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Por: Sergio Bustamante.

Tras exponerlo y avergonzarlo frente a todo un crew de producción, Hitchcock arropó a un joven Jules Dassin que, a inicios de los 40, era algo así como un aprendiz/espía enviado por RKO al set de filmación de Mr. & Mrs. Smith para que le aprendiera al Maestro del suspenso todo lo posible sobre realización cinematográfica.

Está de más explicar cómo le caía a Hitchcock ese elemento externo y de ahí ser el objeto de su pesado humor, sin embargo, fuera del set sí que se tomaba su tiempo en explicarle detalladamente todo el proceso de filmar una cinta y a decir de Dassin, jamás aprendió tanto de cine como en esas sesiones donde Hitchcock le dibuja la importancia sobre los emplazamientos de cámara y demás.

Hoy sería muy interesante conocer la opinión (probablemente mala) de ambos respecto a la tendencia de contar historias a través de lo que sucede en una pantalla de computadora, desechando así cualquier dificultad de emplazar, profundidad de campo, movimiento, marcas, etc., y abriendo paso al unilateral punto de vista del ordenador.

¿Neo found footage? ¿webcam thriller? Cómo etiquetar esta novedad (ya ni tanto) que, la mayoría de las ocasiones, se avoca al cine de género para justificar su facilón formato. Y es que dado el éxito de cintas como Open Windows (Nacho Vigalondo, 2014) o la ahora ya saga Unfriended, podemos vaticinar que más que moda es un estilo que va a continuar al menos por algunos años.

Todo esto viene a colación por el estreno de Searching (Buscando…), una cinta que vía el poder de internet y las mágicas propiedades de la marca apple, nos cuenta la frenética odisea de un padre en busca de su hija desaparecida.

Dirigida y escrita por el debutante en largo Aneesh Chaganty, Searching le saca todo el jugo a su excelente guión (co autoría de Sev Ohanian) para destacar no sólo sobre sus similares mencionadas arriba, sino como una de las propuestas más sorprendentes del año.

Chaganty parte de una fórmula melodramática segura y construye de inmediato a la familia protagonista, en la cual vemos cómo David (John Cho desplegando todo su carisma) y Pam (Sara Sohn) son un matrimonio joven que le pone buena cara al cáncer que ella padece. Con énfasis en los avances de sistemas operativos, softwares y otras herramientas, somos testigos de la llegada de su hija Margot (Michelle La) y del paso de los años y los cambios en la relación padre-hija una vez que Pamela fallece.

Esa primera impresión de Searching es la de un drama que pone en la mesa temas como la adolescencia y el aislamiento virtual en un contexto de duelo. Sin embargo, cuando una ya joven Margot un día no regresa a casa y con el transcurrir de las horas se confirma su desaparición, la cinta da un vuelco al thriller en el cual David emplea todos los recursos a su alcance para dar con el paradero de su hija. Y eso incluye, por supuesto, invadir la intimidad de ese universo digital que hace las diario en la era cibernética.

La propuesta de Chaganty es entretenida y está perfectamente ejecutada. Por un lado está la cuestión criminal en la cual va sembrando dudas, pistas, metiendo y sacando de cuadro sospechosos, y sumiéndonos sugerentemente en una investigación que adquiere un tono más torcido del que parecía inicialmente. Y por otro lado está un interesante subtexto sobre la alienación, el desengaño, la exposición mediática, el rol de las redes para crear personajes a forma de aislamiento o como identidad falsa para estafar, los peligros de verter cada detalle de nuestra vida ahí, etc. David toma ventaja de eso para ir descubriendo un lado desconocido de su hija no porque Margot lo ocultara deliberadamente (aunque sí), sino debido a la mala comunicación con ella derivada en parte, irónicamente, por la misma tecnología.

Ese es el conjunto que Chaganty aprovecha para construir unos set pieces que no le piden nada al thriller convencional. Es decir, el cuadro es plano, pero el director desarrolla la historia con tal congruencia y en cualquier cantidad de escenarios, que la vuelven multidimensional y le imprimen un ritmo endemoniado que logra guardarse grandes giros para su tercer acto. Igualmente es de admirarse que pueda darle cabida a otra protagonista, como es la detective Vick encarnada con gran toque por Debra Messing, así como que una investigación de proporciones estatales (más tarde nacionales) funcione en el limitado espacio de una pantalla de ordenador gracias a que los clásicos elementos de este formato (videos, llamadas, mails, perfiles virtuales, cámaras de seguridad, etc) aquí están más justificados que nunca.

Chaganty incluso demuestra su dominio del lenguaje haciéndonos sentir que por momentos estamos viendo un filme formal y no una grabación de pantalla. No se puede pedir más a una cinta de esta condición.

Más allá de la emoción innata del subgénero, hay una buena reflexión sobre nuestra relación con las redes e incluso un mensaje familiar. Todo ello entregado con gran imaginación y sin necesidad de presupuestos ofensivos.

En una de esas y pensándolo bien, Hitchcock sí tendría una buena opinión de estas nuevas ventanas indiscretas.

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