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…..y Ricardo el gandalla pinta madrazo al PAN.
Apenas dos semanas y media le duró el duelo dedicó la grotesca y pútrida partidocracia mexicana. Tras los devastadores terremotos que sacudieron el mes patrio y en medio del dolor por las víctimas fatales y de quienes lo perdieron, resultó efímero el manto de esperanza y los vientos de solidaridad que descontaminaban el ambiente político.
Vaya, hasta los alardes de qué partido o mesías se despojaba verbalmente más rápido de las prerrogativas que se les suministra generosamente año con año y, de devolver parcial o totalmente la descomunal partida presupuestal para las campañas presidenciales; se esfumaron tan velozmente como exgobernador en fuga.
Pero bueno, el monumental engaño y el oportunismo de toda esa camada de insectos caníbales han quedado registrados en la memoria del colectivo, el que sin lugar a dudas les aplicará su antídoto digitus/medius-rectal el día de la jornada electoral del 2018.
El caso es que la amenaza de Margarita Zavala de irse por la libre si el dirigente-aspirante presidencial de su ahora expartido no se decantaba por una de las dos cachuchas que porta y se definía a tiempo el método de selección del candidato panista o del frente que aglutina a la derecha, a la izquierda y a expriístas.
Maltratada por el desdén de Anaya (des)Cortés y presionada por los tiempos legales para registrarse como aspirante a la candidatura independiente, la exprimera dama y cónyuge de Felipe Calderón, se vio obligada a renunciar al partido que la cobijó por tres décadas.
Zavala Gómez del Campo cultivó en poco más de 30 años una trayectoria personal dentro de Acción Nacional y se ganó el respeto de líderes doctrinales y el aprecio de una generación de panistas que desempeñaron honradamente cargos públicos en tiempos en que el partido gozaba de cierta credibilidad.
La noticia de su renuncia al PAN eclipsó los trabajos de remoción de escombros de las construcciones colapsadas o dañadas por los terremotos. Una vez entregada la carta de renuncia, por un mensajero, Margarita acaparó la atención de los noticiarios y los titulares de la prensa escrita. El golpe estaba dado y era hora de retomar la refriega por la sucesión presidencial.
Ni tardo ni perezoso, el triaspirante López Obrador terció y reconoció a Zavala como la mejor posicionada del PAN, además de señalar de gandalla a Ricardo. En el viaje aprovechó para hundir la viperina en la yugular de Osorio Chong, el novio priísta tricolor que muy probablemente se quedé vestido y alborotado, al que el tabasqueño también ubica como el puntero dentro de su partido.
Las reacciones del panismo fueron mezcladitas. El primer exgobernador panista, Ernesto Ruffo Appel, se dejó caer la greña y celebró la salida del pus. Anaya Cortés en primera instancia se apoyó de un cliché y lamentó la decisión. Y los senadores adictos al calderonismo amenazaron con mantenerse dentro del partido para fregar a la borrega.
Transcurrieron dos días de la renuncia y fue entonces que Ricardo Anaya Cortés dimensionó el tamaño del boquete, cuantificó los daños al partido y al frente, pero sobre todo concibió cuánto más decreció su imagen y persona.
Misógino y descortés como realmente es, el supuesto chico maravilla de Querétaro comenzó a sacar su pus y acusó a Margarita Zavala de buscar beneficiar al PRI con su salida y de su eventual candidatura presidencial por la vía independiente.
Con este nuevo frente abierto el novel dirigente panista tiene tres fugas de fluidos: de bilis, por la exigencia púbica de transparentar el vertiginoso incremento de su patrimonio familiar; de sangrepor la guerra imaginaria que sostiene con el priismo y, de pus por las renuncias de los Calderón-Zavala y Luege Tamargo, al PAN.
Ya entrada en gastos, Margarita sabe que vienen los verdaderos guamazos, iguales o peores de los que recibe su marido. Tendrá que acostumbrarse y a no sacarle, por el contrario, le viene una oportunidad de demostrar que las puede sola y que su condición de mujer no le servirá de escudo. Mucho menos ser la cónyuge de un expresidente.
No arranca nada mal. Algunas casas encuestadoras le pronostican un cuarto lugar y a lo mucho un 10 o 12% de los votos emitidos. Otras la colocan hasta con un 20% de preferencia electoral. La verdad es que a las encuestas no hay que creerles porque son poco confiables y son manipuladas conforme a los escenarios, al menos aquí en México.
Si de posibilidades se trata, Margarita Zavala escala a los dos dígitos en los momios a nueve meses de la elección. Muy por encima del 7% que su marido tenía cuando se aventuró por la candidatura panista en el 2005. También sería histórico para una mujer aspirante presidencial si tomamos en consideración que Cecilia Soto alcanzó el 4% con el PT en 1994.
Las emociones fuertes todavía no empiezan y el machismo político mexicano ya actúa como borracho. Tranquilos señores, apenas si es una Margarita, o no están preparados para tragar tequila frappeado?. Aguas con la cruda.
P.D. Dicen, cuentan que en Chihuahua el CJ incuba candidatos en el PRI y MORENA.