Como parte de las actividades que lleva a cabo el V Festival de la Diversidad Sexual, se desarrolló un espectáculo escénico a cargo del Grupo Demente, de la capital zacatecana, titulado Coca Light.

La cita fue en el Teatro del IMSS, donde previamente las y los espectadores aguardaban ansiosos la puesta.

Dirigidos por Ángel Martínez, cuatro actores mostraron de manera fría y calculadora la sociedad en la que actualmente nos encontramos.

Allí se representó un estilo de vida que muchas veces la sociedad trata de tapar, esconder o simplemente ignorar, pero que está latente en las regiones más vulnerables del país.

Se trata de aquellos suburbios en los que predomina la prostitución, la violencia hacia las mujeres, los secuestros, los asaltos, los homicidios, la drogadicción y otras carencias que afrontan algunos seres humanos.

Al comienzo de la obra, una voz en off da las últimas noticias que acontecen en la capital, que evidencian los crecientes índices de violencia y las nuevas estrategias que el gobierno planea para combatirlos.

El escenario evoca una sala de estar, una alcoba y un comedor, lugares donde se desarrollaron las historias de la escalofriante puesta.

Allí, una mujer sola se encuentra recostada sobre el sofá después de un día de juerga, mientras recuerda los estragos de la noche anterior, de pronto, un hombre le toca desesperadamente la puerta y le pide con gritos e injurias que abra inmediatamente.

Mientras la ofende, el tipo se dan un pase de cocaína y le reclama lo que había hecho la noche anterior.

En la contraparte, otro joven toma una cerveza mientras dice que a las mujeres hay que tratarlas mal, por lo que son y porque no valen nada.

Por otro lado, un travesti asustado cuenta que la noche anterior muchas de sus ‘amigas’ fueron maltratadas, ultrajadas, violadas y otras más asesinadas por unos sujetos, mientras ejercían su oficio.

Después, la primera pareja platica sobre lo ocurrido anoche, que fue muy fuerte y agresivo, por lo que les es imposible quedarse allí, dadas las circunstancias.

Cada uno, desde su particularidad, vivió la misma violencia de aquella noche, en la que los travestis fueron atacados, en medio de un ambiente que se torna cada vez más difícil para ellos por su estilo de vida, en el que muchas veces se dejan de lado los valores y los escrúpulos.

La trama cierra con la imagen de una comentarista de televisión, que dice que la violencia sigue igual, pero que se aplican las medidas de prevención para detenerla.