Email: mnarvaez2008@hotmail.com
Twitter: @manuelnarvaez65
El gobernador republicano de Texas, Rick Perry, anuncia el despliegue de cientos de efectivos paramilitares en su frontera con los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, bajo la figura de guardia estatal; “es para frenar la inmigración ilegal –sostiene-“; sin embargo, muchos advierten que es el inicio de su campaña por la nominación de su partido rumbo a la sucesión en la Casa Blanca en 2016.
Con base en la interpretación legal sui generis que caracteriza a los gobernantes norteamericanos sobre la Constitución propia y los tratados internacionales, el muy Perry contrató a exsoldados estadounidenses y militantes de grupos radicales de ultraderecha que por su cuenta intimidan a cuanto ilegal se cruza por su paso, para conformar el ejército estatal que impida el tránsito ilegal de personas.
Cabe señalar que la frontera texana con México abarca prácticamente la mitad de nuestro territorio, por lo que el despliegue de esa fuerza paramilitar impacta mediáticamente hacia el interior del partido republicano y las organizaciones ultraderechistas, y en favor del promovente.
Huelga detallar que el problema de la migración ilegal por la frontera norte de México en busca de sueño americano, tiene implicaciones ancestrales como culturales, pero también dicha responsabilidad recae por la mediocridad de los gobiernos latinoamericanos, por no generar condiciones favorables de vida a sus connacionales.
El otro gran pretexto que vulnera la frontera gringo-mexa, es la del trasiego de toneladas de mota, coca, heroína, metanfetaminas y todo tipo de estupidizantes para saciar el voraz apetito de millones de gabachos, sin importar credo, estatus, partido, moda o desviación. De aquél lado existe demanda y de este lado proveedores a gran escala.
Sin embargo, a mi juicio, como el de muchos, el asunto no es tanto por frenar la inmigración ilegal o detener el descomunal surtido de estupidizantes, que en todo caso corresponde al gobierno de Obama combatirlos, sino que el muy Perry busca aprovecharse de la débil imagen a la que ha descendido dramáticamente el presidente norteamericano; en gran medida por el malogrado Obamacare, y otro tanto por la manera dubitativa y errática con la que se conduce sobre la peligrosa expansión de los yihaidistas y el Estado Islámico. Esta última ha afectado terriblemente la imagen presidencial después que los musulmanes radicales hicieron circular videos de las decapitaciones de dos periodistas norteamericanos.
Lo que el gobernador republicano de Texas pretende con esta acción pirotécnica, es echar mano del marketing político para equipararse con Barak Hussein Obama, y mandar el mensaje de que él sí tiene determinación y agallas para contener la migración ilegal y enfrentar al crimen organizado del Río Bravo hacia el sur.
Analizando someramente el pulso de la opinión pública gringa, por un lado la población en general está desencantada con el frustrado cambio que significó el arribo a la Casa Blanca de un presidente afroamericano, algo parecido a los que sucedió en México con Vicente Fox. Obama no pudo mantener a flote el sistema de salud que ampliaba las opciones para los desempleados y adultos mayores, ni tampoco ha podido concretar la regulación de millones de indocumentados que tienen años viviendo y trabajando en suelo del tío Sam.
En el exterior, el prestigio estadounidense en materia de dominio militar se ha visto menguado por el alargamiento de conflictos en Siria, Ucrania y entre la frontera palestino-israelí, así como resurgimiento de grupos extremistas más radicales de lo que era Al Qaeda, en el norte de Irak. El papel gabacho de catalizador preponderante se ha ido diluyendo, por lo que la Casa Blanca y la OTAN (Organización del tratado Atlántico Norte) se han visto en la necesidad de quitar los grilletes armamentistas a Alemania y Japón para contener el avance Ruso, Chino y Norcoreano.
Es precisamente el debilitamiento de la influencia global y doméstica del gobierno de Obama, la que propicia que los radicales de ultraderecha y la pachocha grande de los petroleros texanos, se alineen en torno a la figura del gobernador de Texas, quien lleva 14 años en el cargo, desde que lo heredó de George Bush Jr., que a su vez protestó como presidente de los Estados Unidos en aquel entonces.
El muy Perry sabe que la faramalla mediática vende machín en su tierra, por eso recurre con evidente cinismo al despliegue hollywoodesco de tropas, para sumarle puntos a su proyecto de heredar la Casa Blanca y romper la racha de los demócratas.
Falta ver que tan listo es el comercio organizado y el desorganizado que es más grande aún, de este lado de la frontera, para seducir a los millones de compradores que saturarían las líneas de los cruces fronterizos desde la misma tarde de este viernes 12 de septiembre, con motivo del soberano puente patriótico. Es quincena, fin de semana y puente.
Por último, habrá que ver de qué tamaño es la influencia del comercio fronterizo gringo para contener los ímpetus belicosos del muy Perry, porque una cosa es muy cierta: más vale raza ilegal jalando y estupidizantes que entretengan, que anaqueles llenos de trapos nuevos y electrónica haciendo nido.
P.D. De la protesta diplomática del Estado Mexicano ante la actitud desafiante y temeraria del gobernador texano, no sé si reírme o carcajearme. De los diputados federales y senadores fronterizos mexas, mejor ni hablo; esos puñetines están muy entretenidos en aprovechar el megapuente para irse de compras con las pingües ganancias que les dejó la aprobación de las profundísimas reformas. Los Malls les esperan con las cajas abiertas en El Paso, en Presidido, en Eagle Pass, en Mc Callen, en Laredo, en Brownsville y hasta en San Antonio. Or not?