Por David Monreal Ávila
· Una vida sin ellas
El día de hoy miles de mujeres se sumaron al paro nacional como simulacro de su propia desaparición.
La medida ha desatado opiniones y reacciones de lo más diversas.
Como hombre y como servidor público me solidarizo con esta actividad que nos recuerda la enorme importancia diaria de las mujeres en nuestra sociedad, lo cual es importante ante la ideología machista que minimiza e invisibiliza su actividad.
Según datos de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, la desventaja que enfrentan con respecto a los hombres es clara, pues su ingreso anual promedio es 54.5% más bajo, la tercera brecha de género más alta de los 37 países que conforman la OCDE.
En 2017 el Conapred reveló que en México, los hombres reciben en promedio un ingreso laboral por hora trabajada 34.2% mayor al de las mujeres. Si bien esta brecha salarial varía por tipo de trabajo e incluso por estado, es evidente que la discriminación de género en el ámbito laboral aún es una realidad en nuestro país.
Junto con el reparto desigual del trabajo no remunerado (casi siempre el doméstico o relacionado con el cuidado de los hijos), y la violencia contra las mujeres, la brecha salarial es considerada por la OCDE como los problemas más importantes a resolver.
Es importante destacar que todos estos aspectos en su conjunto se encuentran vinculados y derivan en la inhibición de la participación femenina en la vida pública de nuestro país. Recordemos también que México fue el último país de Latinoamérica en consolidar el voto de las mujeres en 1953, hace sólo 67 años.
A propósito, en las manifestaciones de ayer resaltó la presencia de mujeres mayores que vivieron la época del voto exclusivamente masculino, con pancartas en las que se leían frases como: “Lo que no tuve para mí, que sea para ellas”, recordando una vez más el compromiso histórico que tenemos para resolver las cuestiones de género.
Sin volver a mencionar las multicitadas cifras de violaciones, acoso, feminicidios y desapariciones de mujeres en México, debemos aceptar el ambiente de violencia en el que vivimos y al que probablemente hayamos contribuido, de otro modo no podremos aspirar a transformar nuestra conducta para modificar la realidad que vivimos.
El ejercicio de hoy nos permitirá sentir de forma simulada la ausencia de un día sin ellas, que sin duda es difícil, de este modo podremos empatizar con quienes deben vivir toda una vida sin su hija, madre, esposa, amiga…
Hoy todas y todos decimos: ni una más, ni una menos. ¡Vivas las queremos!