Hace casi ya un año, mientras muchos veíamos como los Broncos de Denver no metían ni las manos frente al poder de Seattle Seahawks en el Super Bowl, se difundió la noticia de que el gran actor Philip Seymour Hoffman había sido hallado sin vida en su departamento en Nueva York.
La pérdida de un talento como el suyo derivó en un tremendo golpe no sólo para las producciones que filmaba al momento de su muerte, sino también para la industria del cine en general.
A un año de su trágica partida, tristemente ha sido su vida privada la que de forma gradual ha opacado en cierta medida el legado de un talento irrepetible. El llamado mejor actor de su generación, afortunadamente, dejó varias películas y personajes que dan muestra de su capacidad interpretativa, y de la renovación y riesgos a los que Philip Seymour Hoffman era asiduo. Desde comedias simples, dramas y cintas de acción, hasta roles secundarios o de relleno, Seymour Hoffman siempre hizo de sus personajes algo especial, incluso hasta en los filmes más olvidables o apariciones mínimas.
Cercanos a su primer aniversario luctuoso, sirva esta lista a forma de homenaje. Para regresar a lo básico y dejar de especular sobre su vida. Y también para recordarlo (y recomendarlo) en sus mejores películas y actuaciones. Aquellas en las que puso todo de si y por las que vivirá en la memoria colectiva por siempre.
Boogie Nights. (Juegos de Placer, P.T. Anderson, 1997)
Personaje: Scotty J.
Después de una serie de películas más o menos logradas en las que Seymour Hoffman tuvo papeles de relleno en los que apenas y resaltaba, a pesar de que algunas incluso gozaron de fama, su gran revelación llegó de la mano de Paul Thomas Anderson, quien a partir de aquí hizo de Philip uno de sus actores fetiche y que, al igual que él, con Boogie Nights también dio su gran salto a la fama.
El filme sobre un equipo de producción en la industria porno en la década de los setenta tiene un reparto multi-estelar, y aunque fueron Burt Reynolds y Julianne Moore quienes se llevaron las palmas en todas las premiaciones posibles por sus actuaciones, el personaje de Scotty J, el asistente de sonido que tiene un crush por Dirk Diggler, la estrella de las películas, a la postre se volvió uno de los más entrañables de Hoffman y del filme. Scotty J es un tipo aparentemente normal, pero vive atormentado por su homosexualidad en un mundo de sexo y drogas donde todos son bellos, exitosos y sin escrúpulos. La sensibilidad que Hoffman le imprimió a este personaje hizo que atrajera la atención de productores y demás como un actor con potencial de estrella.
Flawless. (Nadie es Perfecto, Joel Schumacher, 1999)
Personaje: Rusty.
Posiblemente este fue el personaje que demostró por fin y de forma contundente el amplio registro que poseía Philip Seymour Hoffman. Rusty, el transgénero que ayuda a un policía homofóbico a recuperar su voz con clases de canto tras un accidente cerebral, significó una actuación puntual y detallada. No sólo Hoffman moduló su voz y aprendió a cantar, cada centímetro de su cuerpo y rostro era el de un hombre que sufre la discriminación y prejuicios de su condición y aún así es feliz. Por otro lado, se suponía que Robert De Niro era el protagonista, el oficial Koontz que gradualmente aprende a dejar sus prejuicios. Y si bien su trabajo también fue de alta calidad, particularmente de recordarse ya que después se perdería en la comedia y malos filmes, la verdad es que Hoffman simplemente le robó la película.
Flawless no es una cinta del todo fácil de encontrar en la TV o conseguir. Y si bien a nivel desarrollo no es lo mejor de Joel Schumacher, resulta por demás extraño que haya sido rápidamente olvidada, pero vale la pena buscarla por ver a Hoffman en una interpretación que no repetiría y en el umbral del éxito.
The Talented Mr. Ripley. (El Impostor, Anthony Minghella, 1999)
Personaje: Freddie Miles.
En ese mismo año, Philip participó en el aclamado remake estadounidense de Plein soleil (René Clément, 1960) que fue nominado a cinco premios de la Academia. Al igual que con Boogie Nights, aquí fueron Matt Damon, Gwyneth Paltrow y en menor medida Jude Law, los que acapararon nominaciones y premios en la parte de actuación. Sin embargo, el pequeño papel de Philip Seymour Hoffman como Freddie Miles es una muestra de que este actor estaba a otro nivel de talento y compromiso en su profesión.
La cinta de Minghella es excelente y hay mucho que apreciar a nivel guión, producción y hasta score, pero en cuanto a Seymour Hoffman, hay una escena en particular que prueba de lo que estamos hablando.
Freddie Miles es un snob engreído, clasista, prejuicioso, etc, sin embargo, Hoffman lo interpreta con un aire de soberbia y malicia contenida que, a pesar de que se supone debemos aborrecerlo, sólo evoca un interés ya que es misterioso en sus posturas y juega, a pesar de su personaje, un rol importante en la trama y Hoffman logra que lo sepamos siendo sutil. Y efectivamente, ya avanzado el relato, existe una escena fundamental en la que Hoffman se devora la escena con sus tics y acusaciones de sospecha sobre Matt Damond como Ripley. Cierto que este último hace un gran trabajo y se defiende, pero lo que hace Hoffman con sus movimientos, la forma de expresar su ego y silencios, es una de las mini actuaciones más memorables de su carrera.
Almost Famous. (Casi Famosos, Cameron Crowe, 2000)
Personaje: Lester Bangs.
Una de las películas más perfectas de toda la historia tuvo en Seymour Hoffman un personaje semi biográfico y de antología. Lester Bangs, el editor en jefe de la mítica revista Creem le quedó como anillo al dedo a un Hoffman que por ese entonces ya era un actor reconocido y que transpiraba el mismo aire desenfadado y culto de Bangs. Más aún, siendo Casi Famosos también una cinta realizada a partir de la juventud de Cameron Crowe cuando escribía para la Rolling Stone, el filme adquiere un tono meta-ficticio en el que Bangs, a pesar de ser un personaje secundario, es la piedra que une las realidades. Por ejemplo, la de un adolescente cegado por sus ídolos del rock en una escena musical a la que Bangs ya no le encontraba funcionalidad ni vida. Tal y como lo cuenta Crowe y como eventualmente sucedió con el espíritu del rock de los setenta.
Una de las cosas que más resaltan en esta cinta es la capacidad de Seymour Hoffman para crear química con sus co-protagónicos. Por aquel entonces un debutante Patrick Fugit recibió una gran ayuda de Hoffman al ser el único personaje con el que interactuaba. A Hoffman le bastó una escena para crear un lazo de complicidad con el chico y su conflicto.
Se requiere un guión perfecto para lograr ello en menos de una escena, y Crowe lo escribió, pero definitivamente también un talento en la interpretación. Y ahí está la gran aportación de Hoffman a Casi Famosos.
Love Liza. (Con Amor, Liza, Todd Louiso, 2002)
Personaje: Wilson Joel.
Uno de los taglines que más se recuerdan de esta cinta es el que decía que Con Amor, Liza, haría por Seymour Hoffman lo que Leaving Las Vegas hizo por Nicolas Cage. No sucedió del todo, al menos no en el aspecto de ganar un Oscar por ello, sin embargo, el filme si le dio a Hoffman el aura de un protagonista. Es decir, más allá de que no fuera el galán clásico ni cumpliera una serie de características físicas, con este filme quedó claro que su puro talento le permitiría protagonizar básicamente cualquier personaje que los productores quisieran ofrecerle.
La cinta es sobre un hombre que pierde a su esposa por un suicidio. La incapacidad para superarlo y externar sus sentimientos lo llevan a una extraña adicción por el olor a gasolina y por el aeromodelismo. Sumado a ello, está su suegra, con quien lleva una mala relación. La cinta, con todo y sus inconsistencias en cuanto a relato, vale mucho la pena por el intenso duelo de actuación de Hoffman y Kathy Bates como la suegra. A pesar de su carisma, Hoffman logra una interpretación sumamente conmovedora que, sumada a la manipulación de la película, puede llevar al espectador al límite de la tristeza. Lo más destacado de esta actuación de Hoffman es la forma como le dio una nota de comedia, o melodrama si se quiere, a un personaje cuyo dolor parece insuperable.
Capote. (Capote, Bennet Miller, 2005)
Personaje: Truman Capote.
Para muchos, la mejor actuación de Hoffman en su carrera. Y premios como el Oscar a mejor actor, el Globo de Oro, el BAFTA, el del sindicato de actores, el Spirit, el Satellite y muchísimos más, lo confirman. La interpretación de Hoffman al escritor Truman Capote en su era pre- A Sangre Fría fue simplemente soberbia. Y no es el hecho de la personificación de alguien real o la forma como cambió hasta su voz y complexión física (lo cual también es de reconocimiento dado que no tiene gran parecido con el Truman real), sino el arco que le aporta a un escritor muy sensible que se transforma en otra persona durante el proceso de investigación de la que se convertiría en su novela insigne.
Philip usa las casi dos horas de metraje para ir del escritor que ciertamente era un sangrón, al de una persona conflictuada y con el espíritu roto ante el lazo afectivo que ha hecho con un asesino, y el compromiso de escribir la verdad en su libro. La narración, pesada y compleja, logra ser digerible a la primera vista gracias al trabajo de todo el reparto. Todos en gran nivel, pero donde Hoffman resaltó al grado de ser la película misma.
Before the Devil Knows You’re Dead. (Antes que el Diablo sepa que has muerto, Sidney Lumet, 2007)
Personaje: Andy.
Después de participar en la edición más floja de la saga Misión Imposible (la tercera) y hacer a un villano con el que claramente no estaba comprometido y sacó a flote con cierto desdén y muy pocos matices, Seymour Hoffman se reivindicó con el personaje de Andy en la cinta Antes que el Diablo sepa que has muerto.
Andy es el hijo de un matrimonio adinerado que en apariencia es un ejecutivo exitoso, pero que en la intimidad es hombre drogadicto, amoral y obsesionado con el dinero que no tendría empacho en robar e involucrar a su familia en sus sucios negocios.
Esta fue la última película del gran Sidney Lumet, y aunque no haya sido la mejor de su filmografía, es efectiva. Su montaje y narración no líneal nos permiten ver a un Hoffman en casi todos los registros posibles; del hombre amoroso, al violento fuera de control e intoxicado de droga. Acompañado por las también buenas actuaciones de Ethan Hawke, Marisa Tomei y Albert Finney, Hoffman entregó aquí a uno de los personajes más despreciables de su carrera.
Charlie Wilson’s War. (La Guerra de Charlie Wilson, Mike Nichols, 2007)
Personaje: Gust Avrakotos.
Primero las coincidencias. Al igual que Hoffman, Mike Nichols fue otro de los grandes talentos del cine que partieron en el 2014. Y al igual que Lumet, su última cinta fue justamente con Philip en el reparto. Ahora, ya encarrilados en el mismo marco, podríamos decir que tampoco fue la mejor cinta de Nichols. Si bien tenía todos los ingredientes, algo no terminó de convertirla en el filoso retrato que se suponía haría a la política exterior estadounidense. Sin embargo, la historia cautiva y eso se debe a la soberbia dirección de actores que Nichols siempre desempeñó. Y en la cual destaca, claro está, Seymour Hoffman como el bravo agente de la CIA que ayuda a un congresista conservador de Texas (Tom Hanks) a proveer de apoyo a los rebeldes afganos contra la invasión Soviética en los ochenta.
Hoffman hizo aquí a un personaje que le valió a esta película su única nominación al Oscar en la categoría mejor actor de reparto. Y aunque perdió a manos de Javier Bardem y su sanguinario asesino de No Country for Old Men. (Coen, 2007), fue precisamente la actuación de Philip lo que hizo que esta cinta no se quedara en el olvido. Tal vez el error fue ponerlo de secundario cuando claramente su presencia fue lo más divertido.
Doubt. (La Duda, John Patrick Shanley, 2008)
Personaje: Padre Brendan Flynn.
Ya por estas fechas Philip Seymour Hoffman era un consagrado. El reconocimiento, de premios y crítica, lo tenía como un actor cotizado y garantizado para dar vida hasta a los personajes más grises. Afortunadamente, Philip supo llevar su carrera bien y siempre escogió papeles que le resultaran un reto o que contradijeran su cándida personalidad. Así, en el 2008 y al lado de otro monstruo sagrado de la actuación como lo es Mery Streep, Hoffman protagonizó Doubt, un filme que representó un reto similar al de Freddie Miles, pero mucho más complejo dado el tema y el tamaño del personaje. El Padre Flynn es sospechoso de abusar de un menor. Y mientras vamos al filo de la narración junto con la hermana Beauvier indagando si es culpable o no, Hoffman se encarga de confundirnos la situación con una actuación tan subjetiva y fría que en un momento dado tomamos simpatía por su postura. Y no porque sea inocente o culpable, ni tampoco porque la historia esté bien escrita, (aunque sí es algo fundamental), sino porque lo hace parecer humano. Difícil pensar en un actor que lo hubiera hecho igual o mejor que él.
The Boat that Rocked. (Los Piratas del Radio, Richard Curtis, 2009)
Personaje: El Conde.
Aunque Philip Seymour Hoffman siempre tuvo un gusto por las comedias, pocas veces tuvo la oportunidad de estar en una tan sustanciosa como The Boat that Rocked, también conocida como Pirate Radio. Personajes como el exótico Sandy Lyle de Along Came Polly; Caden Cotan de Synecdoche, New York; o Jon Savage de The Savages, le dejaron desarrollar esa vena cómica, pero siempre con un dejo de melancolía ya fuera por el tipo de melodrama o por el contexto del personaje. Sandy Lyle, por ejemplo, a pesar de ser casi hilarante, tiene un aire perdedor que Hoffman le imprimió casi involuntariamente. O Lester Bangs, también con un dejo de soledad que no permitía verlo como el cínico que era. Sin embargo, Pirate Radio le dio la oportunidad de explayarse en el papel del locutor estelar de una estación pirata de radio que se transmite al Reino Unido desde un barco en aguas internacionales.
El Conde es como un Lester Bangs que no está decepcionado de la industria de la música y el dinero que mueve, sino que combate todo ello saliéndose de la ley, y motivado por el rock y la anarquía del mensaje que transmite. Más aún, la llegada de su némesis al equipo de locutores, le dio oportunidad de hacer una comedia más física. Muy similar a la de Mi Novia Polly, pero con un argumento mil veces mejor escrito y dirigido. Pirate Radio es un Hoffman que ya no volvimos a ver, y aunque su tiempo en pantalla está bien repartido con el resto del, por cierto, excelente reparto, vale la pena ver el filme hasta el segundo final, el cual, no podía ser de otra forma, culmina con él y una poderosa frase que resume el espíritu de esta historia.
The Master. (The Master, Paul Thomas Anderson, 2012)
Personaje: Lancaster Dodd.
La última colaboración de la formidable dupla creativa que fueron Paul Thomas Anderson y Seymour Hoffman vino en el 2012 con The Master. Para la mala suerte de ambos, a pesar del excelente filme que es, la crítica de ese año no recibió The Master del todo bien y le otorgó poca atención. Tal vez el tema de la cienciología sí caló en un sector grande de la industria del entretenimiento. Y eso sin duda fue en parte gracias a la historia de P.T. Anderson y a la cruel interpretación de Hoffman como Lancaster Dodd, el charlatán que a base de carisma y labia, inicia un culto que poco a poco se gana sospechas de abusos y desfalco.
Sumado a ello, Joaquin Phoenix da aquí la actuación de su vida y por la que también fue injustamente ignorado. Freddie, el discípulo incómodo y leal de Lancaster, es justo la contraparte de un Hoffman mesurado que aprovecha las ventajas de un guión ambivalente para ir explotando gradualmente hasta la escena en la que ambos son encarcelados por unas horas y pelean desde sus respectivas celdas. Como dato extra, Seymour Hoffman compartió créditos con Amy Adams varias ocasiones, pero fue en The Master donde por fin ambos hicieron una pareja inolvidable por dos razones. Primero por la interacción marido controlador-mujer controladora. Y dos, por la gran química que tienen y porque Adams, es evidente, le aprendió bastante a Hoffman a lo largo de los años y aquí estuvo a la altura de su actuación. Cabe mencionar que los tres, es decir, Seymour Hoffman, Joaquin Phoenix y Amy Adams fueron nominados al Oscar en su respectiva categoría. ¿Lo peor? Que Hoffman perdió a manos de Christoph Waltz por repetirse burdamente en la fallida Djando Unchained. Vaya robo considerando la desigual calidad de ambas cintas y que al final, aunque no lo imaginábamos ni de cerca, The Master terminó siendo la última gran actuación de Philip Seymour Hoffman.
Extra:
A Most Wanted Man. (El Hombre más Buscado, Anton Corbijn, 2014)
Personaje: Günther Bachmann.
Junto con la saga Los Juegos del Hambre, Seymour Hoffman alcanzó a dejar completa esta cinta que fue exhibida en el pasado Festival de Morelia y cuyo estreno, parece, ya no será posible e irá directo al DVD. Lamentable porque en verdad es un trabajo detallado de Hoffman como el espía Günther, un tipo que combate al terrorismo desde una no tan limpia trinchera que juega a hacer el bien sin importar las consecuencias humanas.
El personaje de Hoffman es doloroso. Su interpretación, más allá de conocer por lo que pasaba, obedece a la de un hombre que está atrapado entre dos bandos donde los buenos y malos de desdibujan, y donde las fronteras las controla quien tenga los intereses más poderosos. Para ser una novela de John le Carré, El Hombre más Buscado se queda un poco corta, pero la actuación de Hoffman, como siempre, llena de particularidades (su acento, por ejemplo) y reacciones que poco a poco llenan la pantalla hasta que quedaba claro quién era la estrella. Por no mencionar su fuerza para hacer mejores actores a quienes estaban al lado de él.
A un año ya de que nos dejó, descanse en paz Philip Seymour Hoffman. Y que su filmografía sea por siempre la única y verdadera muestra de su infinito talento.