Marco Antonio Flores Zavala
Alfonso Taracena asentó en la efeméride del 12 de diciembre de 1914 (La verdadera Revolución Mexicana. Tercera etapa, 1914-1915): “Ramón López Velarde renunció a la Jefatura de la Sección Universitaria.”
Sí, el jerezano colaboró con el gobierno convencionista de Eulalio Gutiérrez. Lo hizo a instancias de José Vasconcelos, secretario de Instrucción Pública.
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Aunque no hay referencias para indicar si permaneció en el alto cargo, en los siguientes días la prensa capitalina publicó que Ramón era el encargado accidental del despacho de Instrucción Pública en el gobierno de Roque González Garza.
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Mientras Ramón anda en la vida civil, en el puerto de Veracruz el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, decretó adiciones al Plan de Guadalupe.
El documento presentó como antecedentes el porqué de la rebelión contra Victoriano Huerta; señaló que los grupos militares que se formaron para combatir la usurpación huertista, como las divisiones del Noroeste, Noreste, Oriente, Centro y Sur, operaron bajo la dirección de la primera jefatura.
Se expresó que la División del Norte “dejó ver desde un principio tendencias particulares y se sustrajo al cabo, por completo, a la obediencia del cuartel general de la revolución constitucionalista.”
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El relato da cuenta de la Convención de Aguascalientes y la preponderancia de Francisco Villa en esa reunión. Pero siguiendo su propio programa, el constitucionalismo seguiría con la revolución, hasta reestablecer el imperio de la Constitución.
En tal sentido, definió la vigencia del Plan de Guadalupe y la permanencia de Carranza como líder del movimiento.
En el artículo 2 señalo que el Primer Jefe expediría las disposiciones necesarias para satisfacer las necesidades económicas, sociales y políticas del país, efectuando las reformas a las leyes agrarias que favorezcan la formación de la pequeña propiedad, disolviendo los latifundios y restituyendo a los pueblos las tierras de que fueron injustamente privados.
Se legislaría para mejorar las condiciones de las clases proletarias; el establecimiento de la libertad municipal; la revisión de las leyes para la explotación de minas, petróleo, aguas, bosques y demás recursos naturales del país.
Al triunfo de la revolución y después de realizar elecciones de ayuntamientos, sería convocado un Congreso nacional.
El primer jefe daría cuenta del uso de las facultades y de los actos que hizo. A su vez, el Congreso convocaría a elecciones para presidente de la República.
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El decreto apareció en el primer número del periódico El Constitucionalista, editado en Veracruz.
Imagen:
Venustiano Carranza acuerda con sus colaboradores. A su derecha está Roque Estrada. La escena es en la oficina del Primer jefe del Ejército Constitucionalista en el puerto de Veracruz.