SUCESIÓN Y UNIVERSIDAD: ¿EDUCACIÓN SUPERIOR SIN BRÚJULA?

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manuel ibaraPor: Manuel Ibarra Santos

 

  • A superar simulación, mediocridad y corrupción en la UAZ, convocan los propios universitarios.
  • Criminal seria conducir la sucesión rectoral, sin un proyecto de rescate de la Universidad.
  • El presupuesto por programa y la anarquía financiera de la Universidad.

 

El rescate y la reestructuración integral de la Máxima Casa de Estudios en esta coyuntura de cambios < por ser la institución cultural de mayor impacto civilizatorio en el desarrollo del Estado>, es uno de los asuntos prioritarios de la entidad. Si la Universidad avanza a tumbos, postrada en la obsolescencia, sin orientación ni brújula, eso habrá de afectar, sin duda, los horizontes de prosperidad de Zacatecas.

A 184 años de su nacimiento, fundada en 1832 por el genio de Francisco García Salinas, la Universidad Autónoma de Zacatecas –considerada el alma y la gran palanca de las transformaciones sociales-, registra una de las más profundas crisis de su historia que impacta no sólo en todas las dimensiones de dicha institución, sino que repercute negativamente en la evolución y en la vida cultural del pueblo zacatecano.

Ahora que la Máxima Casa de Estudios experimentará una etapa de cambios políticos,  sería criminal que el proceso de sucesión rectoral se conduzca sin un sólido y responsable proyecto de transformación y rescate integral de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Si la elección del nuevo rector queda sujeta al pragmatismo de la dinámica que impone la visión  patrimonialista y el desgarramiento de la Universidad en feudos como tradicionalmente ha sucedido, alejado de todo proyecto de racionalidad académica, entonces la actual grave crisis de la UAZ se acentuará, constituyéndose eso en un duro golpe para la educación superior pública en Zacatecas y alentando con  ello las más anacrónicas concepciones del conservadurismo de la enseñanza, que sólo propiciarán exclusión y mayor atraso en la entidad.

Es recomendable actuar en la perspectiva de la historia: En 1910, don Justo Sierra, el creador de la UNAM, afirmó que la Universidad no es patrimonio exclusivo de los universitarios, que su deber es servir a la sociedad, responsabilidad del Estado es dirigirla y su misión principal consiste en propagar la ciencia laica, el conocimiento universal, las libertades y el desarrollo de un pueblo.

El Estado (-como organización de la sociedad y no como expresión territorial-) tiene un gran compromiso de dar viabilidad a la Universidad pública moderna que Zacatecas necesita para su evolución y prosperidad. Para eso se requiere que exista proyecto preciso, capacidad y liderazgo para rencauzar un renovado paradigma de educación superior pública de calidad, que sustituya el modelo fundado en las inercias, en la anarquía (que favorece a las mafias), la opacidad y la mediocridad.

El tema de la Universidad es fundamental, porque la UAZ es la entidad de mayor influencia civilizatoria en Zacatecas, porque es la institución académica líder, porque atiende más del 60 por ciento de la matrícula en educación superior, porque cuenta con la mayor cantidad de capital humano formado en la excelencia y en ella se concentra la masa crítica suficiente y necesaria que bien  podría ayudar a construir un verdadero cambio en nuestra sociedad.

EL RESCATE INTEGRAL DE LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS Y LAS PROPUESTAS DE LOS UNIVERSITARIOS.

En estos momentos de encrucijada política para Zacatecas, cobran relevancia las elecciones del mes de mayo próximo que propiciarán la renovación  de las autoridades de la Máxima Casa de Estudios. En este escenario se han manifestado un cúmulo de opiniones sobre la sucesión rectoral de la UAZ. En ese mar de expresiones diversas destaca la propuesta integral de restructuración de la Universidad  formulada por docentes de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo, que encabeza el doctor Rodolfo García Zamora.

El reconocido investigador  Miguel Moctezuma Longoria ha sido preciso. En un documento de trece puntos, convoca a superar la “simulación y la corrupción que ha secuestrado a la Universidad” y plantea en forma concreta el camino de la reestructuración académica, financiera y administrativa de la institución, exhorta a reformar la Ley Orgánica de la UAZ, invita a reducir burocracias y salarios y a emprender con rigor la evaluación de la oferta educativa de la UAZ, para superar su desfase y obsolescencia respecto a la realidad socio/económica de Zacatecas. Establece la exigencia de fortalecer la innovación científica en áreas de las disciplinas de frontera, entre otras cosas fundamentales. ¿Dónde quedó el presupuesto por programa, para evitar la actual anarquía financiera? Estas y otras voces debiesen capitalizarse para diseñar una propuesta de cambio integral.

EL CAMBIO DE PIEL DE LA UNIVERSIDAD Y SUS TRES GRANDES ETAPAS EN LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA.

En los últimos 48 años,  la Máxima Casa de Estudios ha experimentado al menos tres grandes momentos y cambios estructurales: El primero está asociado a la reforma autonomista y de cogobierno de 1968, año en el cual nace la Universidad moderna, tal y como la conocemos en la actualidad; segundo, la reforma de la movilización social de los setentas, cuando la institución se vincula a las grandes causas sociales; y tercero, la reforma de la masificación, la internacionalización y el surgimiento de los postgrados, que se extiende de la década de los ochenta hasta nuestros días.

La Universidad Autónoma de Zacatecas a lo largo de su fructífera vida registra periodos de verdadero esplendor, pero también de negros nubarrones. Una de las etapas más oscuras de su historia sucede cuando se cierran sus puertas y se clausura toda actividad académica, en 1933, bajo el argumento de la clase gobernante y de la burguesía de que el entonces Instituto de Ciencias sólo estaba formando agitadores que no servían a la sociedad.

Es tiempo de forjar un renovado periodo de grandeza, que haga de la institución una Universidad de la innovación científica, al servicio del pueblo. Y esta es una responsabilidad de los universitarios, pero también del Estado, de la clase política toda y de la sociedad en su conjunto.

 

 

 

 

 

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