La mañana del 29 de mayo de 1995, un poco después de iniciar su noticiario radiofónico, Francisco Esparza Acevedo dio la noticia: me acaban de informar que el profesor Roberto Ramos Dávila ha fallecido, el cronista del estado y su ciudad capital.
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Recuerdo que al día siguiente hubo diferentes manifestaciones de duelo: todos los periódicos abordaron al personaje y sus diferentes actividades; desde columnas y notas concurrieron para resaltar el trabajo. El Imagen de entonces publicó una página en color negro, era la expresión que daba ante uno de sus colaboradores.
En la Escuela Normal Manuel Ávila Camacho –su alma mater-, en Palacio de Gobierno, en las marchas por las calles de la ciudad hubo guardias y actos de reconocimiento a una persona estimada y escritor leído en diferentes corrillos.
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En esos días circulaban tres textos de la autoría del maestro Ramos Dávila: la biografía de Luis de la Rosa Oteyza –el documento sirvió de base para solicitar el traslado de los restos al Mausoleo de las personas ilustres de Zacatecas, sita en el cerro de La Bufa, en 1996-. Otro volumen era El porqué del orgullo zacatecano, el librito –por sus dimensiones- era una reseña histórica y política de los acontecimientos ocurridos en la región, pero eran considerados en “la llamada historia nacional”. El tercero es Zacatecas, síntesis histórica; éste lo elaboró con un grupo de personas que le colaboraban en el Centro de Estudios Históricos de gobierno del estado.
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No soslayo, él fue un político muy del régimen priista. Tuvo buena relación con don Genaro Borrego; excelente relación con don Arturo Romo. Era parte de la generación del general Fernando Pámanes y don Guadalupe Cervantes.
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El trabajo historiográfico del profesor Roberto Ramos Dávila (14 de julio de 1928 – 29 de mayo de 1995) se registra desde la década de 1950, cuando obtuvo los primeros lugares en los juegos florales, con los ensayos Víctor Rosales, benemérito de la patria (1958); Francisco García Salinas, gobernante modelo (1959); Luis Moya, ensayo biográfico (1961) y Felipe Berriozábal, ensayo biográfico (1962).
Como cronista publicó textos que hoy día son recordados y citados, como Versiones de la Batalla de Zacatecas (varias ediciones); Plazas, plazuelas y jardines de Zacatecas (tres ediciones) y Calles y callejones de Zacatecas.
Además de laborar como profesor en diferentes instituciones (en primarias al interior del estado y en la capital; Normal Ávila Camacho; y Centro de Actualización del Magisterio) y de colaborar en periódicos de los 60 y 70, en 1976 fue designado cronista de la ciudad de Zacatecas; en 1992 tomó posesión como cronista del Estado y de su capital.
Una obra distinguida e influyente entre la ciudadanía eran los calendarios que anualmente emitía el Ayuntamiento capitalino. Entre 1984 y 1995, fueron publicados los calendarios que traían a colación acontecimientos de personas, acciones políticas, gubernamentales y de las guerras civiles pretéritas. Hoy día, todavía algunos periódicos siguen reproduciendo las fichas de datos pretéritos. El autor era muy secular.
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El reconocimiento al trabajo del maestro Roberto Ramos Dávila se sitúa en las citas y la permanente revisión de los trabajos anteriores.
Hay bibliotecas con su nombre y la asociación estatal de cronistas lleva su nombre.
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Para preservar su memoria y seguir difundiendo su trabajo, la familia Ramos Castanedo integró una Fundación, la cual, desde 1996 se ha dedicado a publicar textos del maestro y de las nuevas generaciones de historiadores. Cito de la maestra Leticia Ramos Castanedo: “Desde 1998 hemos publicado y distribuido gratuitamente Plazas y plazuelas de Zacatecas, Mural del Palacio de gobierno, Calles y Callejones de Zacatecas, Zacatecanos en la Revolución y Zacatecas contemporáneo del profesor Ramos Dávila.
El catálogo de autores externos de la Fundación lo integran Las profesoras del partido de Zacatecas. La educación de la mujer en el siglo XIX de Teresa Pescador; Doña Catalina de Zúñiga Río Loza, audaz propietaria de Jorge Salmón; Monografía litográfica zacatecana de Enrique Salinas; La educación de las mujeres zacatecanas durante el régimen porfirista: género, alcances y oportunidades laborales y El ejercicio de la violencia en Zacatecas durante el porfiriato de Norma Gutiérrez Hernández; El juicio político al gobernador Alfonso Medina Castañeda de José Vela Cordero; Impresos de 1824 de María del Socorro Correa Mercado y Leticia Ramos Castanedo; La Casa de Moneda provisional de Zacatecas, 1810-1821 de Elva Martínez Rivera; El nacimiento de un nuevo Estado y la formación de nuevos actores políticos en el Congreso de Mario Núñez Morales; De camposanto a cementerio de Christian Manuel Barraza Loera; Las letras antes de la Revolución: la primera revista zacatecana literaria de Berenice Reyes Herrera.
También están los ensayos “La construcción del estado mexicano. Una monarquía constitucional para un pueblo monárquico: 1820-1825” de María Monserrat Marín del Campo Varela; “La secularización del matrimonio en Zacatecas, 1857-1877” de Manuel de Jesús Arroyo Monsiváis; “El adulterio femenino en el Zacatecas porfirista” de María Magdalena Calcanáz Gutiérrez, “El Banco de Zacatecas, 1891-1914” de Elia Castañeda Martínez. Los libros Entre militares, mineros y artistas. La historia de la migración alemana en Zacatecas, 1825-1835 de Manuel Sánchez Sánchez; Aproximación a la historia de la psicosis en Zacatecas, de Luis Flores Pérez; y Semblanza Histórica de la Enfermería en Zacatecas de Margarita Ramos, Isabel Martínez Salazar, Eva Gámez Medina y Lilia Gutiérrez Guerrero. Este año es publicado Los decimonónicos. Nombres, episodios, publicaciones, díceres… de Marco Antonio Flores Zavala –un viejo colaborador de la Crónica-”.
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En fin, registro tantos in del maestro Ramos Dávila, quien me obsequió amistad, maestría y lectura.