Ante los grandes dificultades que enfrenta hoy día el cine mexicano, la guionista y directora María Novaro, aseguró que recurrir a las nuevas tecnologías, particularmente en el formato digital, podría abrir nuevas perspectivas e invitó a sus colegas a “ser imaginativos para salir del hoyo que nos lastima y nos perjudica”.
En conferencia de prensa realizada en la Cineteca Nacional y acompañada por las actrices Miriam Balderas, Ofelia Medina, Ana Ofelía Murguía y Úrsula Pruneda, así como por Maximiliano Cruz, representante de la distribuidora Interior 13, la realizadora anunció que este viernes 20 de agosto se estrenará en 12 salas de la ciudad de México, su más reciente película titulada Las buenas hierbas, ganadora de varios galardones en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).
La creadora de Danzón y Lola dijo encontrarse en un viaje de replanteamiento del hacer cinematográfico, de entender junto con sus alumnos (de los que es socia en Axolote Producciones) y otros jóvenes que la rodean como el cinefotógrafo Gerardo Barroso, que en las nuevas tecnologías radica el futuro de la industria, pues permiten abatir costos significativamente sin sacrificar calidad.
“La tecnología digital también amplía las posibilidades estéticas y artísticas, pues permiten trabajar como lo hace un pintor, al colorear, dibujar y componer, si le dedicamos un poco de trabajo y paciencia. En Las buenas hierbas, fue así como logramos insertar algunas imágenes de María Sabina (que nos prestó Nicolás Echevarría de su documental) y las incorporamos digitalmente a dos escenas”, refirió.
Para María Novaro, el único camino que queda a los cineastas mexicanos para continuar en lo que les gusta hacer es innovar, hacer uso de la inventiva por un lado para producir a bajo costo y por el otro para difundir, encontrar maneras para dejar de ser invisibles y acercarse al espectador, pues rechazó la afirmación de que la gente no quiera ver cine mexicano, ya que en su opinión “ningún pueblo rechaza verse reflejado en la pantalla, mirar sus propias historias, lo cierto es que no hay chance, por lo que debemos generar nuevos esquemas de trabajo”.
Refirió que precisamente Las buenas hierbas fue diseñada y producida con un esquema diferente, en el sentido de que “fue muy ligero, con bajo presupuesto, trabajamos de una manera muy íntima y sencilla. Creo que es una buena noticia que el cine se haga así, con menos costos y menor megalomanía. Va a ser muy interesante transitar por esa manera de producir y creemos que en pantalla, se la va a rifar igual que cualquier otra”.
Agregó que como una manera de asumir su responsabilidad en la difusión, crearon la página web www.lasbuenashierbas.com, en la que el público podrá consultar los cines y horarios de exhibición, información de la película, se podrá escuchar y bajar la música, las fotos y el guión, se dispondrá de un blog para abrir un espacio de diálogo con los espectadores, además de recurrir a las redes sociales.
Novaro comentó que Las buenas hierbas es un relato sobre la química del cerebro, la química de las plantas y de las emociones humanas. Da cuenta de los lazos invisibles que unen a los seres vivos con sus muertos; de la naturaleza que a todos nos envuelve -y a la que en última instancia pertenecemos. De los lazos que nos unen y las separaciones inevitables. De la herencia herbolaria mexicana y del conocimiento ancestral de ciertas plantas que ayudan a curar el alma.
En la trama, Dalia vive con su pequeño hijo Cosmo, separada de su marido y trabaja en una estación de radio alternativa. Su vida cambia cuando tiene que confrontar el Alzheimer prematuro que le diagnostican a Lala, su madre, bióloga etnobotánica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sobre el guión de esta cinta, producida por Conaculta, Imcine, Foprocine y Axolote Cine, María Novaro indicó que pudo escribirlo gracias a la beca Guggenheim que le fue otorgada en el periodo 2004-2005, pues le permitió investigar y sumergirse en el mundo de la etnobotánica; “me la pasaba en el Jardín Botánico de la UNAM y según yo, me hice una gran conocedora de las plantas. Ese viaje de investigación me permitió entender el contexto que le iba a dar a mi historia, el de las plantas que acompañan las relaciones humanas, lo pude hacer gracias a ese apoyo económico”.
Afirmó que luego de 30 años en la industria cinematográfica, hoy se da cuenta de que su forma de trabajar es darle el mismo peso a la historia, a los personajes y al contexto, al México del que quiere hablar.
“Así me pasó con Danzón, en la que intenté retratar la nostalgia de un momento que se iba; también con Lola, en cuyo protagonista quise plasmar el dolor de una ciudad tan herida, como lo fue el Distrito Federal después del terremoto de 1985.
“Mucho de lo que hago tiene ver con el documental, procuro ser muy verdadera y ahora, en Las buenas hierbas, busqué contar un viaje muy íntimo, tanto que el 80 por ciento se filmó en mi casa y el resto en la UNAM, en sitios que permitieron mostrar el ecosistema del sur de la ciudad, ese fue el mundo visual y sensible que acompaña a la historia”, apuntó María Novaro.
La directora destacó también la importancia que en sus películas tienen los sonidos, pues su cine es totalmente audiovisual y sensorial. Por lo que en virtud de que su intención era contar las emociones humanas, consideró indispensable que éstas estuvieran acompañadas por las emociones de la naturaleza a través de sus sonidos.
Con las actuaciones de Ofelia Medina, Ana Ofelia Murguía, Úrsula Pruneda, Alberto Estrella, Miriam Balderas, Luisa Prado, Gabino Rodríguez, Cosmo González, la actuación especial de Rodrigo Solís; música del colectivo La lengua y fotografía de Gerardo Barroso, Las buenas hierbas es una verdadera introducción visual a la herbolaria mexicana, en particular al Códice De la Cruz-Badiano (Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis), documento que reúne la tradición medicinal prehispánica, elaborado en 1552.
Las buenas hierbas se estrenará este viernes 20 de agosto en la Cineteca Nacional; Cinemex World Trade Center, Insurgentes y Altavista; Cinépolis Diana, Perisur, Universidad y Bosques; Cinemark Reforma 222, Cinemanía Loreto y Centro Cultural Bella Época del FCE, estos dos últimos con proyección en video, con tecnología blue ray.
La creadora de Danzón y Lola dijo encontrarse en un viaje de replanteamiento del hacer cinematográfico, de entender junto con sus alumnos (de los que es socia en Axolote Producciones) y otros jóvenes que la rodean como el cinefotógrafo Gerardo Barroso, que en las nuevas tecnologías radica el futuro de la industria, pues permiten abatir costos significativamente sin sacrificar calidad.
“La tecnología digital también amplía las posibilidades estéticas y artísticas, pues permiten trabajar como lo hace un pintor, al colorear, dibujar y componer, si le dedicamos un poco de trabajo y paciencia. En Las buenas hierbas, fue así como logramos insertar algunas imágenes de María Sabina (que nos prestó Nicolás Echevarría de su documental) y las incorporamos digitalmente a dos escenas”, refirió.
Para María Novaro, el único camino que queda a los cineastas mexicanos para continuar en lo que les gusta hacer es innovar, hacer uso de la inventiva por un lado para producir a bajo costo y por el otro para difundir, encontrar maneras para dejar de ser invisibles y acercarse al espectador, pues rechazó la afirmación de que la gente no quiera ver cine mexicano, ya que en su opinión “ningún pueblo rechaza verse reflejado en la pantalla, mirar sus propias historias, lo cierto es que no hay chance, por lo que debemos generar nuevos esquemas de trabajo”.