Por Andrés Vera Díaz
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Por Ley, las candidaturas deben tener paridad del 50 por ciento para mujeres y 50 para hombres desde el estricto ordenamiento de género. De los 32 candidatos a diputados federales de los 9 partidos políticos contendientes, 16 son féminas. Además, hay grandes probabilidades de que otras tres mujeres de origen zacatecano lleguen por la vía plurinominal, Geovanna Bañuelos, Roció Nahle y Mariana Trejo Flores.
Podemos observar entonces que el avance de la participación de la mujer en la vida política de México es innegable. Pero “la excepción aún no es regla”. En México nunca ha habido una presidenta de la República y en los últimos 32 años sólo ha habido 23 secretarias de Estado, 6 del gabinete ampliado y apenas 6 gobernadoras.
En el ámbito federal el panorama no es tan dramático como en la composición de los congresos estatales y en los municipios.
Gracias a una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) -conocida como antijuanitas- hoy un tercio del Congreso de la Unión es ocupado por mujeres. El 35.99%, dividido en ambas cámaras.
En la Cámara de Diputados hay 184 mujeres de un total de 500 curules, en tanto que en el Senado de la República son 43 de 128 escaños, lo que da como resultado 227 legisladoras.
En esta LXII Legislatura -de acuerdo a datos de la Coordinadora residente del Sistema de las Naciones Unidas en México, Marcia de Castro- 25% de las comisiones ordinarias están presididas por una mujer; en el Senado, lo están 29%.
Para la próxima Cámara Baja, serán 250 las diputadas, lo que en términos de un estudio realizado por ONU Mujeres, la legislación en materia de educación, seguridad, empleo y bienestar familiar se potencializa cuando hay más féminas en los parlamentos a nivel mundial.
Generalmente, las propuestas de las mujeres, por su propia naturaleza, van enfocadas a la preservación, conservación y desarrollo del individuo en términos de bienestar familiar, y no es que las mujeres sean más conservadoras, sino que desde el punto de vista de la Antropología determinista y la Biología evolutiva, el género femenino desde el origen de los homínidos más primitivos, se dedicaba al cuidado de las crías y del hogar, mientras que el género masculino, por su naturaleza más bruta, se dedicaba a la cacería.
Por supuesto que este texto no pretende ser completamente determinista, sino sólo explicar el origen que demuestra el propio estudio de la ONU y comprender la naturaleza inquisitiva de las mujeres.
Esta perspectiva, claro está, no define tampoco de forma homogénea la postura propia del género, también hay mujeres que salen a “cazar” y son quienes en 1926, bajo las representaciones de Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce, lograron los primeros pasos para la participación electoral y que forjaron el precedente para que en 1954 se hiciera oficial el derecho al voto en todas las elecciones que conforman los tres niveles de gobierno.
Ahora bien, de las 16 postuladas en Zacatecas, son sólo 4 las que tiene posibilidades reales de llegar a San Lázaro:
Por el distrito I, con cierta probabilidad y por el concepto en sí, está Mirna Maldonado de Morena.
En el distrito II, ninguna fémina es contendiente seria (en términos de competencia) para llegar a ser diputada.
En el distrito III, son dos las competidoras fuertes, por un lado, Noemí Luna del PAN; y Claudia Anaya del PRI, pero por la estructura PRI-gobierno, no por otra razón.
Y finalmente, en el distrito IV, Aracely Guerrero del PRI, de igual forma, por la maquinaria del tricolor, es quien podría obtener la curul.
Sin embargo, de los cuatro distritos, prácticamente dos serán para mujeres, por lo que en el estricto sentido electoral, se cumplirá la cuota de género desde Zacatecas.
Aunque desde su perspectiva política, dos serían priistas y serían entonces, seguidoras fieles del presidencialismo y la línea dura, existen otros estigmas en la vida política de la mujer. Como señala la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”.
En México, algunas mujeres han conseguido superar estos obstáculos, y han sido muy elogiadas por ello, a menudo influyendo positivamente en la sociedad en su conjunto. No obstante, en términos generales, la reforma electoral de 2014 representa un gran avance en la ruta hacia una democracia inclusiva, en virtud de que incorpora la exigencia de paridad de género en la conformación de candidaturas a cargos de elección popular (y sólo en este aspecto). En particular, el cambio a la ley tuvo como objeto generar mejores condiciones de acceso de las mujeres al legislativo, en virtud de que se exige que los partidos postulen en el 50% de sus candidaturas al Congreso a hombres y 50% a mujeres por ambos principios.
Cabe destacar que la ley incorpora la prohibición de que candidaturas de un mismo género se asignen a distritos donde el partido haya obtenido la votación más baja en el proceso electoral anterior.
Aunque como he señalado, a pesar de la naturaleza inquisitiva de la mujer, de nada servirá la paridad de género en los cargos de elección popular, si el sistema político mexicano sigue obedeciendo a cacicazgos desde un “orden” inductivo.
Parece ser , que el sistema en este país, no sólo rebasa al hombre como especie, sino como género. Habrá que apelar al instinto de protección y desarrollo propio de las mujeres.