¿QUIÉN ES LA DERECHA?

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Por Francisco González Romo

El domingo pasado, después de una ardua preparación, salió a la luz un grupo de personas, con diferentes afiliaciones e ideas políticas, cuya unión se da, principalmente, en torno a los intentos de erradicar la corrupción en nuestro estado y al de ser una “voz crítica” permanente de las acciones de gobierno; “Despertar Ciudadano” fue el nombre que se le dio después de una larga serie de debates.

Forman parte de ésta iniciativa ex funcionarios de diversos gobiernos estatales, así como universitari@s, médic@s, deportistas, músic@s, estudiantes o comerciantes. Además, con la finalidad de “romper el cerco mediático” y de respaldar ésta iniciativa, acompañaron la presentación de éste grupo Gilberto Lozano y Julián Le Barón, miembros del Consejo Nacional Ciudadano y quienes, a mi entender, no sólo en su discurso, sino en su actuar, han adoptado posturas francamente progresistas y hasta “radicales”.

Sin embargo, fue imposible evitar leer o escuchar bastos comentarios sobre una supuesta tomada de pelo que nos habrían dado los señores Lozano y Le Barón, a todas aquellas personas que participamos en la elaboración tanto del documento base del grupo, así como en la rueda de prensa en la que se dio lectura al mismo y en la que fijaron las posturas del Congreso Nacional Ciudadano en torno al nacimiento del mismo en Zacatecas.

Quizá la persona más comprometida con denostar éste intento de erradicar la corrupción en el estado haya sido el periodista Alfredo Valadez, quien en nota publicada en Periómetro, lanza sendos ataques en contra del Congreso Nacional Ciudadano y, en lo personal contra Gilberto Lozano “líder de la organización de derecha.”

Desde mi punto de vista, el problema que pone sobre la mesa el compañero Valadez no es despreciable y se origina en una antigua pugna que se tiene en las sociedades por definir qué es la izquierda y qué es la derecha, conceptos que verdaderamente son un dolor de cabeza porque no sólo tienen que ver con la “temporalidad” que viva una sociedad, sino con su entorno geográfico y económico o con la complejidad de sus relaciones, que va más allá de la lucha de clases marxista (burguesía contra proletariado). Las izquierdas y las derechas varían tanto de sociedad en sociedad y se entremezclan de una manera tan vertiginosa en los senos de las mismas, que es muy difícil delimitar cuándo (y sobre todo dónde) uno deja de ser izquierda para ser derecha y viceversa.

Alguna de las maneras que tenemos para definir qué es izquierda y qué es derecha, quizá sea aquella reflexión (que nos hiciera Rodrigo Borja) que nos lleve a preguntarnos a quiénes benefician estas posturas: ¿es a la gran mayoría desprotegida?, ¿es a los grandes grupos de interés económico?
Y aun así nos encontraríamos en un grave dilema: recordemos la estrategia utilizada por el Presidente Lula en Brasil (hombre de izquierda), quien creó bonos (deuda) para casi  universalizar la Seguridad Social en su país, beneficiando así a más del noventa por ciento de la población, pero también a los codiciosos magnates de las bolsas de valores. Recordemos también que ésta política fue utilizada hace poco por Enrique Peña Nieto (hombre de derecha) para “mejorar” las condiciones educativas en México.

¿Qué puede guiarnos, entonces, para determinar qué es derecha y qué es izquierda en una sociedad? Ivan Illich propone una fórmula quizá más eficaz para hacerlo; asegura que una institución de derecha es aquella que dificulta a sus “usuarios” el alcanzar la finalidad para la cual fue creada y a la vez no permite que otras instancias sean las que lleven a cabo esta tarea.

En el documento que da luz al grupo Despertar Ciudadano, aseguramos que es necesario que el Estado estimule “…diversas modalidades de democracia directa y de autogobierno, las cuales no representan riesgos de ruptura del tejido social sino que garantizan mayor cohesión del mismo…” eliminando los vicios electorales y democratizando la cultura, la técnica, la ciencia y el acceso a tecnologías adecuadas a los objetivos comunes de cada región y mínimamente dañinos a la energía social y al medio ambiente, respetando las diferencias, las nuevas formas de organización autónomas y todas aquellas iniciativas que impliquen una descolonización del pensamiento. Así como alentando un cambio profundo en la concepción del mundo “… evitando colocar los valores meramente económicos por encima de los que tengan que ver con una relación armoniosa del ser humano con el medio ambiente.”

El Consejo Nacional Ciudadano reafirma estas posturas cuando asegura que el cambio en el país debe ser cultural: “Hay que Cheranizar México”, propone Gilberto Lozano. Es decir, hay que realizar codo a codo, en la vida diaria, un esfuerzo para lograr un cambio radical en la manera de concebir, de acceder, de ejercer y de percibir el poder.

La primera unión está en el ataque a la corrupción, que en éste caso fue presuntamente cometida por Miguel Alejandro Alonso Reyes y David Monreal. Si esta declaración afecta a Ricardo Monreal o a López Obrador, son ellos los que debieran de estar más preocupados por limpiar su nombre.

Por eso decimos: ¡Hasta agotar las investigaciones!

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