POLÍTICA Y FAMILIA

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

Notas sobre El recuerdo y las heridas: el asesinato de mi abuelo de Otto Granados Roldán. México: 2019, Ediciones Cal y Arena.

Por Marco A. Flores Zavala

Política, violencia, memoria, dolor, silencio

El recuerdo y las heridas: el asesinato de mi abuelo, de Otto Granados Roldán, es un ensayo compuesto con análisis político sobre historias locales, recuerdos familiares y “heridas” que guarda la memoria sobre el homicidio de Vidal Roldán y Ávila (abuelo del autor), entonces senador de la República de 38 años.

En el aparato crítico se muestra que el tejido está hecho con investigación documental, hemerográfica, bibliográfica y con interpretación sobre una secuencia de la historia regional –Zacatecas y Aguascalientes; sin obviar la capital del país y lo nacional-.

**

Otto Granados Roldán  interroga desde el recuerdo, construido en la relación familiar; desde la ciencia política y la política como práctica –la cual le es inherente, lo conocemos: el autor asienta: “Algo habrá quedado en las profundidades de la memoria familiar, porque la política era con frecuencia tema de conversación y supongo que de alguna manera influyó en mi horizonte profesional”.-

Granados Roldán fue gobernador de Aguascalientes (1998-2004) y secretario de Educación Pública (2017-2018). Actualmente es presidente del Consejo Asesor de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

*

Bullet: En la cuarta de forros se dice en el libro: “Hay una foto de mi abuela, posiblemente de 1926, que nadie en la familia recuerda dónde pudo haber sido tomada, en la que se observa de pie, seria, casi hierática. Su rostro no es una cartografía del dolor. Es, en todo caso, de desconcierto y desamparo, como corresponde a una viuda joven que de pronto se queda sola y con cinco hijos, entre ellos mi madre, porque meses antes, el 14 de febrero de 1925, su esposo, Vidal Roldán y Ávila, que en distintos momentos había sido funcionario, diputado, senador y presidente municipal, era asesinado como parte de un enfrentamiento político propio de una era en la que el viejo orden no acababa de morir, el nuevo no acababa de nacer y las disputas por el poder se saldaban con sangre” [Cuarta de forros]

**

**

El texto inicia con la recuperación de un detalle de la memoria privada, personal, desde un retrato de la señora abuela, María del Refugio Gándara, y sigue con la pregunta de la genealogía herida ¿quién fue Vidal Roldán y Ávila? ¿Quién y por qué lo asesinaron? ¿Cómo afectó el hecho en la familia que quedo (la viuda y en los cinco hijos? y lo que hizo ella para hacer justicia y seguir en la vida.

El libro cierra con una descripción forjada desde la memoria personal: “Siguió adelante, ocupando su última vivienda […] fingiendo que nada había pasado. Vio crecer a sus hijos y a sus nietos con aparente serenidad, con ese sentido de aceptación, más que de asimilación, que en determinadas circunstancias permite a las personas vivir con dosis razonables de felicidad y porque al final del día, pienso –dice Granados Roldán- envejeció, y entonces supo que ya no tenía otra vida donde fuera posible reparar la tragedia”.

*

En El recuerdo y las heridas: el asesinato de mi abuelo se relata la trayectoria de Vidal Roldán y Ávila, un profesor que intervino en los escenarios políticos de Fresnillo, las ciudades capitales de Zacatecas y de Aguascalientes y en la Ciudad de México.

En el transcurrir del ensayo se advierte la trayectoria de un individuo que no es ajeno a las diferentes redes que hacen sociedad: estudiante en la capital del país, profesor y periodista en la comunidad de Plateros, diputado en el Congreso de Zacatecas (septiembre de 1912-septiembre de 1914), Director de Instrucción Primaria (octubre de 1912-febrero de 1913); comerciante, editor de impresos, impulsor de asociaciones gremiales y políticas, político –regidor- y senador de la República por Aguascalientes.

Pero el ascenso o la permanencia con vaivenes se corta de tajo cuando es asesinado en una céntrica calle de la ciudad de Aguascalientes, en un día invernal de febrero de 1925.

*

Va una referencia para indicar sobre su personalidad en la política zacatecana, a los 26 años, Vidal Roldán y Ávila, diputado por el distrito de Fresnillo, presentó, en la sesión ordinaria del sábado 11 de octubre de 1913, una iniciativa de ley precedente en la legislación laboral de Zacatecas (influencia del catolicismo social).

Propuso que los días domingo fueran de descanso obligatorio. Expuso en su artículo primero: “Los domingos son días de descanso, por tanto queda prohibido en tales días el trabajo material por cuenta ajena y el que se efectúa con publicidad por cuenta propia en fábricas, talleres, almacenes, tiendas, comercios fijos o ambulantes, transportes, explotaciones de obras públicas, construcciones, demoliciones o reparaciones, faenas agrícolas, siembras, establecimientos y servicios dependientes del estado o municipio, y demás ocupaciones de servidumbre análogas a las mencionadas…”

La iniciativa puso como antecedentes de descanso cuando se rememoraban hechos cívicos -5 de febrero, el 2 de abril, 5 de mayo, 16 de septiembre y 24 de octubre-. No tengo evidencia que haya prosperado la iniciativa, pero la promovió en momentos que otras asociaciones de empleados particulares y mutualidades instaban en la jefatura política de la ciudad de Zacatecas para que los domingos fueran de descanso.

Por cierto, la presentación de la iniciativa se hizo un día después que el presidente general Victoriano Huerta desconoció y suspendió las labores del Congreso de la Unión. Forjando entonces la fase autoritaria del gobierno huertista.

*

El libro está integrado con cuatro secciones, los sitúo como: el escenario sociopolítico: “Vidal Roldán: la política y la borrasca”. Ingreso a la política con poder –diputado sin impugnación a los 24 años-: “Zacatecas, ¿La provincia inmutable?”. El homicidio y el seguimiento del caso: “Celos, furia y muerte”. El silencio que forjan las heridas: “Nunca quejarse, nunca explicar”.

Preciso: se va del esbozo –por breve- biográfico familiar, transcurre con Vidal Roldán en escenario y acciones políticas en dos comunidades-locales y la interacción con lo “nacional” o, puedo decir: el centralismo re-emergente en las postrimerías de las movilizaciones armadas y políticas de la revolución. Pese a la debida citación de don Plutarco Elías Calles, la narración no es un eco de lo que sucede en Ciudad de México, sino un examen de lo que ocurre en comunidades del interior del país.

Hay exposición de cómo algunos grupos ideológicos –los católicos, los independientes, los revolucionarios y los autoconceptualizados con lo anterior- conviven y actúan con otras plataformas para acceder y hacerse del poder.

**

**

¿Cómo se impiden o negocian el acceso de personal al poder? Granados Roldán expone en el caso de su abuelo: “Para preservar la estabilidad del estado, y no obstante las relativas diferencias locales con Calles o, mejor dicho, con algunas de las promesas de la revolución, había que asumir que existía ya un nuevo régimen con el que tendría que convivir necesariamente cualquier interesado en hacer política […] el cálculo de Roldán fue el correcto, pero para su mala fortuna, alentó también las revalidades con las facciones que, aprovechando que la vieja clase dominante iba en retirada, querían ser las nuevas elites.”

Granados Roldán expone cómo se fue construyendo, por sustitución, el sistema político mexicano del siglo XX. Advierte de detalles sobre las violencias: personales, ilícitas, autorizada, simbólicas que se usaban –acaso se usan- para dejar hacer, dejar pasar o impedir y retirar a personas del espacio público.

El apartado del asesinato e investigación judicial sobre los actores materiales está marcado por una narración detallada – y advierte lo que marcó a los posibles silencios en la memoria familiar- y más los motivos para asesinarle. El móvil fue político: el gobernador José María Elizalde creía –así le aconsejaban los suyos- que Roldán conspiraba para sustituirlo.

En esa sección ronda en crónica la pesquisa judicial y posibilita preguntas que responsabiliza al régimen, a los autores materiales y presuntos intelectuales .

*

Al final del libro, el lector tiene un actor político que hizo novedades, pero está una sentida historia, la del silencio (ausencia de queja, ausencia de explicación) de doña Refugio Gándara.

Otto Granados Roldán abre (yo cierro) con Czeslaw Milosz: “Es posible que no haya más memoria que la de las heridas”.

Deja un comentario