Por: Sergio Bustamante.

 

¿Quién lo diría? Justo en uno de los años más productivos de Marvel, DC, et al, es decir, cuando pudieron retacar las marquesinas mundiales cada tres meses (aproximadamente), el cine más pequeño o independiente les hizo frente con una sólida oleada de propuestas que hicieron de este 2017 una temporada interesante.

Parte de este fenómeno se debió a que varios consagrados están en pleno rodaje o no filmaron este año, por lo que las distribuidoras y estudios voltearon hacia nuevas caras que han tomado por asalto a la crítica y público ganándoselo por igual.

Ahora que para ser justos, la verdad es que la parte más comercial también dejó buenas impresiones. Cuando ya muchos no esperamos nada de los superhéroes, Disney y demás, cintas como Wonder Woman, Spiderman: Homecoming, Coco, Blade Runner 2049 y The Last Jedi, por mencionar algunas notables, subieron el estándar y demostraron que las historias bien estructuradas aún tienen lugar en ese cine. Uno exitoso, cabe agregar.

En medio de este escenario el streaming y sus diversos canales nuevamente dieron poderosas señales de ser el futuro de la distribución (¿y forma de ver?) con modelos que, irónicamente, provocaron que varias cintas bajo su auspicio terminaran teniendo estreno tradicional en salas de cine. Haciendo todo debate a un lado, la verdad es que como público ganamos todos. Y claro, no se puede dejar de mencionar el cine mexicano; cada vez apostando más por comedias insulsas e historias vacías, pero cuya aceptación afortunadamente da el presupuesto para que otras propuestas que sí valen la pena tengan cabida. Aquí son de nueva cuenta el documental y el cine de género los espacios donde parece estar el mejor talento de nuestro país.

Dicho todo lo anterior y habiendo hecho una extensa revisión a los estrenos comerciales desde el primero de enero así como al circuito festivalero, streaming y muestras especializadas a la fecha, he aquí mi lista del mejor cine que pude ver este 2017.

Sin sorpresa alguna Hollywood pone la mayor cuota, pero hablando de favoritismos ya saben cómo va la máxima: ¿quién dijo que las favoritas deben ser las mejores?

Deseando unas felices y pacíficas fiestas a todos los lectores, sirva este top también como una invitación de entretenimiento para las vacaciones.

 

10. LOST CITY OF Z. (James Gray, 2016)

Hay un sentido épico en el filme de James Gray que el cine actual ha extraviado. Las formas de contar la historia del Coronel Percival Fawcett y su búsqueda de una mítica civilización son clasicistas, pero lo que Gray hizo con Z La Ciudad Perdida, fue quitarle toda la previsibilidad a la que como público nos hemos acostumbrado, para en su lugar introducir elementos de reflexión y hasta romper el esquema del cine de aventuras con uno que en realidad no tiene tanto de ello. Suena a contradicción, pero funciona a la maravilla y resulta en una cinta enriquecedora.

 

9. LA TORTUE ROUGE. (Michael Dudok de Wit, 2016)

Otra película que con sus rupturas de fórmula logra resultados dignos de un clásico. Más aún, el desafío de Dudok de Wit es por partida doble: animación sin diálogo alguno.

La anécdota de La Tortuga Roja la hemos visto una y otra vez en las películas de naufragios y supervivencia. Sin embargo, aquí el director parte de ello para transformar esa historia en una memorable odisea sobre la fragilidad de nuestra existencia y lo relevante que aún es el amor en ella. ¿Coco? Esta cinta es el verdadero triunfo del cine de animación estrenado este año.

 

8. MANCHESTER BY THE SEA. (Kenneth Lonergan, 2016)

La lacrimógena tragedia de Kenneth Lonergan es, discutiblemente, también su cinta más redonda a la fecha. Historia sobre duelo tanto como coming of age, Manchester by the Sea tuvo un muy tardío estreno en nuestro país, pero eso no es impedimento para apreciar la gran mano del director que nos entregó las posibles mejores actuaciones del año en Casey Affleck y Michelle Williams.

 

7. PERSONAL SHOPPER. (Olivier Assayas, 2017)

¿Thriller sobrenatural? ¿Historia de fantasmas? ¿Estudio sobre cómo interioriza la tristeza la generación millennial? De todo hay un poco. Lo cierto es que Olivier Assayas empleó elegantemente  esas herramientas para traernos en Personal Shopper un filme de diversas lecturas que se deja ver, cuando menos, tres revisiones sin perder interés. Y es que cuando tu carta de presentación es la mejor versión de Kristen Stewart, quien precisamente se ha erigido en prodigiosa intérprete de la mano de este director, la cinta en cuestión cumple y es obligada.

 

6. HELL OR HIGH WATER. (David Mackenzie, 2016)

David Mackenzie, apoyado en el gran guión de Taylor Sheridan, confecciona sin miramientos al antihéroe de nuestra época (al menos en Estados Unidos) en la piel de dos vaqueros que con una serie de sendos asaltos bancarios le cobran sus deudas al sistema que las provocó. Un western bronco y realista. Hell or High Water es una esplendorosa radiografía de ese Estados Unidos abandonado (y armado) que votó a Trump más por resentimiento que por conveniencia. Puntos aparte a un fastuoso Jeff Bridges.

 

5. GET OUT. (Jordan Peele, 2017)

Tiene ya unos años que el género del horror ha sido el vehículo predilecto para filmar diversas metáforas de forma original y con resultados trascendentes. El fenómeno de este año llevó por título ¡Huye! y lo firma el debutante Jordan Peele en clave de comedia. Quizás su prestigio se debe a ese tono de humor, o quizás a su contundente pero elegante modo de abordar el racismo condescendiente. Quizás es todo y más, pues lo que logra Peele con este filme es un mensaje que ha calado sin distinción y crea conciencia. “The Sunken Place” ya es una secuencia clásica del cine. Una cinta absolutamente brillante.

 

4. BLADE RUNNER 2049. (Denis Villeneuve, 2017)

Maltratada por la taquilla e incomprendida y vapuleada por un sector fanático, Blade Runner 2049 es una maravilla visual que tal vez requiere más de una lectura para ser completamente apreciada. Cierto es que la labor de Roger Deakins en la fotografía se lleva las palmas, pero lo que Denis Villeneuve propone debajo de ese envoltorio es una reflexión que no le pide nada a su antecesora. 2049 va a requerir unos buenos años para aterrizar todo lo que deseó proponer, pero cuando lo haga se verá entonces como la obra mayor que es.

 

3. DUNKIRK. (Christopher Nolan, 2017)

Para bien y para mal, nadie manipula con tanta pericia las herramientas cinematográficas en la actualidad como lo hace Christopher Nolan. Su más reciente truco: Dunkirk. Una obra ¿antibélica? que apuesta tanto por un espíritu patriotero como por la ambigüedad de posturas en plena guerra. Todo contado desde tres distintos frentes (agua, mar y tierra) que Nolan, apoyado de forma absoluta en la edición y como nunca en la labor de Hans Zimmer, hila en una obra que apabulla los sentidos. ¿Escasa de historia? Cierto, pero el principio único de Dunkirk es provocar emociones y lo logra estupendamente.

 

2. I, DANIEL BLAKE. (Ken Loach, 2016)

Que I, Daniel Blake se narra casi como un teleplay, no se niega. Que Ken Loach dejó toda sutileza a un lado para manifestar su tradicional oda a la clase obrera y los desfavorecidos, también. Sin embargo, es admirable su ejecución de autor, su dirección espontánea de actores, su insistencia en reprobar y señalar al régimen capitalista. Su integridad. Y como buen cineasta con oficio, una vez más logra que una historia local repercuta de forma global. Es pues una película urgente para esta época. Relevante.

 

1. GOOD TIME. (Benny y Josh Safdie, 2017)

Difícil explicar cuál es la característica en la obra de los hermanos Safdie que se ha ganado tanto favor de la crítica en todo el mundo. Good Time parte del malogrado asalto ejecutado por un par de hermanos y posterior arresto de uno de ellos, para contar una historia que más bien es el tour de force de un joven (grandioso Robert Pattinson) amorosamente atormentado en un Nueva York que nada tiene que ver con el de las postales.

La hilarante y surrealista noche que proponía Scorsese en After Hours (1985) combinada con el discurso del primer Spike Lee. Esta es una película salvaje y a la vez controlada. Se siente terrenal e inspiradora. El “Good Time” que vende su título no ofrece sonrisas ni dicha, sino una radiografía obscura de la condición humana. Y fue en el cine del 2017 una experiencia única que azota al espectador y lo hace rehén por semanas.