por Marco A. Flores Zavala

Leer en WhatsApp

(Enero de 2022)

Desde hace tiempo varios amigos me remiten cotidianamente la prensa en PDF o los links para acceder a ciertas opiniones restringidas en redes. También recibo boletines, síntesis gubernamentales y tal. La generosidad fraternal me facilita para hojear, seleccionar, contrastar, ampliar, entender y anotar mis intereses en libretas de viaje. Todo ello me llega al WhatsApp, aplicación que tengo en silencio y sólo la abro cada dos o tres horas –porque siempre me engancho y me quedo ratos que no son en horario privado-.

En mi celular –pagado en abonos de lealtad a Telcel- ojeo y leo. Me detengo en las fotografías, el diseño de las portadas, las dimensiones y localización de los textos. Obvio no leo todo, eso a mí me es imposible, por eso admiro el trabajo nocturno de quienes redactan las síntesis y los bullets; también los que a las seis pueden dar opiniones.

Los sábados disfruto la revista Proceso. Antes no me iba, sólo la adquiría cuando don Julio o algún del Top nacional iban en portada. No niego que me aquejumbra cuando Zacatecas –más antes, Zacatecas era un dato inédito en Proceso– aparece en textos de reportaje y crónicas sobre temas de seguridad.

Los domingos me solazo. Ojeo a Carlin, el opinante de fútbol, cuyas columnas aparecen en España, Inglaterra y Clarín, hoy 23 su columna se llama “Vladimir, el Kremlinator”. Comparo, mientras WSJ y FTWeekend US traen de imagen sobre Ucrania la fotografía del encuentro entre los cancilleres de Estados Unidos y Rusia, El País presenta una foto con voluntarios ucranianos

En revistas y periódicos mexicanos sigo la información y opiniones sobre las consecuencias al patrimonio cultural por la venta del CitiBanamex.

Antes de iniciar esta colaboración, me entretuve viendo imágenes y reseñas del encuentro América-Atlas. Quién apostaba hace un año que los rojinegros serían otros, a tal grado que en sus tres encuentros han usado diferentes casacas deportivas: amarillas, rojinegras y anoche blancas…

Ojear en Whats no es cómodo; por eso, cuando requiero de tiempo y detención en los textos, paso la lectura a la vieja máquina de escritorio –vinculando aplicación-. La actividad, en ningún momento, la separo de anotar en una libreta de viaje donde asiento de todo.

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La semana pasada se cumplieron 200 años del natalicio de Jesús González Ortega, un personaje que es nombre de escuelas, calles, plazas y pueblos en el estado y el país. Sin estar en el tenor de la conmemoración, pero sí en la reflexión del legado, Jesús Gaytán Rivas publicó el libro General Jesús González Ortega. El soldado de la Reforma.

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El autor –permanente promotor de la ejemplaridad cívica e histórica- expone una síntesis de la trayectoria de un ciudadano que laboró con diferentes instrumentos culturales en el proceso de construcción del Estado mexicano en el largo siglo XIX.

En el libro usted puede leer las fases de un González Ortega que fue comerciante de libros, lector y redactor de periódicos; también su concurrencia como político y diputado local que se hizo con las armas para defender el pacto constitucional de 1857. Hay datos de un gobernador impulsor de las reformas políticas y jurídicas que hoy definen el Estado mexicano; igual hay notas de un ciudadano armado que asistió a la guerra civil y a la salvaguarda del territorio nacional ante la aventurera invasión francesa.

Gaytán -originario de La Mancha, Villa de Cos- no deja pasar los momentos de un hombre que admitió el retiro de la vida pública cuando las causas de su presencia personal y política no eran ya las de sus luchas anteriores.

Si desea, en la lectura notará las acciones de un político que creía y luchaba por el bien de la patria; también sentirá el transcurrir de un particular de san Juan Bautista del Teul (hoy Teul de González Ortega); del ciudadano, que hecho el jornal, retorna a la vida privada para reflexionar sobre el Arte Real.

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Con el libro General Jesús González Ortega. El soldado de la Reforma tenemos una biografía que colabora para situar que la ejemplaridad histórica es un medio pedagógico para aprender a convivir civilizadamente en la patria, la casa que nos hace común.