Por Gabriela García
Los antorchistas rememoramos acontecimientos que nos lastiman, por lo que nos empeñamos en honrar el ejemplo de hombres a los que les fue arrebatada la vida casi en la misma fecha: Don Manuel Serrano Vallejo y el Lic. Manuel Hernández Pasión, y que hasta ahora no se les ha hecho justicia.
Las circunstancias en las que murieron fueron distintas, pero tenían algo en común: los dos compañeros eran antorchistas nobles, honrados y comprometidos con la lucha, características por lo que eran muy queridos en la organización.
Don Manuel Serrano Vallejo era el padre de la luchadora social Maricela Serrano Hernández, ex presidenta del municipio de Ixtapaluca, Estado de México. El día 6 de octubre se conmemoró el 9.º aniversario luctuoso convirtiéndose en símbolo nacional de Antorcha, es un representante de los grandes hombres que han aportado su vida a la lucha revolucionaria.
Manuel Serrano fue víctima de la represión política que priva en México, fue secuestrado la mañana de un seis de octubre del 2013 cuando se dirigía a abrir su puesto de periódicos en el municipio de Tultitlán, esa fue la última vez que sus familiares lo vieron con vida, es un hecho que lastima a familiares y al antorchismo nacional.
Don Manuel sigue viviendo en la memoria y los corazones del pueblo organizado, ya han pasado 9 años de su desaparición física pero su nombre siempre está con nosotros, en cada obra, en cada calle, en cada vivienda, en todas las obras importantes que se han materializado con la lucha diaria en la búsqueda de la justicia social que siguen esperando los mexicanos.
Por otra parte, el 10 de octubre se cumplieron cinco años del asesinato del ex alcalde de Huitzilan de Serdán, Puebla, Manuel Hernández Pasión, quien fue abatido junto con su escolta Juventino Torres Melquiades en una emboscada orquestada por los grupos caciquiles de la región en el año 2017. Desde aquella fecha que no se quisiera recordar, hemos exigido justicia y castigo contra los verdaderos responsables de su asesinato sin obtener respuesta.
Se sabe que el homicidio fue planeado por el grupo caciquil de Huitzilan comandado por Alonso Aco Cortés, un militante de Morena que, por esos entonces, estuvo en las listas de posibles candidatos a diputados o a gobernador del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
De profesión abogado, Manuel Hernández se educó con las nuevas ideas de libertad y progreso, por lo que desde muy joven se afilió al Movimiento Antorchista y por su humildad, gran cariño con su pueblo y arduo trabajo manual, combinado con una ideología revolucionaria, llegó a ser presidente municipal de su tierra gestionando obras tan grandes como un gigantesco hospital integral en el que se curan miles de habitantes de la Sierra Norte del estado sin ningún distingo.
Con su labor también se construyó una unidad deportiva con estadio de fútbol y canchas para básquetbol, en fin durante su gobierno se aplicaron más de 470 millones de pesos y no hay un solo alcalde en México, de un municipio con la misma población, que pueda presumir algo parecido.
Hoy el municipio es un modelo de desarrollo de pueblo indígena gracias a la unión y conciencia política de los campesinos y la formación de un gobierno que les respondió a sus anhelos de desarrollo social. Manuel se convirtió en el líder de varios municipios de la región que también veían en él a un indígena progresista que los podía ayudar a salir de la pobreza. Esto encolerizó a los caciques y planearon su muerte.
Los casos de Manuel Serrano Vallejo y Manuel Hernández Pasión no se olvidarán, en ambos se trata del odio irracional e intolerancia contra Antorcha por parte de los enemigos de la organización que ven en las masas populares un riesgo a sus intereses económicos y políticos, por lo que siempre han intentado terminar con el movimiento social, pero han fracasado.
Han pasado los años y estos arteros crímenes aún siguen en la impunidad, pues los verdaderos orquestadores, de los autores intelectuales nada se sabe. Por nuestra parte, seguiremos exigiendo justicia porque es nuestro derecho y una obligación moral, siendo que nuestros compañeros ofrendaron su vida en la edificación de un movimiento que plantea terminar con la pobreza que sigue lastimando a millones de mexicanos que no ven tampoco la transformación que les prometió la 4t.
Los antorchistas somos conscientes que los tiempos actuales, y los que se avecinan, seguirán siendo de riesgos por la lucha, pero también somos gente digna que reclama el cumplimiento de los derechos y señala las injusticias, por eso sabemos honrar la memoria de quienes les fue arrebatada la vida en la búsqueda de un México mejor para todos.
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