Narcobloqueos en Jalisco y mediocridad electoral zacatecana

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periometro

 

Por Andrés Vera Díaz

Guadalajara, la segunda ciudad más grande del país, fue el epicentro de una ofensiva del narcotráfico que derribó un helicóptero militar y que mantuvo paralizada por varias horas distintos puntos del estado de Jalisco.

El viernes primero de mayo, día de los sucesos, inició la “Operación Jalisco”, con la que el gobierno federal busca reducir los índices de violencia y delincuencia en la entidad y en Colima. En el despliegue participan elementos de la Defensa Nacional y la Mariana, así como de la PGR, la Policía Federal y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

La operación contempla la implementación de un Centro de Mando y el despliegue de Bases de Operaciones Mixtas y puestos de seguridad.

Junto a Tamaulipas, Guerrero y Michoacán, Jalisco es uno de los estados que, de acuerdo con la administración de Enrique Peña Nieto, tienen prioridad para la implementación de la estrategia nacional de seguridad debido a sus altos índices de crimen organizado. En los últimos dos años, más de 70 funcionarios públicos han perdido la vida en el país.

Sin pretexto alguno, la ofensiva emprendida contra el narcotráfico desde el comienzo de la misma con Felipe Calderón ha sido un tremendo fracaso a pesar de que el gobierno federal presume detenciones de grandes capos, sin embargo, la delincuencia no baja, los carteles operan igual y muestran su poderío.

Los lamentables hechos son sin duda, una coyuntura más para el análisis de la mal llamada estrategia de seguridad de Peña Nieto y sus prácticamente incondicionales gobernadores, y desde la crítica política, es una forma de acentuar, desde la también mal llamada oposición, la raquítica aplicación de las medidas de seguridad.

Pero lo más lamentable, casi hasta patética forma de presentar este equivocado enfoque contra el crimen organizado, es utilizar los hechos ocurridos en Jalisco como una plataforma mediática electorera a falta de propuestas concretas y serias por parte de algunos candidatos a diputados federales en Zacatecas, en particular la candidata del distrito IV, Araceli Guerrero quien opinó que “deseo para México un horizonte de paz, tranquilidad y de cooperación, porque la violencia no es el camino que ayude a resolver los problemas sociales del país; al contrario los hará más complejos”. No recordó la priista que su espurio presidente protagonizó una de las más cruentas represiones en la historia reciente de México, cuando Peña era gobernador del Estado de México mandó reprimir, golpear y violar a pobladores de San Salvador Atenco en el 2006 que dejó como saldo la detención de 207 personas -entre ellas 10 menores de edad-, 146 detenciones arbitrarias, la expulsión de cinco extranjeros y violaciones sexuales a 26 mujeres.

Otros candidatos se sumaron de forma ultrademagógica a los narcobloqueos en Jalisco, amparándose en una elección federal en la que supuestamente los legisladores inciden en la vigilancia de la aplicación de las políticas federales -cosa que nunca ha sucedido así- y pretendidamente, con la sola oposición politiquera pareciera que cumplen con el electorado al oponerse  a medidas ejecutivas poco fiables. Me refiero a los cuatro aspirantes de Morena, quienes con ideas poco propositivas y datos irreales expresaron sus “opiniones” en dos o tres párrafos porqué en base a lo ocurrido en Jalisco, se debe votar por ellos en Zacatecas. Algún día me dijo Luis Medina, líder de Morena en el estado, que su estrategia comunicativa era promover la plataforma ideológica del partido, sin duda las débiles expresiones de sus candidatos distaron mucho de lo señalado y fue, aprovechar el escándalo y psicosis colectiva para colgarse electoralmente a falta de una propuesta seria en el tema de seguridad “para Zacatecas”, ¿o son candidatos por Jalisco?; la respuesta en base a la lógica de los “morenos” -quienes por cierto pocas o casi nunca se equivocan y son la panacea mítica de la política- sería que, “serán diputados federales, pueden incidir en el tema”: Mi respuesta sería, “seamos serios y menos populacheros”.

Ahora bien, en políticas públicas se aprende que cuando uno pone las respuestas por delante del diagnóstico se tiende a presentar alternativas que no corresponden con la naturaleza ni las causas del problema. Así ocurrió precisamente a los candidatos de Morena y la priista que con su discurso, cayó en el cinismo más infame de los cinco.

Al incluir como uno de los pilares de la campaña su crítica a la política de seguridad pública de la administración, los candidatos deben tener la capacidad y el gran reto de presentar propuestas específicas -no en base a datos irreales como lo señala el propio boletín emitido por Morena- que no saben presentar.

Se deben construir las capacidades analíticas necesarias para expresar alternativas como candidatos que propongan la integridad, seguridad y salud de los habitantes de esta país. Al emitir opiniones mediocres sólo exhiben, falta de lectura, conocimiento a profundidad del problema de seguridad en el país, en Zacatecas y sobre todo, que sus asesores se dedican a colocar lonas y, y, y ya.

 

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