La diputada María del Mar De Ávila Ibargüengoytia participó como ponente en el foro “Análisis sobre la Iniciativa Ciudadana en materia de corridas de toros”, organizado por el Congreso de la Ciudad de México a través de la Comisión de Puntos Constitucionales, y exhortó a los diputados a mantener una postura apegada a Derecho, a la legalidad, a dar un tratamiento inteligente y racional a la iniciativa que propone la prohibición de las corridas de toros y espectáculos taurinos.
Ante legisladores de la capital del país ciudadanía en general, la diputada llamó a evitar lagunas o huecos que los conduzcan a una solución simplista en la que nuevamente quede desatendido el fondo de la cuestión, y “esto derive en acciones precipitadas o erráticas cuyo coste no sea sólo político o económico, sino que afectemos a la ciudadanía y a seres sintientes, en éste caso el ganado de lidia y las especies de flora y fauna que cohabitan con él”.
Coincidió con la zacatecana Fernanda Haro Cabrero académica, experta en el ámbito taurino, y que también participó como ponente, al señalar que esta andanada de prohibicionismo pone en juego el avance democrático de nuestro país en esta materia en el ejercicio de las libertades, “y hoy por hoy la tauromaquia representa un ejercicio de libertades fundamentales, relacionado íntimamente con la cadena de valor y la derrama económica que genera, además que su preservación representa un bien cultural e identitario y la defensa del toro de lidia como especie, por lo que es claro la fiesta brava en México es una tradición ancestral, de enorme valor de diversidad y riqueza cultural de nuestro país”, abundó.
Y llamó a revisar los conceptos de cultura, tortura, prohibición y abolición, así como la historia de las prohibiciones que ha experimentado la tauromaquia en México para determinar si es viable nuevamente la prohibición o si valdría la pena explorar y ampliar la regulación en materia taurina.
Indicó que hace falta conocer al toro bravo, conocer las particularidades de su crianza y desarrollo, el ecosistema que es una ganadería, la cantidad de flora y fauna que en ellas coexisten, los costos de la crianza del toro, sus requerimientos de espacio, su manejo, “para poder protegerlos de la manera más conveniente”.
Mar De Ávila detalló que si lo que se quiere es proteger a los asistentes a una corrida de toros de los daños que les causa el asistir, “si de lo que se trata es de proteger la sensibilidad de unos ciudadanos por encima de la de otros, tenemos que conocer qué derechos humanos o fundamentales se afectan al tener lugar las corridas de toros y la celebración de espectáculos taurinos.
En qué consiste el derecho a la cultura, por qué la tauromaquia es cultura o por qué no lo es, esto claro, con documentos probatorios, con rigor académico y con enfoques multidisciplinarios para garantizar una panorámica más completa y menos imprecisa del asunto”.
Y cuestionó “cuál sería la finalidad de prohibir las corridas de toros bajo el supuesto de proteger la vida de los toros si después permitimos que se extinga ésta raza por no tener un plan garantizado, viable y subvencionado por el Estado para la conservación de las ganaderías que son santuarios para otras especies”.
De Ávila Ibargüengoytia subrayó que en toda esta andanada prohibicionista, la función de los jueces es la de aplicar la ley y conforme a Derecho, “no con base a sus filias y sus fobias, mientras que la función de los diputados en este caso sí es la de legislar apegados a derecho, apoyados en evidencia, en ciencia y muy por encima de nuestras filias y fobias también”.
La diputada zacatecana, invitó a sus pares capitalinos a informarse y hacer ejercicio de contraste, “a que escuchen ambas posturas y a que se apoyen en la información que brinden los especialistas y científicos en ésta materia de la que mucho se desconoce y con ello asesorarse para no repetir errores como los que se cometieron al momento de aprobar la ley que prohibía el uso de animales en los circos y espectáculos sin tener la precaución de garantizar primero su bienestar, sin haberse ocupado de escuchar opiniones de especialistas y autoridades competentes sobre su cuidado, sobre sus necesidades de alimentación, de espacio, de seguridad y manejo”.
Mar De Ávila llamó a reconocer los derechos culturales de las personas que habitan el territorio nacional, en tanto que el concepto de cultura -dijo- “puede servir como marco referencial amplio que permita la fluidez legal para garantizar los derechos de los grupos minoritarios, los pueblos originarios y proteger las distintas formas de expresión y manifestación de los mismos”.