6 de febrero de 2016
La política de muchos políticos en funciones es que los ciudadanos veamos a la política como una actividad indigna, como el espacio para corromper y corromperse, como la oportunidad para enriquecerse, como la ocasión para tener muchos lujos y amoríos, como la cancha donde sólo juegan los caciques y los que se someten a los deseos de los caciques. Pero la política es mucho más de lo que muchos políticos -con sus dichos y hechos- dicen que es. La política es también el medio y la esperanza para transformar de manera pacífica y civilizada las condiciones de vida de nuestras comunidades, colonias y familias.
En este momento domina la primer visión, la de los que se pelean por los “huesos”; la de los que estando en funciones, hablan en contra y votan a favor; la de los que se cambian de partido político, porque no se les cumplen sus caprichitos; la de los que se brincan de un puesto a otro, sin haber cumplido sus compromisos; la de los que presumen que hicieron muchas obras, pero que dejaron endeudados a sus municipios; la de los que dicen que no tienen dinero para pagar la nómina, pero que se van Roma con todo y novia; la de los que …; sí, la de esos.
Por esas visiones y formas de ejercer la política, resulta lógico que en el informe del Latinobarómetro se dé a conocer que de cada 100 mexicanos, solamente 30 tienen interés en participar en los asuntos públicos; y que –según la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas- solamente 6 de cada 100 mexicanos se sientan muy satisfechos con el actual sistema democrático.
Yo creo que las cosas no deben seguir así; creo que Konrad Adenauer tiene razón cuando afirma que: «La política es demasiado importante como para dejársela a los políticos».
En ese sentido, y atendiendo a que la visión política “huesera” sólo será derrotada cuando la mayoría de los ciudadanos nos involucremos de manera activa en los asuntos públicos de nuestro Estado, es que desde esta trinchera, las y los invito a que participemos más, a que opinemos más, a que preguntemos más, a que asistamos a las asambleas, a que cuestionemos a los precandidatos sobre sus proyectos de gobierno y propuestas legislativas, a que exijamos cuentas claras, a que denunciemos los abusos de poder y los actos de corrupción, a que se registren de precandidatos y a que compartan mis columnas, que de hoy en adelante se identificarán con el siguiente título general: “Reformatorio”.
Twitter @gustavo_jasso