EL UNIVERSAL
La nueva sede del Senado de la República puede convertirse en un inmueble con tal cantidad de obstáculos para personas con discapacidad que hasta los mismos legisladores tendrían que sortearlos.
Falta de rampas, sólo dos sanitarios para personas con capacidades diferentes, ausencia de señalamientos en el piso o en paredes, así como nula atención a personas con discapacidad visual o auditiva es con lo que cuenta actualmente esta nueva sede.
En un recorrido de EL UNIVERSAL acompañando a la diputada del PRD, Claudia Anaya, se constató que la nueva sede no cuenta con rampas suficientes, baños acondicionados para personas con discapacidad y tampoco ofrece las mínimas condiciones para que personas que utilicen silla de ruedas o que tengan alguna deficiencia auditiva o visual puedan usar las instalaciones.
Para que la diputada pudiera ingresar al salón de sesiones de la nueva sede se necesitó de cuatro hombres que la transportaron en una «oruga». Esta grúa sirvió para colocar la silla de ruedas de la diputada en ella y descender hasta la tribuna. Ya ahí, la diputada sí pudo hacer uso de los micrófonos de la tribuna principal, pues cuentan con un montacargas o mecanismo de elevación que facilita el acceso en silla de ruedas. Sin embargo, para salir del lugar nuevamente la diputada tuvo que ser cargada en su silla de ruedas, pues no hay ningún acceso con rampas para salir del lugar.
En el salón acondicionado como el salón de las sesiones permanentes -donde estarán los legisladores sesionando los próximos días- sí se cuenta con una rampa acondicionada para que la diputada pueda utilizarla. Pero nuevamente hubo un obstáculo que sortear: El sillón de piel importado de Italia tuvo que ser removido del lugar de la diputada, pues todos están fijos. Ya después de haberlo quitado, la legisladora pudo entonces ingresar a su lugar designado.
Los atriles donde hacen uso de la palabra los legisladores ya cuentan con un sistema movible para que se ajuste a personas con uso de silla de ruedas. Sin embargo, sólo sirve el del salón permanente, pues el de plenos aún no está acondicionado.
Otra área que no cuenta con rampas y que para ello se requirió de cargar nuevamente la silla de ruedas de la diputada perredista es la oficina que utilizó su grupo parlamentario para llevar a cabo la reunión previa que hacen los legisladores antes de iniciar sesiones.
«¡Traigan una rampa!», expresó una de sus compañeras de partido, para que pudiera tener acceso la legisladora al área en la que estaban sus compañeros ya reunidos.
La diputada federal dijo que afortunadamente, en la nueva sede del Senado, que aún no está concluida, «puede haber las adecuaciones porque además hay dinero».
«Hay disposición pero poca visión», reconoció la diputada, quien fue acompañada durante el recorrido por las áreas del nuevo inmueble por personal de Seguridad, de Protección Civil e incluso de la Secretaría General del Senado.