Por Gabriel Contreras Velázquez
La ofensiva empresarial en la elección 2018 no ha concluido. Los actores económicos preponderantes, y quienes toman decisiones que les pueden representar ganancias o pérdidas en millones de pesos por segundo, no disimulan su inquietud, y son ya el frente de resistencia más sólido y organizado para impedir un eventual triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Vaya, ni el mismo Frente por México ni la coalición Todos por México, al día de hoy, han logrado mover las preferencias electorales que mantienen al Movimiento de Regeneración Nacional como favorito para ocupar la primera magistratura del país, encabezar la primera minoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión, ganar de 4 a 6 gubernaturas de las 9 en juego, y posicionarse en las legislaturas de los estados.
Y es que de acuerdo a los sondeos que dieron a conocer la semana pasada El Economista y Consulta Mitofksy, sobre los escenarios de composición de las Cámaras Baja y Alta de la Federación, en estos momentos la coalición Juntos Haremos Historia se coronaría como primera fuerza con un aproximado de 200 diputados y 48 senadores, seguidos por 150 diputados y 36 senadores del Frente, y 100 diputados y 10 senadores para el PRI-Verde-Panal.
¿Por qué son importantes estos números hoy? Porque resultan un dato clave entre los tomadores de decisiones financieras y económicas. De ello depende la estrategia de los dueños del capital nacional y extranjero, en la ruta para llevar sus inversiones a otros países por el riesgo de una presidencia contraria a sus postulados, al que se le sumaría, además, un brazo ejecutor legislativo.
Fue en la Reunión Plenaria de Citibanamex, el pasado 27 de abril, donde los presidenciables volvieron a desfilar entre los gremios de banqueros, industriales y altos empresarios.
Ahí, los señores del dinero soltaron la pregunta más incómoda a José Antonio Meade Kuribreña: ¿realizaría o no ajustes en su equipo de campaña, pues resulta evidente que permanece estancado en el ánimo negativo de los votantes? Escuetamente, el candidato confirmó posteriores movimientos.
Cuatro días después, los rumores –que se confirmarían más tarde- apuntaban a un inminente relevo en la presidencia del Revolucionario Institucional.
En la mañana del lunes 1 de mayo, Jorge Camacho Peñaloza, candidato independiente a la gubernatura de Guerrero y vocero de Margarita Ester Zavala Gómez del Campo, aseguró a Ciro Gómez Leyva que “sí hay empresarios que buscan que se fortalezca una sola opción contra Andrés Manuel López Obrador”.
Minutos más tarde, en entrevista con el mismo locutor, Javier Lozano Alarcón “coordinador de voceros” de la campaña de Antonio Meade, confirmó que “en el sector empresarial hay esta corriente de que Ricardo Anaya Cortés está en segundo lugar, ya todo el mundo hágase a un lado, vamos a acompañar a Ricardo para que no pase López Obrador; y ese no es el camino… No tengo nombres pero sí hay empresarios que buscan que se fortalezca una sola opción.”
Concidencia o no -porque presiones queda claro que sí las hubo-, al siguiente día, en un acto protocolario, el Revolucionario Institucional “relanzó “la campaña de Pepe Meade.
El cambio de dirigencia nacional fue un movimiento mediático. La salida de Enrique Ochoa Rezan intentaría aliviar el humor de los empresarios y del priismo que no conecta con su candidato presidencial. En palabras del nuevo presidente, René Juárez Cisneros: “Vengo de la entraña propia del PRI, del que me siento profundamente orgulloso.”
Sin embargo, los cambios cayeron únicamente en lo cosmético, y no podría ser de otra manera. Aurelio Nuño Mayer se mantiene como la sombra de Meade, y Peña Nieto afianza el cordón umbilical del candidato con Los Pinos.
Es tarde para cambiar de estrategia integral. Renunciar al presidente hoy es perder el último bastión con el que el PRI no navegaría en la deriva electoral: la movilización de recursos el “Día D”.
El cabildeo de los capitanes industriales ha sido tal que el mismo martes 2 de mayo, el presidente Enrique Peña Nieto durante la Cumbre de Financiamiento a la Vivienda Infonavit 2018, lanzó un mensaje (torpe y difuso) para negar que se mantenga abierto a negociaciones con el candidato del PAN-PRD-MC en la posibilidad de dejar atrás la candidatura de Meade, objetivo primario de los dueños del dinero.
Ahí dijo: “Veo que no veo nada, veo que no veo… veo que no veo, solo ustedes ven, no sé que ven, ven equivocadamente. Veo que no veo y nadie negocia conmigo. Yo soy el presidente. Los candidatos y sus campañas corren en otro camino. Yo soy presidente de la República y estoy dedicado a trabajar.”
López Obrador cerraría la controversia de aquél atribulado martes, durante un mitin en Zongolica, Veracruz. Precisaría más nítidamente y con nombres, el activismo de los empresarios a favor de Ricardo Anaya; quienes estarían por abrir consensos con Peña Nieto, hasta ahora sin posibilidades visibles.
#Casualidades: De carácter “propagandístico a favor de todo lo que haga o diga el gobierno de Peña Nieto”, puesto que “al ser ésta una administración priísta, lo que se destaca son logros interesantes para esta corriente política” han transcurrido los contenidos Canal Once TV. Así lo apunta en uno de sus artículos de opinión la investigadora Florance Toussaint Alcaráz.
La decisión de incluir al periodista Ricardo Alemán en el programa de entrevistas (a modo) “Despertador Político” de la emisora pública, muestra nítidamente la cosmogonía del Grupo Atlacomulco durante la actual presidencia: gobernar la República Mexicana con el modelo de mando del Estado de México. El PRI que llevó secretarios de estado a la Presidencia desapareció, y sus gobernadores (con miras locales) suplieron las ausencias.
Twitter: @GabrielConV