*Ante Retórica Dañina; México, más Alta Prioridad de EU; Biden
*Clinton, Trump y Fidel; Orígenes Distintos
Argonmexico / Te canto, porque no es cierto que te hayas muerto Camilo… Entre 1973 y 1976, cuando quien esto escribe estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva, era obvio que el enemigo común, popular, natural, estaba representado por el “Tío Sam”. Todo lo que significara Estados Unidos, era como hoy para los cristianos, algo así como el demonio.
Sin embargo, al paso de los años, y con las vivencias que se van adquiriendo, la forma de ver las cosas nos van dando otra visión, otra percepción de lo que ocurre en el orbe; algo diferente como las relaciones entre nuestro país y el vecino del norte.
Este miércoles, cuatro décadas después, frente a la afirmación de que 20 años no es nada, me encuentro con que aquél imperio de los Estados Unidos que solo buscaba imponer su “democracia” a las otras naciones del mundo, es distinta. Es otra, lo confirmo en la voz misma del segundo hombre en el gobierno de la Unión Americana.
Y aquí expongo mi percepción actual, cuando en el Salón Adolfo López Mateos de la Residencia Oficial de Los Pinos, el Vicepresidente de EU, Joseph Biden declara que “la relación con México es de la más alta prioridad para el Presidente Obama y para los Estados Unidos. Y será así, no importa qué más pase en el mundo, ni qué otra crisis exija nuestra atención. Ésta es una relación importantísima, políticamente, económicamente y estratégicamente hablando”.
Al lado del Presidente Enrique Peña Nieto, Joe Biden repuso que en la campaña presidencial de Estados Unidos ha habido mucha retórica dañina e inacertada (se refería, por supuesto, al aspirante republicano a presidir la vecina nación, Donald Trump); “casi siento la obligación de pedir disculpas con esta campaña presidencial de mi país, y lo que han hablado sobre los mexicanos.
“Ha sido una campaña ardua y encarnecida, Sólo quiero decirle y hacerle saber, señor Presidente (Peña Nieto), que la retórica más calurosa de algunos de estos candidatos no representa a quiénes somos nosotros, el pueblo de Estados Unidos. No es la opinión de la mayoría de la gente de mi país. Es lo opuesto”.
Aseguró que “somos dos naciones, cada una con sus propias necesidades y sus propios intereses; pero dos naciones que comprenden que nuestras necesidades e intereses son mejorados al colaborar la una con la otra”.
Y es que el precandidato del Partido Republicano a la Presidencia de la Unión Americana, Trump, todos lo sabemos, se ha ido de la lengua y ha buscado conquistar el voto mayoritario de los anglosajones racistas o xenófobos, a partir de lanzarse en contra de los migrantes latinos. La gran masa de éstos formada sobre todo por mexicanos.
Aunque Donald (Trump, off course), no cita datos ni cifras respecto a las aportaciones de los connacionales en Estados Unidos, como tampoco hace referencia del intercambio comercial bilateral que existe entre México y su país; nación donde él nació, pero a la cual llegaron también en calidad de migrantes sus ancestros; incluso su última consorte.
A ello sí se refiere el vicepresidente Biden, quien remarca que Estados Unidos y México comercian más de mil 500 millones de dólares al día; y seis millones de trabajadores estadounidenses tienen empleo gracias al comercio con nuestro país, o dependen de ese comercio bilateral.
De acuerdo a lo que expuso el segundo hombre al mando de la vecina nación del norte, ese país, Estados Unidos, vende más a México que a Brasil, Rusia, India y China en conjunto. Además, el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos.
Y hasta sostuvo que desde el primer diálogo de los Presidentes Peña Nieto y Obama, se han logrado resultados importantes, como asegurar que en las fronteras haya comercio lícito y seguro entre los dos países, y mejorar la colaboración en energía “para tomar la ventaja competitiva que comparten nuestras naciones, no sólo en gas y petróleo, sino incluyendo oportunidades para energía geotérmica, solar, eólica y de biomasa. Estamos llegando casi a mil millones de dólares en proyectos de construcción de energía eólica y solar en la frontera”.
De ese modo, toda proporción guardada, rememoro que en las respectivas autobiografías de Bill Clinton y Fidel Castro, mientras el primero crece en una familia humilde, cuyo padre fallece víctima de alcoholismo aún antes de que él naciera; el segundo, el de Cuba, llega al mundo arropado casi en pañales de seda.
Sí, cuando William recibe el apellido de su padrastro (como se acostumbra legalmente en Estados Unidos), a Fidel lo protege con todo derecho su padre, un gallego separado de su primera esposa y aposentado en la isla, con una creciente posesión territorial al servicio, entonces, de la Fruit Company estadounidense.
Y mientras Bill Clinton se tiene que abrir paso macheteándole duro como estudiante pobre para conseguir una de las 17 becas que otorga en Estados Unidos la Universidad de Oxford, de la Gran Bretaña; Fidel Castro logra que sus padres lo manden a estudiar a un colegio jesuita, y luego a la escuela de Derecho de la Universidad de La Habana.
Años después, cuando Fidel se casa y decide irse de Luna de Miel a Miami, y de ahí viaja a Nueva York, donde “junta dinero” para comprarse un Cadillac Convertible último modelo, que conduce hasta Florida para llevárselo a Cuba a bordo de un ferry; Bill se casa con Hillary, y opta por disfrutar sus primeras noches de casado en Acapulco, en México.
Sí, ese es el origen de la familia Clinton, y el de Fidel Castro. En su autobiografía, el de Estados Unidos dedica la mayor parte a reconocer y agradecer a quienes lo ayudaron en su vida y trayecto político, como el senador Fullbright, a su esposa, Hillary quien lo ayudó a incluir en su gabinete en el gobierno estatal de Atlanta de Atlanta a mujeres y gente de color.
El de Cuba, Fidel, se refiere en su autobiografía a quienes pudieron competir con él, pero que al final él los derrotó. A todos, incluido El Che, Camilo Cienfuegos… Todos perdieron… Todos…