probable que la osamenta fragmentada del personaje yazga directo sobre las lajas del piso.
La exploración de la cámara funeraria forma parte de un proyecto interdisciplinario impulsado por el INAH, que encabezan los arqueólogos Arnoldo González y Martha Cuevas, mediante el cual se pretende atender la conservación del Templo XX en su conjunto y, de manera específica, realizar la excavación y restauración de la cripta.
La cámara mortuoria, ubicada dentro de una subestructura del Templo XX, tiene bóveda escalonada, una puerta de acceso formada por grandes losas y, de manera excepcional, conserva los muros decorados con pintura mural donde están representados nueve personajes.
Estas características de la cámara funeraria —afirma la doctora Martha Cuevas— indican que los restos óseos que ahí reposan pueden corresponder a un sagrado gobernante de Palenque, probablemente uno de los iniciadores de su dinastía.
De acuerdo a la temporalidad determinada por los especialistas del INAH para este recinto mortuorio, la osamenta podría pertenecer a alguno de los siguientes ajau o señores: K’uk’ Bahlam I, el primer gobernante de la ciudad; otro cuyo nombre no ha sido traducido aunque algunos autores lo han llamado Ch’away; Butz’ Aj Sak Chiik; Ahkal Mo’ Naab’ I; K’an Joy Chitam I, o Ahkal Mo’ Naab’ II, éste último se entronizó en 565 d.C.
La arqueóloga Cuevas precisó que aunque el recinto no ha sido excavado, a partir del tipo de cerámica y de pintura mural que yacen en contexto funerario, el Templo XX fue construido hacia 400-550 d.C., y su cámara ocupada en ese mismo lapso del periodo llamado Clásico Temprano.
“Se trata ni más ni menos que del segundo hallazgo en el sitio de un contexto de esta época, ya que sólo se conocía otro contexto, también funerario, en el Templo XVIII-A que se localiza frente al XX. Esa cámara funeraria fue descubierta y explorada en los años 50, por Alberto Ruz Lhuillier.
“Pueden observarse otras coincidencias con la tumba del edificio XVIII-A. En ambos casos se trata de un recinto abovedado con muros pintados y un conducto tubular que comunicaba a la cámara funeraria con el templo superior. De la misma forma comparten la presencia de piezas de jade y concha como parte del ajuar funerario, que son de procedencia foránea. Todo ello nos lleva a considerar que la Acrópolis Sur fue destinada como necrópolis real durante esa época”, indicó.
El Templo XX fue remodelado radicalmente durante el Clásico Tardío (600-900 d.C.); de manera que la tumba de cámara abovedada quedó cubierta por un nuevo edificio que ganó aproximadamente cuatro metros de altura en relación con la estructura previa.
Este edificio, explicó la especialista, se compone de un basamento piramidal que alcanza sobre el nivel de la plaza, en el lado Este, más de 18 metros de altura, y estuvo coronado por un templo del que sólo quedan los desplantes de algunas pilastras. Su fachada está orientada al Este y tuvo un pórtico de tres accesos.
La cámara funeraria de Templo XX fue identificada en 1999, durante las exploraciones que encabezaron los arqueólogos Merle Greene, fallecida recientemente, y Alfonso Morales, como parte de los trabajos del Instituto de Investigación de Arte Precolombino (PARI, por sus siglas en inglés).