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En una inusitada catarsis de conciencia, o montaje melodramático, el presidente Peña cancela la licitación, por cierto de un postor único, concedida a una alianza empresarial chino-mexa para construir el tren rápido D.F.-Querétaro.
La llamativa determinación de la administración federal se da en el marco de los fuertes cuestionamientos a la forma y al fondo en que se otorgó la licitación, pero también por los señalamientos de que los ganones eran empresarios surgidos desde o por la influencia del poder.
Entre los ahora “afectados” se encuentran el cuñado del expresidente Carlos Salinas de Gortari, uno más del que se dice es consentido del peñato para conseguir jugosos contratos del gobierno federal y el hermano del dueño de OEM (Organización editorial Mexicana), mafia periodística al servicio tricolor.
La medida sirve para decorar de transparencia a un gobierno falto de cariño popular, desacreditado y desprestigiado por tan soberanas y recurrentes violaciones a los derechos humanos, y mediocre para generar certidumbre económica.
Esta determinación del mandatario mexicano tiene repercusiones mediáticas, y suena como música celestial en los oídos clasemedieros y allana la grilla del denominado círculo rojo, mientras que el populo anda ocupado haciéndole la chamba a la procuración de justicia mexicana; pero ¿será suficiente un anunció de esta envergadura para recuperar migajas de confianza?.
El presidente ya podrá volar un poco más relajado a la Cumbre de Cooperación Asía-Pacifico en China, gira intensa de trabajo que incluye estancia en Australia; sin embargo, Peña Nieto tendrá la difícil tarea de convencer al gobierno chino y al consorcio de ese país de los oscuros intereses en los que se sustentaba la multimillonaria licitación, que motivó su cancelación.
La decisión presidencial tal vez despresurice un poco la presión contra el gobierno de la república que se encuentra con la legitimidad a ras del suelo, pero la gira a Asia también puede significar el preámbulo del anuncio de la localización de los normalistas desaparecidos, en las circunstancias que sean, dado que poner tierra de por medio ante acontecimientos altamente flamables, ha sido el sello del peñato.
Ahora bien, si la llamativa decisión presidencial no obedece a cálculos mediáticos y se finca sobre una revolución de conciencia, entonces cabe la posibilidad de que Enrique Peña sí quiere mover a México hacia la rendición de cuentas genuina; generaría posibilidades de salvar cierta vergüenza para la clase política y rescataría un real “mexican momento”.
Abonando al sueño surrealista, resulta que la cancelación de la multimillonaria licitación vino acompañada, aunque no con las mismas fanfarrias y matracas, de un “mea culpa” del mejor ministro de finanzas del mundo, como lo reconoció y galardonó la revistilla, The Banker, a principios de año; por fin Luis Videgaray reconoció que el crecimiento económico es un tema pendiente.
Pero la parte real de esta escenografía es que la inflación sigue flotando hacia arriba, por encima de los anhelos del Banco de México. El 4.30% del mes de octubre supera las expectativas y le pega a los consumidores, y si a esto le sumamos la falta de crecimiento económico aceptable y la no generación de miles de empleos por la cancelación de la construcción del tren rápido D.F.- Querétaro, simple y llanamente es seguir empedrando de buenos deseos el camino al infierno.
A 23 meses de que Enrique Peña Nieto jurara guardar y hacer valer la Constitución y las Leyes que de ella emanan, los anuncios espectaculares de la liberación de presuntos criminales y la captura de otros no han sido suficientes para sofocar la demanda social que reclama justicia y estrenar el Estado de Derecho.
Son casi dos años de Peña Nieto en el poder, y pese a la espectacularidad para anunciar el cierre de garitas, los abusos de la autoridad y la corrupción galopan como caballo de Hacienda. Mientras que la economía de la franja fronteriza sigue en la lona por no poder competir con las ciudades al norte del Bravo, del desierto chihuahuense y de Sonora, y de la Mesa de Otay, dado el bajo coste de las gasolinas y el cobro de impuestos que promedian 8% en tierras gabachas.
Como los dos ejemplos anteriores, pudiese seguir enumerando más anuncios espectaculares de lo que va del peñato, pero creo que por lo pronto con eso basta para equiparar la eficacia de los mismos. Habrá que esperar a ver qué sucede en los siguientes días, porque la víspera ya la conocemos.
P.D. Ojalá que se recupere el proyecto de construcción del tren rápido D.F.-Querétaro, por ser necesario y a sabiendas de que las voluptuosas ganancias irán a parar a los bolsillos de unos cuantos, pero habría jale para algunos miles de familias mexicanas. Con el mismo deseo de que aparezcan ya los estudiantes de Ayotzinapa, al menos para atenuar el terrible sufrimiento de sus familiares y el abominable estrés que genera en la sociedad.