La Plaza de la Constitución, mejor conocida como el Zócalo de la Ciudad de México, fue el escenario de una serie de importantes hallazgos arqueológicos a finales del siglo XVIII, que dieron inicio a la práctica de la arqueología en México. Para conmemorar estos descubrimientos, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han reinstalado recientemente dos placas y colocado una nueva, ubicadas en los sitios exactos donde se encontraron la Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra de Tízoc entre 1790 y 1791.

Raúl Barrera Rodríguez, titular del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH, destaca que estos hallazgos, en medio de las obras urbanas del virrey Juan Vicente de Güemes, marcaron el surgimiento del interés por el pasado prehispánico. Las esculturas colosales, tras siglos de ocultamiento, ayudaron a fortalecer la identidad criolla y eventualmente contribuyeron al movimiento independentista en México.

Estas placas, que ahora forman parte de la señalética del proyecto «Camina tu Zócalo», invitan a los transeúntes a conocer más sobre estos descubrimientos y su significado en la historia de la nación.