*PRI, Partido Pobre, ¿Pobre Partido?
*CDMX, en las Garras de la Delincuencia
Argonmexico / A la guerra ¿sin fusil?… Mientras el Partido Verde Ecologista de México muestra su músculo político-propagandístico y con todo y las millonarias multas que le ha aplicado el INE, ha logrado que sus promocionales aparezcan hasta en la sopa; en el Revolucionario Institucional (su aliado en gran parte de la geografía electoral rumbo a los comicios del 7 de junio), sus candidatos andan causando lástima.
Dentro y fuera del PRI –para muchos de nueva cuenta “el partido en el poder”–, se habla de la carencia de recursos financieros para emprender e impulsar las campañas de sus abanderados, no solo a conseguir una diputación local o alguna modesta alcaldía, sino también sufren por falta de dinero sus aspirantes a gobernar.
Así es. A casi 50 días de que se realicen las elecciones para renovar nueve gubernaturas, las 500 diputaciones federales; al igual que los congresos locales y alcaldías en 16 estados de la República, como las 16 delegaciones políticas y la Asamblea Legislativa en el Distrito Federal; los aspirantes del tricolor no tienen aún recursos para ordenar su propaganda.
En tanto, la contienda parece estar siendo resuelta en favor de sus oponentes del PAN y del PRD, sobre todo de parte de los primeros, cuyos candidatos al gobierno de Baja California Sur, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora, ya cuentan con equipos de apoyo que crecen en acciones y presencia en los medios de comunicación.
Ante ello, se sabe que el problema de la insolvencia económica que enfrentan los priístas tiene altamente preocupado al alto mando, aunque se aduce que el control y reparto de los dineros ya no depende, como en otros tiempos recientes, del Comité Ejecutivo Nacional que preside César Camacho Quiroz.
Incluso se sabe que, quienes conforman el equipo de prensa que se encarga de cubrir las giras del presidente nacional del PRI, se han visto obligados a comer solo cuando los candidatos les invitan un taco; y a buscar les den un “aventón” para llegar a los mítines y reuniones de don César. Dicen que por las noches, nomás se le iba en puro llorar…
Adiós a la Ciudad Segura… Lo que han llamado como psicosis de robos a casa habitación en la delegación Coyoacán, podría significar el regreso de la impune inseguridad que se extiende por toda la capital del país.
Hace unos días leí que el colega Francisco Garfias fue víctima, por tercera ocasión, de la delincuencia en calles de la ciudad de México. El tema lo abona un reportaje publicado en El Universal que revela cómo en la colonia Romero de Terreros (Delegación Coyoacán), aumentan los robos a casa habitación, para lo cual los delincuentes utilizan incluso transportes de mudanza.
Ante los recurrentes robos en esa colonia, y en otras de las delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, es obvio que se está deteriorando la percepción de que la CDMX dejó de ser una ciudad habitable, para volver a ser la ciudad violenta y peligrosa de hace años.
Aquí relato el caso ocurrido este martes a quien esto escribe: Suena el teléfono, se descuelga y enseguida se escucha una voz como de alguien de provincia quien dice llamarse Pedro Torres, supuesto encargado de un “centro de operaciones de seguridad y logística de la GAM”…
– Buenas tardes. ¿Se encuentra el licenciado?
– No. No está. ¿Quién le llama?
– Soy el ingeniero Pedro Torres.
– ¿De dónde le llama?
– Del Centro de Operación, Seguridad y Logística de la GAM.
– Déjeme su número telefónico… ¿Para qué asunto es?
– Le vengo a entregar un sobre cerrado… más bien es que ya estoy aquí afuera del domicilio…
– ¿Un sobre de… Qué contiene?
– No sé, si lo abro puedo ser acreedor a una sanción.
– Déjeme algún teléfono para que él lo llame.
– ¿No tendrá Usted algún número celular o de radio de él?
– Nooo, no cuento con esa información.
– Ah, pues dígame ¿qué hacemos? Déjeme su número. Usted ¿cómo se llama?
– Gisela.
– Bueno, usted, puede salir y recibirme el sobre.
– No, señor, yo no puedo… Déjeme su teléfono para que él lo llame o ¿qué hacemos?
– No, pues le hablo más tarde.
– Ok, en una hora ya le tengo respuesta. (Se registra el número de celular: 555062 2000)
Media hora después, el reportero llama al mismo número telefónico de celular: 555062 2000 y le responde una voz con acento y modo de hablar distinto al capitalino. Dice ser “el ingeniero Pedro Torres”, y el entrevistador le inquiere: ¿De dónde eres?
El entrevistado contesta: de Apatzingán.
¿Y qué haces aquí? –cuestiona el comunicador.
– Aquí, soy el ingeniero Pedro Torres, encargado del Centro de Operaciones de Seguridad y Logística de todo el Distrito Federal, y ya estamos abarcando el Valle de México. La semana pasada salió de su domicilio una señora muy temblorosa y nos entregó un paquete de fotografías y de videos…
Me pregunta si ya llegué a mi “establecimiento”, porque afirma que él se encuentra afuera del domicilio, y quiere entregarme un sobre con información. Me pide que le escuche por lo que me tiene qué decir y advierto que intenta extorsionarme, por lo cual le atajo:
– No, quien tiene que escucharme eres tú. ¿Sabes quién soy yo?, ¿a qué me dedico? Porque te estoy grabando.
Y me contesta de inmediato: Lo único que no sé de usted es que va a hacer hoy en la tarde en el water, pero ya tenemos toda la información de lo que hace toda su familia, a qué hora entran y salen, a dónde van…
Y otra vez le interrumpo para decirle: pues yo sí sé qué vas a hacer en la tasa del baño, vas a dejar sangre, porque a nadie en el DF lo puedes espantar con el petate del muerto. También tú tienes madre, esposa, hijos y nosotros sabremos dónde hallarlas… De pronto, en el teléfono se escucha un sonido singular, el tipo colgó.
Una vez reportado el intento de extorsión al 089, quien toma el reporte nos emite sus Recomendaciones:
– No interactuar con el interlocutor.
– No asustarse. En ese tipo de llamadas suelen asegurar que conocen todos sus movimientos; así como los de cada persona que vive en el domicilio que le proporcionaron. Esto no es verdad, es sólo para que Usted mismo vaya dando la información.
– No brindar ningún tipo de información personal, laboral, etcétera.
– Identifique los números, y si volvieran a llamar, no responda.
– Y si llamaran de otro número que no tuviera identificado, y reconoce el tipo de llamada, cuelgue.
– Estar atento por si ubica alguna persona fuera de su domicilio viendo insistente hacia el lugar.
– También, por si viera algún auto con personas dentro.