Por Marco Antonio Flores Zavala
Al bajar los efectos que provocaron la pólvora y el ruidal de la batalla, inició la organización del gobierno estatal. Uno de los ramos de atención fue el educativo. Los profesores Francisco Guadiana y Toribio García Zarate fueron designados como director de educación primaria e inspector del ramo, respectivamente.
Los nombramientos ocurrieron en la primera quincena de julio de 1914. Los hizo el gobernador Manuel Carlos de la Vega.
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Guadiana y García Zarate no eran soldados de la División del Centro. Lo suyo era la docencia con gis, pizarra, declamación, lectura y escritura. Aunque sí tenían vínculos con los hombres de las armas. Antonio Acuña Navarro, a la sazón secretario de gobierno, los impulsó como los nuevos hombres de la educación. Los tres intervinieron en la campaña del antirreeleccionismo maderista.
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Los profesores, en el plan discursivo, asumieron la tradición ilustrada: “en las escuelas primarias se desbasta la corteza que cubre el espíritu del niño, y se le prepara para la consabida lucha de la historia”.
En su presentación prometieron: “la apertura de las escuelas primarias, por considerarlas como la base de todo progreso ulterior, pues que en efecto, de los bancos de la escuela primaria saldrán los hombres del porvenir”.
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Entre las labores inmediatas que realizaron fueron las asambleas generales de profesores de educación. Las celebraron en la escuela primaria Gabino Barreda (sita actual en la esquina de Rosales y plazuela Miguel Auza).
En las reuniones de profesores abordaron la distribución del tiempo escolar y las conferencias pedagógicas que implementó José E. Pedrosa, el anterior director de educación.
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Imbuido Guadiana en la reorganización del sistema educativo –antes fue profesor en el Hospicio de Guadalupe-, nombró profesores, ayudantes y directores para las escuelas de Jerez, Villanueva, Pinos, Calera, Vetagrande, Fresnillo, Morelos, Sombrerete, Guadalupe, Ojocaliente, Sain Alto, Tepetongo, San José de la Isla.
El día 30 de septiembre de 1914, el profesor Guadiana nombró ayudantes de la escuela de Tlaltenango a María de la Luz Delgado y María Nieves Orozco.
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Los hombres de la Historia
En el otoño de 1914, el general Porfirio Díaz se mantiene exilado. Vive en Francia. Su parentela celebró el 7 de septiembre de 1914 el bautizo de Justo Sierra Casasús, nieto del difunto ministro de Instrucción Pública. El militar mexicano y su esposa Carmelita fueron los padrinos del niño.
El general Victoriano Huerta huye (fue presidente de la República, de febrero de 1913 a julio de 1914). Marcha de Jamaica a Gran Bretaña. Le acompañan auxiliares y su familia. Es un militar indeseable.
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El rastro de los militares zacatecanos afectos a los regímenes de Díaz y Huerta se pierde en el otoño de 1914. Jesús Aréchiga Mojarro, Miguel Ruelas Suárez, Luis Medina Barrón y Joaquín Beltrán Castañares están fuera de las glorias guerreras y políticas.
Por cierto, quien sustituyó al Beltrán Castañares como jefe militar en el Estado de México fue el zacatecano Francisco Murguía. Éste era una de las estrellas del constitucionalismo armado triunfante y opositor a la División del Norte de Francisco Villa.
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En ascenso están los hombres de la División del Centro, como Pánfilo Natera, Trinidad Cervantes, los hermanos Caloca, Santos Bañuelos y Manuel Carlos de la Vega.
Frente la vorágine inmediata de la política, los hombres de la cultura están en las minucias de elaborar su obra. Manuel M. Ponce vive en Cuba da conciertos para subsistir. Ramón López Velarde ronda con su primera publicación. Francisco Goitia es un soldado más en las huestes de la movilización popular.
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En Zacatecas, Antonio Acuña Navarro es el hombre que reúne el pasado y presente. El pasado porque su padre fue un político excluido del arecheguismo. Presente porque es el secretario de gobierno, habla inglés, está casado y vive en la calle de La Compañía.
Su pasado y presente reúne la oposición católica y la disidencia maderista. Una minucia: el testigo de su boda civil es Rafael Ceniceros y Villareal, el ícono opositor de las leyes de Reforma.
Imagen: Dominio público. En ese edificio el profesor Francisco Guadiana se desempeñó como docente.