TODOS COLUDOS O TODOS RABONES

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Por: Manuel Narváez Narváez

Email: mnarvaez2008@hotmail.com

 

Difiero profundamente de Olga Sánchez Cordero para eximir del plan de austeridad al poder judicial.

“Es indispensable para tener jueces imparciales y evitar que estén sujetos “al contentillo” de los gobernadores o el Legislativo”, justificó la exministra de la SCJN para mantener los altísimos ingresos del poder judicial.

“Estas posiciones, insiste, requieren de personal altamente calificado que requieren esos salarios o de lo contrario, migrarían a la iniciativa privada donde ganarían mucho más”, remató Sánchez Cordero a un diario capitalino.

Todo marchaba de maravilla desde el momento que fue anunciado el plan de austeridad de la próxima administración federal que encabezará Andrés Manuel López Obrador. Aun y cuando existe resistencia por parte de la alta burocracia y de futuros legisladores federales, la medida cayó bien en la población y es ampliamente respaldada.

Desde que se conoció el nombre del triunfador en las urnas, el depositario de la votación más copiosa y con la diferencia más holgada en la era democrática del país, asumió inmediatamente el control de la agenda política, desplazando muy al rincón al todavía presidente Peña.

De las todas las medidas anunciadas hasta el momento la del recorte a  los sobresuelos de ensueño, prebendas y privilegios del poder legislativo y de la burocracia VIP del ejecutivo, ha sido la que más titulares de la prensa ha acaparado y la que más se comenta en las benditas redes, como lo reseñó en algún momento el presiente electo.

La postura firme y los argumentos esgrimidos por gente cercana al virtual presidente de la república sobre el particular, ha generado la confianza de que se cumplirán los compromisos adquiridos en campaña.

Peeeeeroooooooooooo como todo en política, nada es cierto hasta que pruebe lo contrario. Para quien será la titular de la secretaría de gobernación, Olga Sánchez Cordero, los ministros de la suprema corte de justicia, magistrados y jueces seguirán percibiendo los fabulosos ingresos, porque “un juzgador es un actor fundamental en la paz social del país”, subrayó la  primera ministra de la corte.

Esta reclasificación de personas en el servicio público me dice que para la nueva administración hay dos tipos de seres humanos: los ordinarios que sangran el  presupuesto sin producir bienes públicos y los dioses a los que deben pagárseles millonadas para que no se vayan a la I.P. donde les pagarían más.

Me parece muy desafortunado e incongruente exentar al poder judicial del plan de austeridad. Tal vez la exministra ignora que en ese poder se practica el nepotismo a gran escala y que por años, como cualquier debilidad humana, magistrados y jueces han aportado su buena cuota de corrupción.

Entiendo que el poder judicial requiere de un presupuesto digno y acorde a la responsabilidad que les confiere la constitución, pero creo más en que los mexicanos necesitamos ciudadanos probos y con convicciones para ejercer el servicio público.

Creo que el propósito de Andrés Manuel es sembrar la semilla de un México justo y de leyes, por eso deposité mi sufragio en favor de él. Quiero pensar que va a reconsiderar el tema y a disipar la percepción de que su gobierno tiene dos varas para medir a ciudadanos en el servicio público.

Para mí, como me enseñaron mis mayores, las palabras educan pero los ejemplos arrastran. Bajo esta premisa confío en que la exministra y futura secretaria de gobernación predique con el ejemplo de reducirse a la mitad la pensión que recibe; no la cobre mientras devengue otro salario dentro de la administración púbica o que la done a organizaciones civiles Pro derechos humanos.

Y no estaría de más que el nuevo gabinete se ilustre y comparta con el poder judicial de la federación la ruta de vida de Ignacio Manuel Altamirano. Les va a ser gran utilidad en sus planes de austeridad republicana.

En México nos urgen personas honorables en los tres poderes de la unión, no queremos más notables, como los que regentean al PAN.

P.D. La molestia que ha despertado el designación de Manuel Bartlet al frente de la Comisión Federal de electricidad (CFE), invita a un espacio de reflexión; como dijo alguna vez AMLO, es de sabios cambiar de opinión.

P.D. 1.- Al gobernador Javier Corral le debe haber caído de maravilla la distinción al exsecretario de gobernación y ex gobernador de Puebla, pues con él hizo migas en el senado de la república e impulsaron iniciativas conjuntamente; además, quien quita y nos condona la deuda que César Duarte contrajo con CFE.

 

 

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