Por Gabriela García
El pasado 14 de diciembre el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE), 2021, esto de conformidad con la iniciativa Para una Vida Mejor: Midiendo el Bienestar y Progreso, un ejercicio que fue ideado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ha desarrollado lineamientos para medir el bienestar de las personas y el progreso de las sociedades a nivel internacional.
También se especificó que esta es la primera medición en México aplicada a mayores de 18 años tanto de áreas urbanas como rurales y que los datos fueron recabados del 3 de junio al 23 de julio de este año con el fin de disponer de cifras sobre la percepción que los mexicanos tienen sobre su bienestar. Con este formato se responden preguntas sobre cómo influyen aspectos de la vida personal, familiar, laboral y social de los adultos de una nación, como es obvio esto es algo subjetivo denotando el estado anímico que tiene la gente con base en las condiciones materiales en que se desarrolla, es algo así como medir la felicidad que hace un año pedía el presidente de México.
En aquel tiempo ya se analizaba que medir el bienestar usando como parámetro una declaración del encuestado produciría datos sin mucha utilidad para definir las políticas públicas del estado mexicano. Aun así creo que el gobierno de México esperaba “otros datos” que reflejaran que con el llamado gobierno de la transformación la gente era feliz, feliz, feliz, como sugiere López Obrador, pero con la ENBIARE se demuestra que no.
Y al contrario los datos del INEGI nos deben alertar porque la población estudiada presenta problemas, por ejemplo: El balance anímico alcanzó un promedio de 5.07 considerando una escala de -10 a +10 y son las mujeres quienes se posicionan por debajo de los hombres; el balance entre haberse sentido con energía o vitalidad en contraste con haberse sentido cansado o sin vitalidad es el indicador que presenta un menor puntaje: 4.24 en el total de adultos; 3.73 en las mujeres y 4.81 en los hombres.
Pero hay más, la población con síntomas de depresión asciende a 15.4% de la población estudiada, pero entre las mujeres es de 19.5 %. Y esto no acaba, pues el 19.3% de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, y el 31.3% registra síntomas de ansiedad mínima. Además de pobres estamos enfermos pues.
Con estos datos se concluye que los factores objetivos en que se desarrolla la gente influyen directamente en su bienestar. Como parte del estudio se habla que lo que incide en esta condición están el haberse quedado sin trabajo o el pedir dinero prestado para sufragar gastos en algún momento del último año, pero también se suman como condicionantes la falta de obras y servicios públicos, es decir, el carecer de agua potable, de drenaje, en calles sin pavimento llenas de basura y lodo, etc.
Para esto el INEGI también dio datos: entre julio de 2020 y julio de 2021un 14.8% de los participantes perdió su empleo o sufrió el cierre de su negocio del cual dependía el sustento de su familia y al menos un tercio tuvo que pedir prestado para pagar la renta, agua, luz, despensa alimentaria, medicamentos y colegiaturas.
Claro que Zacatecas no escapa de este balance, ocupamos el quinto sitio en cuanto al buen estado de ánimo, vitalidad, energía, sonrisas y alegría al posicionarnos con 4.72 puntos porque aquí se suman todos los factores tomados en cuenta en la medición de ENBIARE pero se agrega el de la inseguridad, cáncer que no se ve para cuando vaya a terminar, por eso, estoy segura que mis posibles lectores coincidirán conmigo: el mayor anhelo para el año venidero es paz y tranquilidad para todos los zacatecanos. No pedimos más para ser felices.