Mediante un comunicado de prensa, la Diócesis de Zacatecas informó de la suspensión de misas en la Catedral Basílica de Zacatecas del 19 de marzo al 2 de abril de 2016, pero darán a conocer los lugares y horarios para buscar celebraciones vespertinas durante la suspensión
Ese criterio se aplicará siempre que haya eventos ‘ruidosos’ en la Plaza de Armas, sostuvieron y «esperamos, de esta manera, contribuir a una toma dé conciencia responsable tanto de las autoridades correspondientes como de los fieles católicos».
La decisión la tomó el Consejo Pastoral de Catedral y de los sacerdotes del Decanato de Santo Domingo.
Los fieles cristianos peregrinan en el tiempo y son parte de la sociedad que evoluciona de acuerdo a la jerarquización de los valores sociales vigentes. La cultura de un pueblo es dinámica en su origen, desarrollo y manifestaciones.
No hay duda que la religión es una expresión cultural de gran calado. No hay civilización que no tenga su alma en la religión y reciba de ella el espíritu que contribuye a fundamentar los valores que sostienen la convivencia humana y Sa paz social.
Vivimos un cambio de época donde los valores que sostenían el tejido social han cambiado, hay se tienen necesidades y las prioridades.
El descanso, la fiesta pública, la pluralidad de visiones de la vida, la precariedad económica y religiosa que vivimos, provocan que busquemos aprovechar espacios y tiempos en cualquier oportunidad que se presenten.
Así nacieron y nacen ferias, festivales, carnavales, competencias variadas como entretenimiento y como válvulas para bajar la presión social.
Todas estas manifestaciones cobran un precio y tienen diversas consecuencias para todos.
Hace treinta años se organiza el Festival Cultural de Zacatecas en la Plaza de Armas de la ciudad capital y en otros espacios públicos.
Las celebraciones litúrgicas de la Catedral Basílica han sido severamente afectadas por la contaminación acústica y por las limitaciones de paso de los feligreses que deben ser sometidos a revisión como si fueran potenciales delincuentes.
Además, vía vibraciones ocasionadas por los altísimos decibeles dañan irreversiblemente el edificio, emblema de la ciudad, testimonio de fe de nuestros padres y patrimonio probable para las generaciones futuras.