Por Marco Antonio Flores Zavala

El pasado miércoles, agosto 10, en la presidencia municipal de Silao de la Victoria fueron develadas dos pinturas de Juan Pablo Contreras. Una representa a Miguel Miramón, la otra a Jesús González Ortega.

Van un par de notas sobre el porqué de las obras.

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El 10 de agosto de 1860, al despuntar el alba, en las afueras de Silao –Guanajuato–, en las laderas del cerro de Las Ánimas, se enfrentaron las fuerzas dirigidas por Miguel Miramón y Jesús González Ortega.

Antes de las 9 de la mañana el altercado concluyó. Fue derrotado el contingente del primero.

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Miramón es el “general presidente” de la República. Su bandera es el Plan de Tacubaya y varias leyes emitidas desde la Ciudad de México. Se oponen a la Constitución de 1857.

González Ortega es el comandante en jefe del Ejército Federal. Su programa es la Constitución de 1857 y la presidencia de Benito Juárez, asentado en el puerto de Veracruz.

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Miramón no sólo enfrenta, en lo inmediato, las consecuencias de Silao (perdió “su inmenso tren de artillería, sus armas, sus municiones, las banderas de sus cuerpos y centenares de prisioneros”), sino el dilema presidencial.

Miramón (Miguel Gregorio de la Luz Atenógenes Miramón y Tarelo, Ciudad de México, noviembre 17 de 1831. Casado. Militar instruido en El Colegio Militar) es presidente sustituto de la República desde febrero de 1859. El nombramiento proviene de la crisis de liderazgo en las filas de los opositores a la citada Constitución (Plan de Tacubaya, Plan de Navidad, decreto de Zuloaga) y por nombramiento de Félix Zuloaga.

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Al huir el golpista Zuloaga, inicial opositor a la Constitución del 57, del mando de Miramón, este consulta a la ministro de Gobernación –sita en la Ciudad de México- quién era el titular de la presidencia. Solícito le respondió: “usted”.

Sin aceptar el dicho y hecho, se convocó a la asamblea de representantes –Junta de Notables, Consejo de Estado- de 1858 para que diera su dicho. Mientras, en el ínterin, fue presidente de la República el licenciado Ignacio Pavón (13, 14 y 15 de agosto de 1860)… Al final fue ratificado Miramón, ahora como presidente interino de la República.

Siguieron otras disposiciones y batallas, la última será a fines de año en Calculalpan, otra vez ante el zacatecano Jesús González Ortega.

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El Ayuntamiento de Silao de la Victoria, previo al acto de develación, realizó la anual ceremonia cívica de conmemoración de la batalla hecha en el marco de la Guerra de Reforma o de Los Tres Años.

En esta ocasión asistió como invitado especial el edil del municipio de Valparaíso, región donde fue nacido González Ortega.

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Las pinturas de los jefes militares fueron creadas por el joven Juan Pablo López Mora / Juan Pablo Contreras. Firma como Contreras.

En la construcción, el artista hizo síntesis de las imágenes existentes sobre ambos personajes. Creador de dos obras, se convirtió en el generador de un discurso diferente al actual que confronta “liberales y conservadores”. Contreras hace la obra, el Ayuntamiento expone lo diferente.

Aquí me interesa señalar: Contreras reúne en cada personaje atuendos y escenarios diferentes. Los reúne, aunque no parece haber para confrontar, sino representar.

En imágenes notará lo dicho. Sobresale que ambos militares, Miramón y González Ortega, no son exagerados en su vestimenta: son discretos en sus alusiones civiles-militares.

Sobresale un hecho: el modelo para ambos personajes es la “tradicional” pintura de Benito Juárez que tiene como atributos papeles (las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857).

La escenografía es otra referencia: Miramón está “casi” en el cielo; el zacatecano en cortinas rojas, como Juárez.

Debo señalar: la batalla de Silao ha sido representada desde 1860, no es una novedad.