Marco A. Flores Zavala.
Diciembre 10 de 1914. El gobernador José Trinidad Cervantes Román (teulteca de 1871) era un general hecho en la guerra. Ésta la vivió en la oposición armada al gobierno de Victoriano Huerta.
El general Cervantes impulsó la integración de la División del Centro, la que operó la lucha armada en Zacatecas. Intervino en la Convención de Aguascalientes.
En la junta revolucionaria fue voz y voto. Las crónicas no lo reportan como orador. Pero sí fue ponderado su sufragio junto a los otros zacatecanos, como Pánfilo Natera, Carlos Manuel de la Vega, Tomás Domínguez, Santos Bañuelos y Francisco Murguía.
Cervantes no era un hombre ajeno a los cambios culturales de su época. En 1911 se autodenominaba como un industrial extraño a la política de la villa de san Juan Bautista del Teul.
En el ejercicio gubernamental de Cervantes percibimos su peculiar revolución, producto más de su concepción cultural que en la emergencia de la babel revolucionaria.
Indicamos tres referencias para ubicar parte de las incisiones de su revolución. Miremos cómo culturalmente propició cambios en el paisaje.
En el decreto mediante el cual devolvió la administración de las haciendas de San Tiburcio y El Calabazal a sus dueños, una condición fue la incorporación de “enseres modernos para labranza.”
Se percibe que la maquinaria cambió el paisaje del semidesierto. Los hombres tuvieron herramientas para el trabajo. El peonaje entonces mudó.
Otra seña es la autorización para promover la construcción de la presa Excamé. Ésta sería alimentada por las corrientes de los ríos de la región de Tlaltenango. Los promotores de la empresa eran vecinos del área.
La propuesta fue justificada por el afán de progreso y el interés de que los hombres armados pasaran al trabajo que genera la riqueza.
La tercera referencia es la redistribución territorial de las municipalidades de Tepechitlan y san Juan Bautista del Teul. Comunidades de la primera las trasladó al dominio del Teul.
El fin era que el pago de impuestos se hiciera allí y no en Tlaltenango.
El cambio sí era para fortalecer la municipalidad del gobernador. También para disminuir una de las tensiones de los propietarios del Teul, que desde tiempo atrás mantenían resistencia al dominio de Tlaltenango.
Entonces, el uso de herramientas para trabajar la tierra; la construcción de una presa; y, la redistribución del territorio significó un cambio evidente en el paisaje. Los hombres intervinieron en las mutaciones del horizonte zacatecano.
Imagen: Presa Excamé, sita en el municipio de Tepechitlán.