Por Jaime Arizmendi
*A 25 Años, ¿Prevalece la Tesis del Asesino Solitario?
*Falso que Comunicadores se Hubiesen ido de “Shoping”
Argonmexico / ¡Muchos coincidimos!… Al cumplirse el viernes pasado 25 años del homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, su paisano Alfonso Durazo, entonces su secretario particular, sostuvo: En caso Colosio, no creo en tesis del asesino solitario. El hoy Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana refiere que ese magnicidio “fue el quiebre de la vida nacional”. También compartimos esa tesis.
Aquel fatídico 23 de marzo de 1994, hace 25 años, a nadie le podía causar extrañeza que a las 17;00 horas en la Ciudad de México, 15:00 de ese día en Tijuana, hubiera ya un retraso de dos horas en la agenda del candidato del PRI a la Presidencia de la República; y que los periodistas (reporteros y reporteros gráficos), enviados a cubrir la gira de Colosio, ya tenían que enviar sus cortes y adelantos informativos.
Esa etapa de la campaña del abanderado tricolor había iniciado un día antes en Culiacán, con un cierre espectacular la noche en Mazatlán. Uno a uno de los eventos proselitistas de la campaña colosista, mostraban cómo la confianza popular iba en aumento de forma paulatina para el sonorense. Falso que la campaña no prendía.
Así, amanecimos en Mazatlán y después de un evento en ese puerto sinaloense, los comunicadores nos adelantamos y volamos a La Paz, Baja California. Ahí, en la carretera del aeropuerto a la ciudad, lo esperaban docenas de taxistas. Airados, los trabajadores del volante se decían decididos a impedir el paso de Luis Donaldo, “por las burlas del gobernador hacia ellos”.
Aquí empezó el retraso en la agenda. Al llegar a la zona donde los ya cientos de taxistas sudcalifornianos habían atravesado en la carretera sus unidades, Luis Donaldo ordenó detener la Suburban que lo conducía y descendió para “dialogar con ellos”.
Iracundos, los choferes gritaban consignas, leperadas y hasta mentadas de madre contra el abanderado del tricolor. Ya cerca de ellos, él los dejó hablar y cuando le tocó el turno, hizo lo propio, lo que él sabía hacer: dialogar con su voz pausada, aunque firme. Les aclaró que ni como Presidente de la República podría imponer nada a un gobernador estatal, pero si el voto mayoritario lo llevaba al triunfo, conversaría con el mandatario estatal para hacerlo entender su problema.
Y se hizo la conversión. Los antes energúmenos taxistas ya convencidos de la palabra del hombre de Magdalena de Kino, coreaban: Co-lo-sio, Co-lo-sio… Y con sus taxis lo escoltaron hasta el acceso a La Paz, donde encabezaría un evento con mujeres sudcalifornianas que le entonarían un canto de gran sentir.
A esto le siguió una reunión con productores agropecuarios de la entidad, y otros encuentros que, al demorarse, obligaron a que los comunicadores fuésemos convocados a adelantarnos y viajar “de una vez”, al aeropuerto de Tijuana. Y así sucedió. Al filo de las 15:00 horas de Tijuana (17:00 en el entonces Distrito Federal), para la mayoría de los periodistas ya era tarde para enviar cortes y adelantos informativos.
Por ello, de las varias docenas de comunicadores acreditados para realizar la cobertura informativa de la gira colosista por Tijuana, sólo quedamos unos cuantos. Ahí, tras la alambrada que impedía el paso hacia las pistas aéreas, permanecimos no más de 13 reporteros. Y es que éramos los encargados de redactar la nota de color. La crónica del día.
Finalmente, después de más de una hora, arribó a la terminal aérea la nave en que viajaba Luis Donaldo con sus más cercanos, entre ellos el secretario de Prensa del CEN del PRI, Liébano Sáenz. De ahí a Lomas Taurinas, ese abandonado asentamiento irregular (como los muchos que había en Tijuana) donde Colosio encabezaría un mitin. El que sería el último de su trunca campaña.
Falso que algunos comunicadores hubieran sido llevados de “shoping” al otro lado de la frontera cuando, seguramente ninguno de los periodistas llevaba pasaporte con visa, para poder acceder a territorio estadounidense. Sobre todo, al entender que la visita a Tijuana sería sólo por unas horas, ya que la pernocta estaba planeada para Mexicali, donde tendría lugar el último evento.
Y es que por el retraso en la agenda y que al llegar la comitiva de prensa a la terminal aérea de Tijuana pasaban las 15:00 hora local, mientras que en la capital del país eran las 17;00 horas, los fotógrafos, camarógrafos y redactores de los medios tenían poco tiempo para realizar el corte informativo con el envío de adelantos y fotos; del aeropuerto se fueron hacia la sala de prensa a cumplir ese compromiso laboral.
Durante una entrevista efectuada dos días antes del 25 aniversario luctuoso de Colosio Murrieta, Alfonso Durazo sostuvo que nunca ha aceptado la tesis del asesino solitario. “Pero esa es una conclusión personal con elementos objetivos y subjetivos. Durante la campaña fue normal hablar de que la vida del candidato presidencial corría peligro, esa hipótesis finalmente se confirmó.
“Pero me parece simplista que en un momento de alta confrontación política y en el contexto de la madre de todas las batallas que es la sucesión presidencial, el asesinato de Colosio tuviera explicación en la mano de un asesino solitario, francamente nunca he aceptado esa tesis”, repuso.
El secretario recuerda que hay mucho vigente de los postulados de Luis Donaldo Colosio pronunciados en 1994, que fueron sintetizados magistralmente en el discurso del 6 de marzo de 1994.
No todos esos principios siguen vigentes en el partido que en aquel momento lo postuló, su visión que proponía se fue difundiendo en otros espacios políticos, y hoy lo han hecho suyo partidos y organizaciones ajenas al PRI.
Inquirido respecto al magnicidio, Durazo Montaño refiere que el asesinato fue el quiebre de la vida nacional y aceleró el proceso de descomposición que venía impulsado por la política económica neoliberal y que se complicó con la política.
“Esto desembocó en una serie de desviaciones que ha sufrido México. Y una de las consecuencias es esta descomposición social, la pérdida del tejido social y el consecuente impacto de la inseguridad. Este proceso de descomposición política y social que ha vivido la Nación no es ajeno a las condiciones de seguridad que vive el país”. Sí. De no haber ocurrido el magnicidio, México sería otro…