Luego de varios años de explorar la relación entre ferrocarril y literatura, no sólo en México sino también en otras literaturas, sobre todo en los autores de la época victoriana inglesa, como Charles Dickens, el investigador Sergio Ortiz Hernán decidió indagar cómo estaba esa relación en las letras mexicanas. Así descubrió que Mariano Azuela no es sólo el iniciador de la novela Revolucionaria, sino el primero que hizo del ferrocarril un personaje pleno en las letras mexicanas.
Esto queda de manifiesto en el libro Mariano Azuela. Creador del ferrocarril como personaje en las letras mexicanas, editado por la Dirección de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que fue presentado en el Museo de Arte de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado, con la participación de los investigadores Miguel Guadalupe Rodríguez Lozano y Alberto Vital, así como el autor y María Teresa Márquez Martínez, directora del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero.
Sergio Ortiz Hernán, autor de numerosos trabajos y traducciones sobre ferrocarriles y caminos de México, política y planeación de la ciencia y la tecnología, comercio exterior e integración económica latinoamericana, explicó en entrevista que al adentrarse en la literatura mexicana sobre la Revolución se percató que autores como Rafael F. Muñoz y Martín Luis Guzmán, entre varios otros, hablaban del tren en sus obras.
“Azuela es el iniciador de la novela de la Revolución, el subgénero empezó con sus novelas, la primera es Andrés Pérez, maderista, publicada en 1911, donde ya aparece el ferrocarril, que es un sistema integral de transporte que está formado por un equipo rodante pero también por todo un sistema. En Andrés Pérez, maderista el ferrocarril se aproxima a ser personaje, pero todavía no lo es. En esta exploración me di cuenta de que era más científico hacer una relectura en orden cronológico para ir situando la obra de Azuela en las distintas etapas por las que pasó. Así me di cuenta de que ya en un relato de 1896, titulado La campana sonó, ahí está el tren y la estación, pero muy lejos de ser un personaje.
“En una lectura cronológica fui viendo cómo el ferrocarril acrecentaba su presencia según pasaban las etapas de Azuela y avanzaba el tiempo del escritor el histórico del país. Azuela es el creador del ferrocarril como personaje pero también el iniciador de la novela de la Revolución”, aseguró el investigador formado como economista en la UNAM y en el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES), de Santiago de Chile.
En Mariano Azuela. Creador del ferrocarril como personaje en las letras mexicanas, está detallada la progresión del ferrocarril en la obra de Azuela, que primero aparece como un aspecto más de la vida de los personajes hasta que se vuelve un personaje pleno y protagonista. En el libro se puede ir siguiendo esta secuela, este progreso en la conversión del ferrocarril en personaje, pero con todo un contexto.
“Desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, el ferrocarril fue el medio de transporte, su presencia era constante en la vida de todo mundo, influía en todo. Cuando se volvió el medio más moderno de su época tuvo efectos económicos y sociales impresionantes. Después, cuando competía con otros medios, seguía teniendo presencia. En muchos países del mundo el ferrocarril sigue siendo parte de la vida cotidiana de la gente porque es un medio de transporte de pasajeros que está mejorando y en lugares como Europa es todavía un medio dominante o entre los principales.
“En esos países el tren sigue siendo algo vivo. En México, lamentablemente para las generaciones de ahora, ya no, salvo en el tramo de la Sierra Tarahumara, donde todavía hay transporte de pasajeros y en un tramo que conecta a poblaciones mineras de Durango”, señaló Ortiz Hernán, quien durante su gestión al frente del Museo Nacional de Ferrocarriles Mexicanos formuló y puso en práctica el Programa Nacional de Rescate del Patrimonio Histórico y Cultural de los Ferrocarriles Nacionales de México, a lo largo de toda la red ferroviaria del país.
Miguel Guadalupe Rodríguez Lozano, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, en el área de literatura latinoamericana contemporánea, consideró que Mariano Azuela. Creador del ferrocarril como personaje en las letras mexicanas, continúa de un modo u otro con el especial interés del autor por trascender una mirada esquemática del papel del ferrocarril en la historia social y cultural de México. Sin embargo, precisó que esta vez lo hace desde la experiencia de la literatura y en concreto desde la producción literaria de uno de nuestros más conocidos escritores: Mariano Azuela.
“La elección no es gratuita, Ortiz Hernán ha estudiado la presencia del ferrocarril en varios de los autores mexicanos desde el siglo XIX, él sabe reconocer que de los varis escritores, quien realmente construye al ferrocarril como personaje es el autor jalisciense, de ahí el título y el interés por destacar el modo en que Mariano Azuela presenta al ferrocarril, cómo lo logra y en qué obras se muestra más el fenómeno.
“En esta línea temática de aparente sencillez el lector se enfrenta a un libro erudito, lleno de referencias, de diálogos constantes con la crítica literaria, con historiadores, con otros escritores mexicanos e internacionales y con una interrelación entre la historia, la biografía y la literatura”, expresó Rodríguez Lozano.
Para concluir su participación, el investigador aseguró que Mariano Azuela. Creador del ferrocarril como personaje en las letras mexicanas, se convertirá en una obra de referencia obligada para tener una mayor visión no sólo de la vida y obra de Azuela, sino de la importancia del ferrocarril en la historia de México.
Alberto Vital, también investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, indicó que los libros de Sergio Ortiz Hernán saben combinar la erudición y la amenidad, la especialidad y la amplitud de miras, la disciplina y la multidisciplina. “Sergio narra y analiza, conversa y escudriña, ordena y abre una suerte de aspersión de posibilidades de examen y cotejo.
“Si contáramos todos los datos nuevos y revisitados que incluye el volumen no acabaríamos nunca. Hay que considerar que cuenta con siete capítulos, ocho apéndices y que cada uno significa un pequeño tratado sobre temas tan diversos y afines como la comparación literaria entre La fiesta de las balas, de Martín Luis Guzmán, y Oro, caballo y hombre, de Rafael F. Muñoz”, dijo.
Sergio Ortiz Hernán ha publicado, entre otros libros, Los ferrocarriles de México. Una visión social y económica, en dos tomos: La luz de la locomotora y La rueda rumorosa; Caminos y transportes en México. Una aproximación socioeconómica: fines de la Colonia y principios de la Independencia, así como Y López Velarde también se subió al tren.