Gustavo Jasso Hernández
Twitter @gustavo_jasso
Es legal, pero no moral que los asuntos de carácter presupuestal de la Legislatura se traten en sesiones privadas, en lo oscurito. En términos generales, sabemos que este año (2016) los diputados de Zacatecas están ejerciendo un presupuesto que haciende a $ 398’494,787.00 (trecientos noventa y ocho millones, cuatrocientos noventa y cuatro mil, setecientos ochenta y siente pesos m/n), pero en términos específicos, no sabemos por qué se decidió esa cantidad, no sabemos cómo ni en qué se están gastando esos milloncitos de pesos, y no lo sabemos porque esos asuntos públicos se tratan y deciden en sesiones privadas.
Lo he escrito, y lo vuelvo a escribir: “cuando los asuntos públicos se discuten en privado, se corre el riesgo de que el dinero público se destine a negocios privados”. Sí, ya sé que nadie creerá que algo de eso haya pasado en Zacatecas; ya sé que aquí los gobernadores, diputados y políticos en general han salido muy honestos, y si acaso algunos de ellos han logrado apropiarse de: casas, carros, ranchos, caballos, vacas, hoteles, esposas jóvenes, joyas, puestos burocráticos, etcétera, ha sido porque trabajan mucho, pero no porque en sesiones privadas se hayan repartido millones de pesos del erario público.
Lo que si es cierto, es que el dinero deslumbra y enceguece a los que por jugadas del destino o por acuerdos acordados en sesiones privadas lo llegan a tener por montones. Si la historia ayuda a recordar el pasado, entonces conviene recordar que los diputados de antes eran honoríficos, no cómo los de ahora, que cobran altos honorarios; los de antes legislaban y vigilaban la buena marcha de la administración pública, los de ahora –en su mayoría- en lugar de ponerse a redactar sus discursos parlamentarios, dedican mucho tiempo a repartir ayuditas de cien y de dos cientos pesos entre sus futuros electores; en lugar de legisladores parecen trabajadores de la SEDESOL, aunque para diferenciarse, en lugar de decir que entregan despensas, dicen que entregan “herramientas legislativas”, creo que las entregan para que los quieran y para que los vean como “dioses”. ¿Lo lograrán?
“Hay cosas que no se cuentan, pero que cuentan mucho”, diría el inquilino de los Pinos. De esas cosas que casi no se cuentan, es mi deseo contarles que –según los presupuestos de egresos de los poderes legislativos del país, correspondientes al año 2013- el Poder Legislativo de nuestro Estado cuesta más que los poderes legislativos de los estados de Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Hidalgo, Nayarit, Querétaro, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala y Yucatán. Lo que quiere decir, que no estamos tan pobres como los economistas nos lo habían hecho saber, pues si estuviéramos pobres, seguramente no tendríamos diputados tan bien pagados.
Dicen que imaginar no cuesta, yo por eso imagino que los diputados de la LXII Legislatura del Estado, por voluntad propia, sin que nadie los presione, ejercerán en el año 2017, un Presupuesto de Egresos inferior al ejercido en el año 2016, y que nunca más volverán a reunirse en privado para tratar los asuntos presupuestales de la Legislatura. Se vale soñar.
A 12 de octubre de 2016