COMUNICADO DE HORTENSIA ARAGÓN / SECRETARIA GENERAL DEL PRD

Refutamos las declaraciones hechas el día de ayer por Felipe Calderón ante empresarios en Morelos, en el sentido de que la estrategia contra el crimen organizado que lleva a cabo su gobierno desde hace más de cuatro años, es la única vía para enfrentar a quienes en muchas regiones del país han impuesto ya sus códigos por encima de las instituciones y las leyes legalmente establecidas.

Lamentamos asimismo que sea el presidente de la República quien condene por adelantado a los habitantes de un país entero a mayores y más dramáticos hechos de sangre como los que todos los días sin excepción vivimos en carne propia porque, según él, “no hay de otra”.

No podemos aceptar los dichos de Calderón cuando asegura que si aspiramos a tener sociedades seguras debemos asumir “todos sus riesgos y todos sus costos”, pues dichas afirmaciones son propias de personajes cortos de miras que rayan en el conformismo. Como tal, el panista se aleja mucho más del sitio en el que se encuentran los verdaderos estadistas.

Contrario a la presunción de Calderón, la tranquilidad y la seguridad que esperamos para todos los mexicanos no pasa exclusivamente por el fortalecimiento a las instituciones encargadas de procurar justicia y brindar seguridad en este país. Esta batalla requiere de mucho más que soldados y policías disparando balas a diestra y siniestra bajo la premisa de acabar con el “enemigo”.

Además de poner en marcha las propuestas legislativas que corten los flujos financieros de los cárteles de la droga, el gobierno de Calderón debe tomar medidas para inhibir la corrupción que permea en todos los niveles de gobierno en todo el país y que mantiene carcomidas a muchas dependencias e instituciones corrompidas por el dinero del narcotráfico.

No es sólo con más armas sino con mayores inversiones en educación y fomento al empleo como se pueden dar pasos importantes para evitar que un mayor número de jóvenes se enrolen como sicarios del narcotráfico. El gobierno panista debe poner en marcha medidas de prevención y combate a la drogadicción que ofrezcan a millones de adolescentes alternativas reales para zafarse del gancho que representa el consumo de estupefacientes.

Es una pena que a pesar de las más de 30 mil víctimas que ha dejado su errática lucha contra el narcotráfico, Felipe Calderón no haya tomado en cuenta ni una sola de las iniciativas que diferentes miembros de la sociedad en general le hicieron llegar hace ya varios meses durante los diálogos para la seguridad y que siga empeñado en librar en soledad una batalla en la que se requiere el esfuerzo de todos.