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Dicen que “pa que la cuña apriete, que sea del mismo palo”. Este dicho popular mexicano le sienta muy bien al senador chihuahuense, Javier Corral Jurado, a quien el gobernador del mismo estado, César Duarte, le aplicó la de la casa sin regatear.
Tras varios meses de señalamientos flamígeros del multilegislador hacía la persona de Duarte Jáquez, al que acusa de corrupto; el mandatario estatal le pagó con misma moneda y le restregó al tribuno de la frontera y en sus propias narices el presunto encubrimiento consanguíneo con el narcotráfico. Esto sucedió en la mismísima tribuna del senado, donde Corral ha desplegado sus mejores dotes de oratoria.
En el marco de las audiencias públicas sobre la iniciativa de reforma constitucional en materia de justicia, presentada por el presidente de la república, el senador Javier Corral reprochó al gobernador chihuahuense su presencia en la cámara alta; además de tacharlo de delincuente y corrupto, Corral acompañó su retórica con una lona que rezaba: “Que vergüenza que en estas audiencias participe el corrupto de César Duarte, sujeto a proceso penal”.
En su turno, el gobernador de Chihuahua, en atención al tema de las audiencias, subrayó la baja de la delincuencia en el estado bajo su administración, pero también tuvo tiempo para refutarle al senador Corral, que éste tendría interés por desacreditar su gestión dado los golpes propinados al grupo criminal dominante en Ciudad Juárez, donde el dos veces senador creció y se desarrolló junto con dos de sus hermanos que habrían purgado sentencias por tráfico de estupefacientes y fraude en territorio estadounidense.
Lo que en un principio se originó como una denuncia penal ante la PGR por parte del abogado laboralista, Jaime García Chávez, al que Javier impulsó como diputado plurinominal en el 2004, como acuerdo de la alianza para la candidatura al gobierno del estado entre el PAN y el PRD; dicha acusación se centra en el presunto conflicto de interés por parte del Secretario de Hacienda de Chihuahua, Jaime Herrera Corral, toda vez que el funcionario estatal también ha fungido como ejecutivo principal del Banco Progreso, al que el gobierno chihuahuense ha inyectado recursos públicos y al que el mismo mandatario, en sociedad con su cónyuge, aportaron 65 millones de pesos.
Ciertamente Javier Corral ha destacado por sus constantes desacuerdos con el grupo Televisa y en remar contracorriente ante situaciones de desvío de conciencia del PAN. Su Vasta experiencia como legislador (ha sido diputado local, dos veces diputado federal y esta es su segunda legislatura como senador) lo acredita como un hombre colmilludo que sabe aprovechar situaciones para hacerse notar, y esta ocasión se presentó como una gran oportunidad para cobijar nuevamente al abogado laboralista, abanderando la denuncia penal en contra del gobernador de Chihuahua.
A pesar de lo atractivo que representa una denuncia en contra de un gobernador, sobre todo ante un escenario de descrédito total de los tres poderes de la Unión y de los tres órdenes de gobierno, la dupla conformada por el panista y el experredista no ha logrado atraer adeptos más allá de un puñado de correligionarios y de un grupo de senadores de oposición, que no, ojo, mucho ojo, de los posicionamientos a favor de las dirigencias nacionales y estatales de esos partidos que respaldan la moción de Corral para investigar al gobernador Duarte por corrupción.
Dados los constantes desacuerdos entre Javier Corral y conocidos personajes de su mismo partido, cito unos cuantos: Felipe Calderón, Gustavo Madero, Javier Lozano, Mario Vázquez, Luis Villegas, César Jáuregui Moreno, Santiago Creel, Carlos Borruel, Cruz Pérez Cuéllar y hasta Vicente Fox, es que el senador no logra amalgamar un frente común que respalde su encrucijada, sea porque ya no confían en él o porque consideran flojos sus argumentos.
De regreso a la “paliza” que le acomodó el gobernador al senador, cabe hacer una interrogante, sin menoscabo de la duda razonable que motive a Corral, los 65 millones de pesos que César Duarte y su cónyuge aportaron al Banco Progreso ¿son ingresos obtenidos ilícitamente del erario o son ingresos insultantes proveniente del erario, sí, pero vía dietas obscenas como representantes popular?.
No hay que olvidar que César Duarte ha sido diputado federal dos veces, diputado local y gobernador, que al igual que Javier Corral, quien también ha obtenido ingresos por el orden de los 60 millones de pesos vía las 5 legislaciones plurinominales que ha obtenido, y que al igual que todos los legisladores federales y locales actuales, no han presentado una sola iniciativa para frenar el desfalco al peculio nacional a través de sus ingresos voluptuosos y prostituidos.
Lo que parecía y debería ser una denuncia seria y formal, con la posibilidad de llevarla a instancias internacionales, considerando lo mañosa que la procuración de justicia en este país, se ha convertido en un reyerta personal, a la que, desgraciadamente, Javier Corral, ha arrastrado al nivel de pendenciero.
En alguna ocasión, cuando Javier fue senador por primera vez y un servidor era diputado local, dilucidábamos acciones para contrarrestar los embates del entonces gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza; recuerdo muy bien que una propuesta hecha por mí resultó alérgica al tribuno, porque rayaba en posturas propias de una ONG, me dijo.
Hoy, ver a Javier Corral en el senado, con una manta y despotricando a toro pasado, me trajo ese triste recuerdo de ese desacuerdo, sólo que el boomerang le tocó a él.
P.D. A este país lo está matando la corrupción, la transa grande; sin embargo, no existe a estas alturas de la pútrida democracia mexicana un solo político con la credibilidad mínima para escupir para arriba. Si tan sólo Pancho barrio, siendo Secretario de la Contraloría y Santiago Creel Miranda, Secretario de Gobernación, durante el sexenio foxista, hubiesen atascado al tambo a los peces gordos del “Pemexgate”, la historia sería otra, pero no, tampoco los moches que presuntamente pidieron los compas de Madero fueron investigados, al menos para taparle el ojo al macho.