Como siempre sucede cuando hechos de esta naturaleza se presentan, existen dos versiones del “enfrentamiento” en Tanhuato, Michoacán, en el cual perdieron la vida 42 civiles, supuestamente pertenecientes al Cártel Jalisco Nueva Generación y un policía federal. La versión oficial es la de siempre: policías agredidos repelen el ataque e inician una contraofensiva; mientras que la versión de “las malas lenguas”, es decir, la nuestra, la de todos y todas, es la de que fueron ejecutados 42; versión que se hace más común con cada nuevo suceso de éste tipo (recuérdese Tlatlaya, Ayotzinapa y Apatzingán).
“Familiares de algunos de los 42 muertos en un supuesto choque armado con autoridades dijeron que luego de ver en la morgue cómo quedaron los cuerpos de sus hermanos, esposos o hijos no creen que se haya tratado de un enfrentamiento como sostiene el gobierno.” (www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/05/24/). Julio Hernández, en su columna el Astillero, nos dice que éste operativo es más un acto de venganza que uno de inteligencia, ya que las fuerzas de seguridad están ofendidas por el derrumbe de un helicóptero militar que realizaron supuestos miembros de Nueva Generación durante los enfrentamientos y bloqueos en Jalisco el 1 de mayo de éste año. Aristegui Noticias ha dado a conocer fotografías que “Muestran la posible manipulación de los hechos en Tanhuato” (http://aristeguinoticias.com), es decir que es muy probable que policías federales y militares hayan “sembrado” armas y enceres bélicos, y que hayan “acomodado” los cadáveres en la escena del crimen, para justificar el genocidio.
Me permitiré hacer un símil histórico de dos lugares muy lejanos en tiempo y en espacio: la Rusia de principios de siglo XX y el México de hoy:
Alexander Berkman, perseguido político tanto en Rusia como en Estados Unidos, nos narra en su folleto Kronstadt, editado en Barcelona en 1938, aquellas hermosas tres semanas en las que “la democracia obrera y el poder de los soviets se hace realidad en Kronstadt. La insurrección de los marinos de Kronstadt tiene lugar durante la revolución rusa, en marzo de 1921, cuando el pueblo ve que su poder real, los soviets, está siendo desmantelado y sustituido por la policía política.” Era 1921, la guerra mundial, la revolución y la guerra civil mantenían al pueblo ruso agotado y con hambre pero con la firme esperanza de que el Estado y el Partido Comunista “aligerarían las pesadas cargas, abolirían las restricciones introducidas durante la guerra, instaurarían ciertas libertades fundamentales y comenzarían la organización normal de la vida.” Lamentablemente no fue así. Como consecuencia, en Petrogrado nació un movimiento huelguista de gran magnitud y el Estado y el Partido respondieron con persecuciones, encarcelamientos, asesinatos y represión. “El movimiento de simpatía hacia los obreros huelguistas de Petrogrado, comenzó primeramente entre los marinos de los barcos de guerra Petropavlosk y Sebastopol, los mismos navíos que en 1917 fueron el apoyo principal de los bolcheviques.”
México, 2015, la absurda guerra contra el narco, promovida por el pentágono y los más altos grupos de poder económico, mantiene al pueblo sumido en la violencia, en la pobreza y en el despojo de sus recursos naturales. L@s mexican@s intentan organizarse de manera pacífica para salvar entre tod@s esta situación; el Estado responde con balas y con grupos paramilitares, con pres@s políticos, con periodistas asesinad@s y promueve una mayor inseguridad. Las reformas estructurales “neoliberalizan” más la ley. Al desbordarse la violencia hasta niveles aceptables para los aplicadores de la estrategia México (o Plan Mérida o Comando del Norte) el Estado ordena aniquilar todo aquello que le estorbe en el cumplimiento de su deber (a saber: beneficiar al gran capital): los policías federales, los marinos y los militares no arrestan, sino que ejecutan (¡a la orden!)…
Falta una parte para completar el símil: ¿Será posible que surja una idea libertaria de la milicia? ¿Tendrá que decidir, tarde o temprano, de qué lado ponerse?
Suena desesperanzadoras las preguntas, mas no descabelladas. Francisco González Rodríguez, ganador del premio Anagrama de ensayo político 2014, con su libro Campo de Guerra, realizó una investigación profunda y bien fundamentada, la cual tiene como conclusión la violencia futura: los verdaderos grupos de poder continúan manejando el mundo a su antojo y a través de los mecanismos policiaco/militares de los Estados, y nos van llevando, con una grandísima y efectivísima ayuda de las tecnologías de la comunicación, a un choque violento; a aquel que se realizará en México, si se cumple con lo preestablecido por el Congreso Norteamericano, el Pentágono y la SEDENA (entre otras instancias), entre aquellas capas de la sociedad que desean un cambio pacífico y aquellas que desean un cambio insurreccional. La presión se eleva para que nos matemos entre nosotr@s mism@s.
¿Seremos capaces de darnos cuenta?
Como dice el filósofo Oscar de la Borbolla: “Existen infinidad de asuntos importantes que por haber sido postergados hoy nadie los sabe, es posible que la historia humana fuera otra si no se hubiesen postergado tantas cosas.” La situación que sufrimos a diario tiene sus orígenes en las postergaciones; no podemos permitirnos postergar la construcción de una sociedad diferente, no podemos postergar la construcción del Diálogo, no podemos postergar la construcción de la Paz.