Villa, un hombre de paso
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Zacatecas, Zac.
lunes, Mar 3, 2025
Por Marco Antonio Flores Zavala
Junio 23 de 1914: La entrada triunfal de los constitucionalistas (Divisiones del Centro y del Norte) no significó la paz en la ciudad de Zacatecas. Siguieron fusilamientos, ajusticiamientos, delaciones de militares vestidos de paisanos, destrucción de edificios, saqueos discretos, y ocupación de casas y oficinas.
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El cambio de signo político fue evidente: El general Manuel Carlos de la Vega se hizo cargo de la administración estatal –ya era gobernador con sede en Sombrerete-.
Por cierto, el general Ángeles, el estratega de la batalla, fue destituido como subsecretario de Guerra en el gobierno de Carranza.
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El general de división Luis Medina Barró dejó Zacatecas y fue a la dirección del cuerpo del ejército federal en San Luis Potosí. Luego, en los días de fuga de Victoriano Huerta, fue el militar que capitaneó una fuerza política para que fuese reconocido como el nuevo presidente de la República. No lo consiguió.
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El miércoles 24 de junio de 1914, la vetusta ciudad olía a pólvora, heces de caballo y muerte.
Hay fotografías y cientos de relatos que testimonian las secuelas de la batalla. La muerte fue evidente. Pero la derrota la significan en la destrucción del Palacio Federal.
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Zacatecas, no del todo villista
La revolución proyecta, de botepronto, múltiples sinónimos: Emiliano Zapata, Francisco Villa, Francisco I. Madero, la Constitución de 1917, el plan de Ayala, las soldaderas y sus juanes.
En Zacatecas, las más de las veces, la revolución suele mirarse a través de la historia militar de la toma de junio de 1914. Presente Francisco Villa en esa hecatombe, es proyectado como el hombre del momento.
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Sin hacer contrapunto a esas narraciones, repasemos dos secuencias acerca de la presencia de Villa en Zacatecas. La primera es la del mudable rumor. En el primer lustro de 1900, fue citado en telegramas que indicaban su deserción del ejército.
Las misivas fueron recibidas en Nieves y Sombrerete. Unas veces lo llamaron Doroteo Arango y otras veces Francisco Villa. Pretendían su detención. No ocurrió.
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En 1911, el revolucionario es un líder en ciernes que batalla en Chihuahua. En Zacatecas existió el temor, declamado en la prensa y los rumores: “que el bandido” arribaría al estado para causar disturbios. No ocurrió.
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Cuando Villa volvió a la lucha armada, en 1913, para combatir el gobierno de Victoriano Huerta, formó un contingente impresionante. Y logró tener el control sobre Chihuahua y una parte de Durango y Coahuila.
Si bien tuvo como adversario de guerra al ejército, agregó como opositores a quienes reconocieron como jefe de la revolución a Venustiano Carranza. Fue así, porque los suyos eran proyectos políticos diferentes.
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En Zacatecas, en 1914, convivieron los tres proyectos político-militares. La capital del estado reconoció como jefe político nacional al general Huerta. En Sombrerete se asentó un gobierno revolucionario que reconoció a Carranza como su dirigente. Aquí se congregaron los revolucionarios de las regiones de Tlaltenango y Juchipila.
En cambio, un par de revolucionarios de extracción zacatecana participaban en las fuerzas de la División del Norte. El más visible es el general jalpense José Isabel Robles.
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Es decir, Zacatecas fue territorio de todos. El panorama cambió tras la batalla de junio de 1914. Sumadas las fuerzas de Natera a las de Villa, y derrotado el ejército federal, la región se presumió villista. Sin embargo, el avance de los carrancistas al centro del país impidió que la División del Norte concurriera.
Villa retorno a Torreón. Luego vino la posibilidad de conciliar los proyectos políticos a través de la Convención de Aguascalientes. En ella intervinieron representantes de las fuerzas revolucionarias.
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Entonces Villa volvió a territorio zacatecano. En septiembre de 1914, cerca de Guadalupe, se celebraron conversaciones políticas para avenirse. Allí estuvo el denominado Centauro del norte. Luego siguió al centro del país, cuando se tomó la foto con Emiliano Zapata.
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Continuaron las batallas. Villa y el proyecto político de Carranza no se conciliaron. Menos ocurrió cuando los revolucionarios de Sonora se fueron imponiendo. Villa, el otrora poderoso jefe de la División del Norte fue relegado, hasta ocurrir su asesinato el 20 de julio de 1923.
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En este tenor, la entidad en la fase armada de la revolución (1911-1916) no fue villista. Quizá en el año de 1914, los gobiernos estatales pueden reputarse como tales; pero fueron más próximos a la Convención de Aguascalientes.
Los gobernadores de 1914 fueron Manuel Carlos de la Vega (julio-noviembre de 1914), Trinidad Cervantes (noviembre – enero de 1915) y Pánfilo Natera (enero-agosto de 1915).
Cada uno tuvo su estilo he hizo una secuencia que nos da cuenta qué tipo de revolución hubo en la región.